Dispensario y guardería envueltos en disputa
En las calles 26 y la E en el suburbio de Guayaquil existe una disputa de espacios entre el Subcentro de salud Indio Guayas No. 4 y el Centro Integral del buen vivir “Defensores del Suburbio”.
Carlos Pesantes, director del centro médico, afirma que el área el la que se encuentran trabajando es reducida, por lo que solicitan que se haga una división entre estos dos espacios de servicio público. Mientras que Segundo Valero, director del jardín de infantes, se opone a la división del espacio, porque eso no le pertenece al Subcentro de salud, sino al comité “Defensores del Suburbio”, el cual tiene vida jurídica.
Pesantes sostiene que tanto el centro médico como el área de párvulos reciben fondos de ministerios del Estado y la edificación fue donada por la fundación Plan Internacional en 1988, por lo tanto deberían trabajar en conjunto, “pero eso no sucede así”.
El médico considera que debe haber una división de los 320 m2 del área del terreno, ya que el centro de salud solo tiene aproximadamente 41 m2, lo cual es muy poco espacio para el alto número de pacientes que tienen al día. Y Pesantes insiste en que la guardería tiene pocos niños para la “gran” área que ocupan.
Otros funcionarios del Centro de Salud Indio Guayas No.4 denuncian además que en la comida que el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) entrega semanalmente al jardín existe una fuga de alimentos.
“Los de la guardería lo único que buscan es lucrarse. Ellos no buscan el bien de la comunidad. Tienen pocos niños allí, pero mienten que tienen más de 50 para que los ministerios les sigan mandando esas cantidades de comida y los pagos para cada una de las personas que trabajan allí, que en su mayoría son sus familiares”, sentencia Laura Obregón, auxiliar del centro médico.
Añade que han tratado de dialogar varias veces con Segundo Valero, director del albergue, pero que ellos se resisten a hacerlo.
“No quieren reunirse por que tienen intereses personales. Desde el cobro de los que trabajan con ellos, hasta el interés por la comida que reciben, que muchas veces hemos visto se fuga. Y no solo eso, sino también que se adueñaron de una casa que le servía al centro de salud para guardar las medicinas”, acotó.
En el área de medicina trabajan 2 médicos generales, 1 obstetriz, 2 odontólogos y dos auxiliares y durante el día su director dice recibir más de 120 pacientes, dando un promedio de 2.800 por mes, que se atienden en el área de emergencias, medicina general, obstetricia, odontología y vacunación.
Segundo Valero, titular del jardín que funciona desde 1988, señalado por Pesantes y demás funcionarios del centro médico se defiende aduciendo que la construcción fue hecha hace más de 20 años por el comité “Defensores del Suburbio No.1”.
Continúa, “no sé qué reclaman estos señores. Deben estar agradecidos que nosotros les dimos la mano años atrás, al brindarles un espacio para que pudieran trabajar y servir a la comunidad, pero no vamos a permitir que vengan ahora a querer dividir la guardería. Tenemos más de cincuenta niños, no podemos reducir el espacio, no se los puede tener encerrados a los niños”
Valero afirma que el centro de cuidados infantiles sí recibe ayuda del MIES, con comida para 50 niños semanalmente y, una bonificación de 200 dólares mensuales por cada una de las nueve personas que trabajan allí.
“Pero eso no quiere decir que, porque los dos centros son ayudados por los ministerios del Gobierno, tenemos que achicar nuestro espacio de trabajo. Estamos conscientes de que las dos cosas son necesarias para la comunidad, pero si no están conformes con su espacio, que busquen otro. Los señores del centro de salud ya tenían un terreno en la H y la I y lo dejaron perder, les tendimos la mano y ahora nos quieren dividir. No lo vamos a permitir”, alega.
Igualmente, con escrituras en mano, Valero destaca que la casa que Obregón dice que es parte de estos dos centros comunitarios es de su esposa “y de nadie más”.
En el sector se pudo constatar que existe una división entre los moradores, unos a favor de la ampliación del centro médico y otros que apoyan a la guardería, ya que es una de las dos que existen en la zona “y que trabajan adecuadamente”.
Estos dos directivos ya han tenido enfrentamientos verbales con frecuencia y los dos dicen haber recibido amenazas de muerte entre sí. Los moradores del sector lo corroboran. (ALT)