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Desde Manabí y Loja le llega el producto

El aroma del café molido aún seduce a los guayacos

Camargo atiende en su local, cerca de la Bahía, desde las 07:00. Sus clientes llegan de todos los sectores.
Camargo atiende en su local, cerca de la Bahía, desde las 07:00. Sus clientes llegan de todos los sectores.
Foto: Cortesía Juliana Vélez
08 de septiembre de 2016 - 00:00 - Gabriela Samaniego Rivas. Estudiante de la Uide

Sin duda el café molido es singular. No hay aroma que se le parezca, pues despierta olfatos, sacude narices y se ventila en pequeños locales que al paso despiertan las ganas por esta bebida caliente.

Uno de estos puestos es el de Francisco Camargo, quien sin necesidad de un letrero o de vistosas vitrinas atrae a la clientela a su pequeño local de venta de café molido, ubicado en Capitán Nájera 218 y Eloy Alfaro. Su negocio no siempre se ubicó allí, pero ya lleva 26 años dedicado a la venta del café en su forma no tradicional, es decir, tostado y molido.

Antes de vender café, Camargo era comerciante en la Bahía, pero  problemas lo llevaron a abandonar el negocio. “Comencé con un quintalito. Antes los carros lojanos llegaban a las 05:00 a la Plaza Central”. Ya no madruga ni hace filas para conseguir el producto. Por ser un comprador fijo, el café le llega directo desde Jipijapa o de Loja.

Camargo vende 600 libras de café a la semana. Atiende de lunes a sábado, de 07:00 a 19:00, y los domingos, hasta las 13:00.

La fragancia que atrae

Encontrar este tipo de café en  Guayaquil es poco común. Andrés Gutiérrez lo sabe y esa es una buena razón para consumirlo. Él se ha convertido en un cliente fiel desde hace 10 años. “Yo vengo desde Mucho Lote a comprar”. Pide 2 libras y con ello preparará café pasado durante los siguientes 20 días.

Vender el producto tiene sus truquitos. No hay marca ni sello de calidad que lo certifiquen, pero sí empaques manuales que le dan el gusto final. “La funda plástica es para guardar el aroma y la de papel para tenerlo caliente”, dice Camargo.

La herramienta clave para este negocio es el molino. “Una máquina antiquísima con más de 30 años de trabajo y que aún funciona.

En este local la libra de café vale $ 3,20. Su propietario asegura que el negocio le resulta rentable, porque al mes logra reunir $ 800. Sus clientes aseguran que el café que vende es de fino aroma y que por ello compran cada semana.

Luis Argudo, de 42 años, tiene más de 30 años comprando ahí. Cuenta que el lugar lo conoce desde que iba con su abuelo. “Vengo desde 1986 porque mi abuelo me enseñó el gusto por el buen café. Compro todas las semanas pero cuando no puedo lo hago cada 15 días”. (I)

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