Cómo salirse de la Iglesia y bautizarse en la Merced

“¿No podemos bautizar a Joel en la Iglesia de la Merced?”, le pregunta María Rosa a la señora que atiende la recepción de la Catedral, ubicada sobre la calle 10 de Agosto. Joel tiene dos años y se impacienta por la espera, agarra los tirantes amarillos de la camiseta que viste su madre y rompe a llorar.

Mientras Rosa revisa el calendario y la iglesia de su gusto, al otro lado de la Catedral de Guayaquil, sobre la calle Ballén, el abogado Xavier Flores, el mismo que le ganó un juicio a la Comisaría Municipal en disputa con el artista Daniel Adum por pintar una serie de murales, se baja de la bicicleta, con una camiseta verde, llevando sobre la nariz unos lentes de pasta café.

Revisando el lente de su cámara y sentado sobre la superficie saliente del edificio blanco, Rafael Loor lo acompaña. “Yo no soy bautizado, pero apoyo la causa”, aclara.

Llegan Miguel Muñoz y Jénnifer Núñez, dos universitarios que abrieron una página web para una materia llamada “El Guayaquil de al lado”.

Miguel firmó una solicitud, con otras 32 personas. Ellos quieren que el Arzobispo lea su petición, basada en la Constitución, para que los borren del registro donde se anota a todos los bautizados. El documento fue confeccionado por Flores y está siendo respaldado activamente por la gente que hace el proyecto de comunicación ciudadana www.gkillcity.com.

“A mí no me interesa que me tenga por bautizado, para mí ese rito es más una costumbre que una verdadera creencia”, dice Miguel mientras dos monjas casi idénticas, vestidas de blanco, ingresan a la Arquidiócesis.

Cargadas de papeles llegan Nadya Donoso e Íngrid Aguirre. En una carpeta están los documentos, en otra las copias. Se sientan junto al grupo y empiezan a organizar las solicitudes recogidas.

El grupo está completo cuando aparecen Gabriela Silva, Ernesto Yturralde y Arduino Tomasi, que se instalan en una esquina del edifico y empiezan a conversar.

Con todo el equipo presente, el patio del Arzobispado se convierte en plaza para el debate, oficina y set de grabación; Miguel y Jénnifer le piden a Flores una entrevista, Nadya e Isabel cuentan las solicitudes meticulosamente, ellas  revisan que todos los datos estén completos y llaman por teléfono a alguno de los firmantes para pedirle el número de cédula que no puso o el dato que se le olvidó llenar en los espacios.

“Yo vi a un señor con una lavadora en la cabeza”, le dice Gabriela a Arduino, mientras discuten sobre la estructura económica de la sociedad y los “muertos vivientes” que salieron a merodear por su casa el 30 de septiembre. El grupo llega a la conclusión de que habría que hacer un análisis desde la anarquía de este día. “¿La fecha de nacimiento de Tatiana?, le pregunta Nadya a Ingrid.

Con 33 solicitudes completas en una carpeta y otras idénticas copias que deberán ser firmadas y selladas en la Arquidiócesis, ha terminado el trabajo de las dos mujeres.

Por un momento se interrumpen el debate y la entrevista, arrastran los pies en la calle los mendigos y la mama de Joel se va contenta.

Flores toma la carpeta, le acompañan Íngrid y Nadya, los demás esperan con ellos y empiezan a debatir de nuevo cuando el funcionario de la arquidiócesis, muy formal y amable, les pide las copias de cada documento.

Un clac sale del interior de la grapadora de papeles, un toc del sello que dice recibido, con idénticos movimientos: entregados los origanles y selladas las copias, se termina el trámite. “Nunca antes han traído tantas solicitudes juntas”, comenta el hombre de la corbata a rayas que los mira a través de una ventanilla.

“¿Cuándo me van a borrar de la lista de la Iglesia?”, le pregunta Gabriela y él responde: “El bautismo es un sacramento que no se elimina, pero con esta carta ya se le borró del corazón”. Aunque  ella lo que quiere es desaparecer de la lista.

La historia no termina aquí. Los ayudantes del arzobispo Antonio Arregui deben revisar la solicitud y Flores regresará el 16 de diciembre. Allí se sabrá si los borraron de la nómina, si el hábeas data será el próximo recurso y si Joel podrá bautizarse en la Iglesia de la Merced.