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La barriada guayaquileña se asienta entre dos urbanizaciones privadas

Casas de Solfo saldrían por puente que planifica Jaime Nebot

Vecinos de Solfo expresan que la opción recomendada por el Gobierno (sector Samanes) no afecta a nadie. Foto: William Orellana / El Telégrafo
Vecinos de Solfo expresan que la opción recomendada por el Gobierno (sector Samanes) no afecta a nadie. Foto: William Orellana / El Telégrafo
04 de septiembre de 2015 - 00:00 - Redacción Guayaquil

Solfo es un barrio de Guayaquil que parece atrapado en el pasado. Sus casas, en gran parte, son de madera; hay plantas de papaya, limón y caballos sueltos por sus polvorientos caminos.  

Está en la vía Terminal-Pascuales, donde en los últimos años se produjo el reemplazo de sembríos por el boom de construcción de urbanizaciones privadas.

Pero a diferencia de los expropietarios de los terrenos aledaños, los vecinos de Solfo optaron por no vender sus tierras y seguir viviendo en un humilde y particular pueblo apartado de la ciudad.

Sin embargo, la tranquilidad de los residentes ha sido alterada con el anuncio de la construcción de un puente que enlazará a Samborondón con Guayaquil.   

El sector del norte está en la ruta contemplada por el Municipio de Guayaquil para el paso del viaducto que reduciría el congestionamiento vehicular al ingreso del cantón. “No se perjudicará a nadie y si hay la necesidad de expropiar alguna propiedad, se lo hará pagando el precio del mercado, ya que no se trata de una confiscación”, aseguró el alcalde Jaime Nebot Saadi en su último enlace radial de esta semana.

Precisamente, allí radica el problema. Los vecinos denuncian que al momento les han ofrecido un trato injusto.  

Modesto Domínguez, habitante del área, cuenta que en una reunión mantenida con funcionarios municipales les informaron que valuarían las casas, mas no los terrenos.  “¿Qué precio puede tener una casita pequeña como la mía? ¿$500? Con eso no compro ni un terreno. Ellos quieren aprovecharse  porque saben que las casas no valen mucho, sino el terreno”, expresa indignado.   

El vecino pide que si expropian las tierras, que han sido heredadas por varias generaciones, las valoren al precio de la zona, es decir, $ 40 el metro cuadrado. “Y vale más”, acota. “Tenemos títulos de propiedad”. En Solfo, de 7 hectáreas, hay 21 viviendas y 4 familias en cada una de ellas. No tienen agua potable, vías pavimentadas ni alcantarillado. Lo han solicitado -dicen los habitantes- pero sin respuesta.  

Juan Pinela, de 72 años, recuerda que el lugar antes era un espacio agrícola y hacían ladrillos. ¿Cuántas generaciones han habitado allí? Él responde: “Uhhh. Desde mis bisabuelos”. Los vecinos muestran su preocupación porque en una ocasión personas desconocidas llegaron en una camioneta y les pidieron que firmaran un papel para construir el viaducto. “En caso de no hacerlo traerían a la Policía”, denunció Domínguez.      

Ellos coincidieron en que la mejor opción era la ubicación sugerida por el Gobierno porque llegaba a Samanes y no afectaba a nadie. (I)

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