La rentabilidad del transporte Metrovía contrapone las posturas de los administradores, quienes aseguran que existe competencia desleal de otras líneas de buses, y los inversionistas, que solicitan la revisión de los costos operacionales del sistema.

Para Marcos Ramírez, inversionista de Metrobastión, la demora en la devolución del capital usado afecta tanto a los mayoritarios como minoritarios. Indistintamente del tamaño del aporte “igual sigue siendo patrimonio y tenemos derecho a exigir respuestas”.

Esto, en referencia a las declaraciones del gerente de Metrobastión, Hólger Gordón, quien aseguró, hace dos días, que los inversionistas que se declararon en quiebra el pasado jueves “son accionistas minoritarios”.

Ramírez descarta que exista una división por el tema porque el déficit es una situación que ya fue reconocida por los administradores “al admitir que se requiere una revisión de tarifas”.

Por su parte, Leopoldo Falquez, gerente de la fundación Metrovía, también señaló que los costos operativos de las troncales se han  incrementado a través de los años, desde 2006, pero que ya cuentan con el estudio respectivo para un eventual análisis del costo de las tarifas.

Parte de la falta de fondos, afirmó, se debe a que existe poca demanda del sistema en las rutas alimentadoras “donde existe una competencia desleal por parte de otras líneas de buses”.

Para Washington Pico, de Metroexpress, el estudio técnico de los costos operativos debe ser actualizado por medio de universidades.

Capitales de entre $3.000 y $75.000, por persona, es el monto estimado con que los inversionistas de la Metrovía decidieron participar. Para conseguir el aporte los interesados debieron ahorrar durante varios años, vender unidades y realizar préstamos bancarios con la promesa de que los fondos serían devueltos, según los afectados.  

El ofrecimiento por parte de los consorcios consistió en que habría una ganancia de entre el 6% y 8%. Es decir que si una persona aportaba con $3.000 debía obtener entre $180 y $240 de ganancia “pero apenas se ha recuperado el 30% del capital”, aseguró Ramírez.  

En 2007, las cooperativas Gran Colombia, Hermano Miguel y Ecuador Latino invirtieron cada una $ 500.000, reuniendo el 24% de las acciones disponibles en Metrobastión. El 20% las adquirió la coop. Pascuales, mientras que Ciudadelas Unidas y Diez de Agosto se hicieron con el 16,5% y el 15,5%, respectivamente.

Para ese año, Gran Colombia, Hermano Miguel y Ecuador Latino ya estaban participando también en Metroquil, desde 2005, con un capital conjunto de $1’450.000 (30% de las acciones). Algunos de los inversionistas de esta troncal -la primera de las tres existentes- debieron ahorrar desde 1999, 7 años antes de que entrara a operar el sistema en la ciudad, en 2006.

Para comprar las unidades, los accionistas debieron reunir inicialmente $3’775.000 en Metroquil, $6’400.000 en Metrobastión, y $27’000.000 en Metroexpress. El Municipio local tiene proyectadas 4 rutas adicionales de las cuales una de ellas -que cubrirá el suburbio oeste- ya está en estudio. 

SEIS MUNICIPIOS DEL AZUAY AÚN BUSCAN AGRUPARSE

En noviembre, los cinco cantones del Azuay que aún faltan de asumir las competencias de transporte terrestre, tránsito y seguridad vial se harían cargo de esta responsabilidad.

El Pan, Sígsig, Oña, Pucará y Paute son los municipios que están pendientes de hacerlo.      

Según Boris Palacios, director provincial de tránsito, el personal ya ha sido capacitado para que adquiera las competencias de manera efectiva.  

Con este grupo, los 15 cabildos azuayos tendrían a su cargo el control de tránsito. Sin embargo, la idea de conformar una mancomunidad continúa encaminada por 6 cantones: Gualaceo, Chordeleg, Sígsig, El Pan, Sevilla de Oro y Guachapala.   

El alcalde de este, Raúl Delgado, indicó que a pesar de que cuatro de ellos ya manejan esa responsabilidad y el resto lo harán en los siguientes días, no se ha descartado la posibilidad de unirse, con el fin de alcanzar el modelo de Gestión B.

Todos los municipios del Azuay, a excepción de Cuenca, según lo establecido por el Consejo Nacional de Competencias (CNC), pertenecen al modelo de gestión C. “Hoy estamos en esta categoría y con la mancomunidad se trata de llegar al tipo B, para brindar otros servicios”, dijo.

Esta postura fue respaldada por el burgomaestre de Chordeleg, Jorge Coello, quien dijo que la idea está abierta y de esta manera, en un mediano plazo, podrán llegar a un modelo más exigente.