Carrera a un mismo lugar tiene hasta cinco precios
Es jueves, 07:00, en 9 de Octubre y Santa Elena, centro de la ciudad, y no hay mucho tránsito de vehículos. A esa hora circula un taxista, delgado y canoso, en un automotor sin aire acondicionado.
El hombre que maneja el carro de alquiler, de placas GBD 473, para establecer el costo de una carrera desde el céntrico lugar hasta el kilómetro 1,5 de la Avenida Carlos Julio Arosemena, hace una operación mental que dura tres segundos: “Son $ 4”.
Ante el amago de desacuerdo y alejamiento, pregunta “¿Cuánto paga?”; y cuando se le exige el taxímetro, insiste en querer conocer una cifra: “Pero, dígame, ¿cuánto paga hasta allá?”.
El taxista, que alquila el carro por $ 20 las 12 horas, durante los cinco minutos que duró la carrera no pudo explicar en qué se basó su cálculo de $ 4. Pero otra respuesta suya da algún indicio de las razones por las que quiso cobrar aquello. “Los $ 20 que puedo sacar de ganancia alcanzan para aguantar el día”.
En el interior del automotor hay un vetusto taxímetro que por su ausencia de luminosidad en la pantalla da muestras de no poder encenderse. El conductor dice que es de los antiguos, de los que no emiten factura.
El hombre ignoraba que la deficiencia del automotor que conduce le puede restar puntos a su licencia. Pese a eso, cree que tiene una mejor vida que la de hace seis años, cuando trabajaba como repartidor de enmiendas en una empresa privada de la ciudad. Y comenta: “¡Esos explotadores solo me pagaban $ 120 mensuales! No tenía para darle para imprimir trabajos a mi hija que estudiaba en el 28 de Mayo. ¡Qué bueno que el Presidente ahora les está haciendo pagar impuesto a esas oligarquías que nos tenían sometidos. Perdone que me enfurezca!”.
Dispositivo incompatible
Sergio Montes, nombre que reza en el letrero que está en el interior del taxi, se considera un profesional que no es abusivo con los precios que da a sus clientes. Por eso, al trayecto que va del centro al norte le pone la tarifa de $ 3.
Según su cálculo, desde ambos puntos hay una distancia aproximada de tres kilómetros, por lo que, de acuerdo con su percepción, se deduce que cada kilómetro tiene un costo aproximado de $ 1. “Le soy sincero, tengo taxímetro, pero no funciona porque el que ve allí (en el tablero) no es de este carro. Este carro es nuevo. Recién le voy a poner otro para que empiece a funcionar", justifica ante la petición de que ponga a funcionar el dispositivo que permite establecer el valor.
Montes, quien afirma ser el dueño del automotor, tampoco tiene una fórmula para calcular las carreras, sus argumentos son pragmáticos: “Una vez le puse a un cliente el taxímetro desde la Floresta a Samanes y le salió $ 8, pero solo le cobré $ 5 porque así habíamos pactado”, recuerda.
Su convicción, demostrada el viernes a las 07:00, es que a la gente no le gusta el taxímetro, aunque reflexiona: “Esta carrera, con el poco tráfico de hoy, también puede costar $ 2,50”.
Carro sin medidor
Es sábado, 08:30, cuando Jorge Benítez hace la carrera desde 9 de Octubre y Santa Elena. El tráfico es escaso, “al igual que los clientes”.
Eso hace que se desvíe del trayecto que como servicio de taxirruta brinda diariamente del centro a Durán y viceversa. El costo del viaje hasta la Av. Carlos Julio Arosemena es para él, sin pensarlo dos veces, de $ 3,50.
Su reflexión de la tarifa es: “La carrera cuesta eso, porque la gente sabe lo que cuesta la carrera, cuyo valor a veces no quiere pagar”.
El automotor, que no tiene placas, carece del dispositivo, porque, según él, es taxirruta. “Además, no me he topado controles”.
En el trayecto de cinco minutos no prende el aire acondicionado, pese a que el vehículo parece nuevo.
Benítez asegura que las tarifas suyas son ecuánimes y que no eleva el costo de sus servicios al usuario, aunque a él le cobran $ 40 por rentar el vehículo de 06:30 a 19:00. En ese lapso solo consigue de ganancia $ 15. “No sé por qué esa compañía me cobra tanto”.
Por ello, su meta, dice, es hacerse “taxi ejecutivo”, para ver si de esa manera obtiene más ganancias.
Wimper Avilés, taxista desde hace 45 años, cree que existen muchos choferes abusivos que imponen precios muy exagerados a los usuarios.
En cambio, Avilés, por el traslado desde Santa Elena hasta la Carlos Julio Arosementa, de 09:00 a 09:05, en un domingo de calles desoladas, cobra $ 3 por ese tramo, sin consultar ningún taxímetro. “Los careros son los taxis piratas, que al no conocer las calles, lanzan cualquier cifra”, acusa.
El valor real
Plutarco Chérrez le pone aire acondicionado al cliente y tiene en una parte visible un taxímetro, en el que asoma un pedazo del tique que emiten los dispositivos modernos.
El dueño de este carro de alquiler, placas GAV 911, sin encender el dispositivo, dice que el costo es $ 3,50. “Las carreras del centro hasta el norte están por los $ 3”.
Sin embargo, luego de recorrer el trayecto este lunes, de 08:05 a 08:10, y tras atender la solicitud de prender el medidor, el aparato determinó que el costo de la carrera es de $ 2. “Es que a los taxistas les conviene usarlo en las carreras largas, no en las cortas”.