El casco comercial genera hasta 90 decibeles de ruido durante casi todo el año

El ruido que genera el tránsito en la intersección de Olmedo y Chimborazo, más la música que sale de televisores y radios en locales comerciales es algo a lo que Ramiro Cedeño, dueño de un negocio de ropa, está acostumbrado.

En el punto mencionado se producen aproximadamente 80 decibeles de sonido, lo que sobrepasa un 33% lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Cedeño asegura que sus oídos ya están adaptados al ‘acelerado’ ambiente del lugar. “Por aquí no he visto que alguna autoridad haga controles o ponga sanciones ejemplares a los bulliciosos”.

En los últimos años, el Municipio de Guayaquil y la Fundación Médica contra el Ruido, Ambiente Contaminantes y Tabaquismo (Fumcorat) han realizado estudios para determinar los índices de ruido en la urbe.

Ambas investigaciones determinaron que en la ciudad se produce entre 80 y 90 decibeles durante el día, siendo el casco comercial (centro) el sitio que más concentra este problema.    

Según estudios del Fumcorat, la situación se mantiene durante 11 meses cada año. Para diciembre, el índice auditivo contaminante aumenta a 120 decibeles.

Las calles Rumichaca, Colón, Lorenzo de Garaicoa y las avenidas 25 de Julio y Quito, entre otras, son las más críticas.  

También están áreas sensibles como hospitales (Luis Vernaza, Teodoro Maldonado y Francisco de Ycaza) y centros educativos como el colegio Aguirre Abad (av. de las Américas), Vicente Rocafuerte (calle Aguirre) y Guayaquil (av. Quito).

Para Francisco Plaza, titular del Fumcorat, se ha cumplido muy poco con las leyes que regulan y sancionan el ruido excesivo.

Por ejemplo, una ordenanza del Municipio impone una multa de entre el 12,5% y el 125% del salario mínimo vital mensual a quien altere “la actividad laboral o el descanso colectivo” con la producción de ruidos. “Pero el control es parcial y los resultados no son nada halagadores”.

En el Código Orgánico Integral Penal (COIP), el artículo 392 también sanciona con el 5% del salario básico ($ 17,7) y la pérdida de 5 puntos en la licencia de conducir al conductor “que use inadecuada y reiteradamente la bocina u otros dispositivos sonoros”.

El 6 de agosto pasado se recordó el Día Mundial contra el Ruido, y Fumcorat aprovechó para concienciar sobre el mal uso de los altoparlantes en locales comerciales y domicilios.

Los dispositivos tienen, al menos, 120 vatios de salida, lo que equivale a 60 decibeles -es decir, al límite de lo recomendado por la OMS para el horario diurno- “lo que es un ruido agresivo y ensordecedor”.

Especialistas consultados coincidieron en que la contaminación auditiva incide en varios problemas de salud.

El ruido que supere los 60 decibeles puede disminuir la capacidad auditiva total o parcialmente, comentó el otorrinolaringólogo José Astudillo.

También hay posibilidad de afectación en el aparato cardiovascular (taquicardia, hipertensión arterial, cardiopatías, infarto) y aparato digestivo (trastornos digestivos que pueden llevar a úlceras y hasta cáncer). Mientras que el siquiatra José Farhat manifiesta que la exposición a altos niveles de sonido genera mayor ansiedad y fatiga mental, “lo que se traduce en irritación y estrés”. Entre las gestiones que implementará la Alcaldía de Guayaquil estará la prohibición de usar altoparlantes en el interior de los buses de transporte urbano. Fumcorat también recomienda la siembra de árboles que sirvan como aislantes de sonidos. (I)