La palabra sifrina está asociada, en la jerga venezolana, a una persona creída, superficial, pretenciosa y de actitud despectiva. El equivalente en Ecuador a un “aniñado”.

Los personajes humildes de las telenovelas de esa nación, que se transmitían en el país hace décadas, usaban recurrentemente ese término para referirse a los millonarios que se burlaban de las chicas.

La venezolana Andreína Pérez, asentada recientemente en Guayaquil por la situación sociopolítica de su país, le dio otra connotación. Ella utiliza la palabra para comercializar su producto: la “arepa sifrina”.

Ella la preparó este domingo 8 de septiembre de 2019, en vivo, en la Feria Arepaz, desarrollada en el puerto principal. En 10 minutos cocinó una suerte de tortilla de maíz gruesa, rellena de chancho, pollo, aguacate y otras salsas. “Llévela a $ 2”, voceó Andreína.

Como ella, más de una docena de emprendedores de comidas típicas mostraron su cultura gastronómica y, a su vez, aprovecharon para integrar a la comunidad de migrantes.

Andrew Castro, de Fundación Mueve, organizadora de la feria, explicó que la idea es mostrar los emprendimientos y recaudar fondos para ayudar a los compatriotas que requieren de asistencia social (entre mayo de 2017 y julio de 2019, 1’673.980 venezolanos ingresaron a Ecuador).

José Martínez aprovechó la feria para mostrar sus largos panes de queso y de trenza, cuyos valores están entre $ 1 y $ 2. El hombre de 60 años, gracias a un espacio en Fundación Hogar de Cristo, los prepara y puede ejercer su oficio de pastelero. “La cosa está difícil en mi país, pero he podido continuar mi oficio acá”.

Por su parte, Davis Cárdenas mostró a los ecuatorianos la galleta catalina, hecha con panela. El paquete de cuatro cuesta $ 1. “Es tradicional de mi país”.

Y Roxana Rodríguez dio a degustar la oblea, que es un disco (con textura de hostia) bañado con leche condensada, mermelada y chocolate. “Yo hago el disco de forma artesanal. Cuesta entre $ 1 y $ 1,50”. (I)