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El firme propósito de superarse

El firme propósito de superarse
04 de abril de 2011 - 00:00

Cerca de las 10:00 de ayer y Adrián Morán apenas se levantaba para comenzar a disfrutar su último día de vacaciones. Él, a partir de hoy, entra a estudiar en octavo de básica del colegio réplica Vicente Rocafuerte, ubicado cerca del Plan Socio Vivienda, en  Nueva Prosperina.

Adrián, de 11 años, mostraba la típica reacción de un niño cuando interrumpen su sueño, combinado con un poco de timidez.

Tiene muy claro que debe estudiar, pues no quiere ser “vago” como sus hermanos. Su principal, meta profesional es ser arquitecto para lo cual está consciente de que no puede quedarse en ninguna materia para pasar directamente a la Universidad de Guayaquil.

Morán escogió esta institución  porque su tío  realizó los estudios superiores en la Estatal. Lo admira por su independencia, “cuando él era pequeño no le gustaba que lo ayudaran”, indicó.

Amparo Arroyo, mamá de Adrián, contó, sonriendo, que su hijo prefiere hacer solo las tareas.

En caso de no escoger arquitectura, la otra carrera que le llama la atención es Ingeniería Civil.

Su hermano Leonardo, de 13, utilizó dos palabras para describirlo: inteligente y “sabido”. Explicó que Adrián no necesita  prepararse previo al ingreso de clases, ya que atiende en todas las materias.

“Es responsable. Apenas llega, se baña y  hace  los deberes. Le gusta estudiar y como meta se propuso ser el primero del curso en este año”, contó Leonardo, quien va a noveno.

Otra cualidad de Adrián es que es astuto, porque tiene la facilidad para negociar con sus hermanos.

Sus familiares lo recuerdan como un chico capaz desde muy pequeño. “Armaba legos y formaba unos muñecos como robots o hacía castillos. Ni siquiera podía hablar y ya tenía esas habilidades”, señaló Leonardo.

Sus materias preferidas son Estudios Sociales, Computación e Inglés, mientras que Matemáticas se le complica más. Para sociales se ha estado preparando con el objetivo de tener más conocimientos que el resto de los estudiantes.

Anteriormente estaba en la escuela Dr. Sócrates Pozo, donde era buen alumno y también relajoso. Sus notas eran de 17 en adelante. “Ya voy a ser más tranquilo en el colegio”, dijo el estudiante que terminó la primara. Su mayor preocupación es que en esta nueva etapa de su vida no conoce a nadie, pero su mamá está confiada en que apenas empiece a estudiar hará amigos.

Esta transición que experimentará Adrián a partir de hoy crea en él una mezcla de emociones. Está contento y nervioso al mismo tiempo. Sabe que debe portarse bien en el colegio y encontrar buenos compañeros para que no lo saquen por tener un mal comportamiento.

“Es un buen alumno, pero al mismo tiempo es inquieto. A mis hijos les gusta invitar a los compañeros a la casa o  a comer. Son populares”, indicó,  orgullosa, su madre.

Adrián refleja las características de un líder, puesto que dirige a los demás. Uno de los defectos que debe cambiar es que  se enoja con facilidad. “De la nada se altera. El hermano que es bromista lo molesta y a veces se pone agresivo”, señaló Amparo y dijo que está satisfecha con su hijo porque  se ha esforzado por tener buenas calificaciones.

“Soy bravo si me hacen disgustar. Por ejemplo, cuando  me  gritan cuñado (en referencia a su hermana Tatiana, de 15 años)”, afirmó  Adrián con cierta vergüenza.

“Gracias a Dios tiene el apoyo de mi cuñado, de sus abuelitos. He estado pendiente de sus estudios”, indicó Arroyo y recalcó que otra cualidad de su hijo es que puede hacer varios amigos.

A su corta edad ya piensa en proteger a sus 3 hermanos. Como en toda familia, pelean entre ellos, pero son unidos.

Si alguna persona trata de hacerle daño a uno, los demás lo defienden.

En medio de su inocencia  Adrián ya busca trabajar, aunque principalmente se enfocará en estudiar. Su horario de clases es desde las 07:00 hasta las 12:30. Está interesado en trabajar con Carlos, su hermano de 16, que arregla pisos.

Adrián cuenta con el apoyo de su familia para superarse académicamente. Carlos le ha enseñado divisiones y Tatiana le mostró cómo manejarse en Internet. Ya sabe usar Facebook, msn y cuando se aburre busca juegos de destreza, aquellos que lo llevan a pensar.

“En los días de clases no me entretengo, solo tengo libre los viernes, sábados y domingos. Mi rutina se basa en mis deberes y dormir”.

Respecto de su hora de descanso, Amparo se apresuró en contestar que sus hijos quieren ver hasta el último programa, por lo que tiene que retarlos para que vayan a dormir.

Silvia Arroyo, de 9 años, es la prima de Adrián y lo admira.  “Es cariñoso, le gusta compartir, no es peleón. Me ayudó a abrir una cuenta en Facebook y me enseña  matemáticas. Cada vez que lleva la libreta tiene buenas calificaciones”, contó.

Agregó que él ayuda a su mamá, hermanos y al abuelito. “Soy apegada a él. Me protege y defiende cuando quieren pegarme. Sueño que como arquitecto él construirá muchas cosas”, señaló Silvia.

Uno de los consejos que  Amparo da a sus hijos es que deben respetar a las compañeras y a las personas mayores.

“Me imagino que  la casa se llenará, porque a él le gusta que le haga reuniones. Los hermanos lo llaman Papi Bello, porque dice que es guapo”, señaló la mamá, entre risas.

Amparo deja ver su sonrisa de orgullo al imaginar que su hijo llegará lejos como arquitecto. “Le encantan las construcciones, le gusta edificar y hace dibujos de sus aspiraciones de cuando sea grande”.

Adrián está alegre por entrar a estudiar a la réplica del colegio Rocafuerte, aunque está nervioso por las tareas y los profesores

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