Luis Llerena, de 65 años, ha pasado más de  la mitad de su vida buscando “cachuelos” en el centro de la ciudad para poder vivir en una modesta vivienda, en la 38 y Camilo Destruge, la cual comparte con varios familiares.

Llerena llegó el jueves último, en medio de la lluvia vespertina y un apagón temporal, a la iglesia El Sagrario, ubicada en el lado izquierdo de la Catedral, para recibir su primera comunión.

Durante tres meses recibió catequesis por parte de miembros del Movimiento de Vida Cristiana (MVC) para conocer sobre la palabra de Dios y prepararse espiritualmente para participar del sacramento.

Llerena llegó por casualidad a esta agrupación. En una de sus tantas caminatas para conseguir algún trabajo, se topó con un familiar que le recomendó unirse al MVC.

Tras su confesión espiritual, requisito previo “para estar en gracia” en la comunión, Llerena aseguró que se sintió más cerca de Dios.

“Escucho el santo rosario todos los días en la radio y creo que las personas que estén en mi situación deben aprovechar esta oportunidad que Dios les da”, expresó.
Llerena es uno de los 7 indigentes que durante la noche del jueves recibió su primera comunión gracias a una gestión realizada por el MVC.

Érika Chacón, coordinadora de comunicación del MVC, indicó que son aproximadamente 500 personas quienes han sido asistidas con alimento material y espiritual (catequesis), durante 15 años de labor en Guayaquil.

“Tenemos varios núcleos en el país y entre todos hemos asistido a casi cinco mil personas que viven o trabajan en las calles”, aseveró Chacón.

Los miembros del MVC en la ciudad (existen 2.000 en todo el país) se encargaron de catequizar a las personas de la tercera edad.

Mariana de Jesús Chicaiza, de 56 años, llegó a Guayaquil desde su natal Quevedo, hace casi 30 años. Recién con la enfermedad de su esposo, hace casi 3 años, se sintió forzada a pedir caridad para subsistir. Su cónyuge falleció hace tan solo 3 meses.

Su llegada al MVC también se dio por azar. “Fueron justamente los amigos quienes me motivaron a venir”, recordó. Al deambular por la avenida 10 de Agosto, hace poco más de un año, un conocido le comunicó que estaban brindando comida cerca de la Catedral.

“Me dijo que allí ayudan los hermanitos a rezar, que  enseñan sobre la Biblia y eso me atrajo”, afirmó. Hasta antes de llegar al MVC, no  tenía Biblia ni  había recibido alguno de los sacramentos.

Chicaiza llegó hasta El Sagrario vistiendo el tradicional color blanco que se utiliza para la realización de sacramentos como bautizo, primera comunión y confirmación, organizados por los jóvenes catequistas.

Varios amigos la acompañaron en el evento litúrgico oficiado por el padre Enrique Granados, miembro del MVC. Desde antes de la misa, Chicaiza lucía emocionada por recibir el cuerpo de Cristo.

El grupo de indigentes se sentó en las primeras bancas para escuchar la misa que duró aproximadamente 40 minutos.
Granados destacó, durante el sermón, el interés de estas personas por acercarse a Dios de forma voluntaria.

“Es algo que debe nacer de forma espontánea y nunca es tarde para recibir los santos sacramentos”, acotó Granados.
Adriana Montaño, de 76 años, escuchó atentamente el sermón. Vive en Cristo del  Consuelo en una situación “muy pobre”, según señaló, tras enviudar hace casi 3 años.

“El padre (Granados) se nos acercó cuando llegamos al grupo y preguntó si habíamos hecho la primera comunión”, comentó Montaño, quien hasta aquel momento,  hace casi un año, solo había sido bautizada.

Al término de la misa, dijo sentir regocijo. “Pienso seguir en esto para seguir alabando a Dios y acercarme más  a Él, porque siempre ha sido mi mejor consuelo en los momentos difíciles que he   pasado”, manifestó Montaño con una sonrisa.

El MVC trabaja junto con la Arquidiócesis de Guayaquil. Los jóvenes que estén interesados en participar en esta labor pueden llamar al 2240425 (ext. 17), o escribir al correo [email protected].