“No sé cuántas veces me han toqueteado”. Con esa contundente frase María Soriano expresó su malestar por el servicio de transporte urbano de Guayaquil, Metrovía.

Según esta usuaria, quien fue consultada por este diario cuando se dirigía a sufragar en la Unidad Educativa Sagrados Corazones, en los dos trasbordos que hizo hasta llegar hasta ese recinto electoral sintió apretones entre sus caderas por diferentes hombres, quienes se “escudaron” porque “el bus iba repleto”.

“La metrovía (se refiere a la carrocería) no alcanzaba. Íbamos como sardinas y la verdad que ahí los morbosos aprovechan. Yo les reclamé y me dijeron que estaba loca, que era cuando el bus paraba, pero yo sé que no era por eso. Ya estamos curtidas y no tenemos tiempo para ir a denunciar estos abusos porque necesitamos el carnet de votación con tiempo”, comentó Soriano.

Otra de las quejas de los usuarios fue la falta de ventilación. “No tenemos de otra que aguantar los malos olores porque la gente suda mucho con este clima y no hay ventilación en esos buses. Las ventanas a veces van cerradas y las abiertas la gente las tapa porque van llenitas (exceso de pasajeros)”, dijo Juanita Maridueña luego de haber sufragado en la escuela Numa Pompilio Llona, centro sur de Guayaquil.

En la estación Maternidad, una usuaria que prefirió no revelar su nombre comentó que dos hombres le robaron el celular a una chica que fue amenazada con un cortauñas. “La chica estaba nerviosa, se puso a llorar y le dio el teléfono, la ‘pobrecita’. Ellos se bajaron por el Hospital del Niño y nadie dijo nada. Estamos desprotegidos”, comentó.

En varias estaciones del servicio de transportación fue evidente la masiva concurrencia de usuarios, los empujones y el exceso de pasajeros en las unidades. (I)