Cerca del Albán Borja, más comercio y más problemas
La actividad comercial y vehicular en los alrededores del Albán Borja alteró su movimiento desde que en las instalaciones del antiguo local de Makro -contiguo al centro comercial- se estableció la sede provisional de la Corte Superior de Justicia de Guayaquil (CSJ).
Por la situación que se ha presentado, miembros de la Policía Metropolitana estuvieron allí la semana anterior, según los mismos vendedores del lugar.
Los uniformados, según versiones ciudadanas, desalojaron a quienes comercializaban en la zona regenerada. Algunos comentan que, también, esporádicamente hay cruces verbales entre los mismos comerciantes.
Luis Vizueta, vendedor de bebidas, comentó que esta situación se presenta porque nuevas personas intentan instalarse en los alrededores del centro comercial, ubicado en el km 3,5 de la avenida Carlos Julio Arosemena, cerca del paradero de la Metrovía del colegio 28 de Mayo.
En las primeras horas de la mañana de un día laborable, un minúsculo grupo de comerciantes se coloca en una de las entradas que conducen al centro comercial.
Vizueta, quien tiene 20 años en el sitio y desde los 9 vende diversos artículos, admitió que los vendedores más antiguos no son tolerantes con los nuevos. “La Policía Metropolitana hace recorridos regularmente porque esto es zona regenerada y si encuentra vendedores no regularizados hace desalojos... por uno pagamos todos”, comentó Vizueta. Esta es la razón por la cual “no dejamos que nadie más se instale por aquí”.
Fabiola Quishpe, una vendedora de mango, difiere de la acción tanto del Cabildo como de sus similares autónomos. “Este tipo de actividad es por temporadas, hoy estamos aquí y mañana en un lugar distinto, donde haya bastantes clientes”.
Quishpe, que se instaló al frente de la entrada principal de la Corte Superior de Justicia (CSJ) para evitar roces con los otros comerciantes, sugirió que el Cabildo dé un permiso provisional para regularizar la labor. La actividad varía dependiendo de la hora del día. Las horas pico (07:00-09:00, 12:00-14:00 y 17:00-18:00) se convierten en los momentos de mayor movimiento.
Janeth Pincay tiene cerca de una década vendiendo alimentos como corviches, papas rellenas y tortillas de verde cerca del Albán Borja. Su jornada en el sector comienza desde las 06:00 y concluye antes de las 10:00. “No quiero tener problemas con los metropolitanos”, comentó.
Desde que funciona la nueva sede de la CSJ en el sector, la venta de Pincay ha mejorado un 100%. Entre los nuevos clientes... “por supuesto que hay abogados”.
Junto con Pincay, otros cuatro vendedores la acompañan en las primeras horas de la mañana. Todos admiten que el margen de ventas aumentó, al menos, en un 40%.
El mayor movimiento en los exteriores de la CSJ inicia desde las 12:00, cuando llegan varios vendedores de almuerzos, quienes arriban en vehículos y se instalan al pie del antiguo local de Makro.
La presencia de los automotores afecta el tránsito dentro del parqueadero que, además, ya no solo da cabida a los propietarios y clientes de locales del Albán Borja, sino también a funcionarios públicos y abogados (sumándose a esto los vehículos de estudiantes, profesores y trabajadores de la Universidad Casa Grande). El flujo vehicular de las calles aledañas, entonces, también se complica.
Daniel Salazar, uno de los vendedores de almuerzos, manifestó que se dedica a este negocio desde hace 20 años y fue contactado por uno de los empleados de la CSJ. “En el centro no tenían mayores complicaciones, porque lo que más tenían eran opciones de restaurantes, pero acá las pocas alternativas que tienen son caras”, dijo Salazar.
Con el transcurso de las horas, la actividad disminuye y cerca de las 16:30 algunos comerciantes comienzan a retirarse. Pocos quedan hasta pasadas las 18:00 para vender a los funcionarios que laboran hasta esa hora del día.