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“Canal 4 (RTS) miente: los municipales nos agredieron”

“Canal 4 (RTS) miente: los municipales nos agredieron”
05 de febrero de 2012 - 00:00

Tiene una pierna menos desde hace cuatro años y en su lugar lleva una prótesis, en la que resalta, con letras amarillo y rojo,  la palabra Barcelona, lo cual evidencia la afición de Maritza Véliz, de  42 años,  por el equipo de fútbol guayaquileño.

Su sonrisa, que asoma levemente, y su delgada figura, contrastan con la airada mujer que a nivel nacional, en los noticiarios de televisión de este viernes, apareció con “alevosía” persiguiendo con un cuchillo de 20 centímetros a Policías Metropolitanos, en Callejón Camal y Robles del Barrio Cuba, un sector donde el olor a sangre y carne de ganado se extiende y percibe en cada rincón. “Los Metropolitanos ayer (viernes) hicieron aquí cosas inhumanas”, recuerda enojada en el portal de su casa de construcción mixta.

Ella fue testigo de lo que realmente pasó en el barrio del Sur, donde la mañana del viernes se desató una “batalla”, con piedras, cuchillos, gases y bala, entre habitantes del sector y funcionario municipales, que dejó a decenas de vecinos heridos.

Sentada en una silla de plástico, ya que su única pierna, la derecha, no soporta su cuerpo de casi 1,80 de estatura, Maritza explica que en su vida jamás tomó un arma blanca para pelear, pese a que vive en un barrio donde -aseguran algunos vecinos- hay que “bravear” en las noches para que nadie le meta la mano a los bienes.  “No podría pelear, porque ya no veo bien. Estoy perdiendo la visión por la diabetes”.   

La mayoría de los medios de comunicación, agrega ella, no exhibieron fotos o vídeos de lo que les hicieron antes los Metropolitanos a los vendedores informales de carnes, comidas y confites, y que provocó la reacción del colectivo. “En el canal 4 (RTS) dijeron que agredimos a los policías, pero no que ellos nos pegaron. Mintieron”.

Maritza, a las 10:30, estaba ayudando a una vecina a abrir carne de res, sentada en el portal de su casa, junto a su vitrina de confites y cigarrillos, que son su sustento diario, cuando la guardia de choque del cabildo, que perseguía  a varios vecinos, tumbó su negocio, creado gracias al bono estatal que recibe por su discapacidad. Como resultado de la pesquisa ella fue arrojada al suelo y no pudo  levantarse, pues no tenía puesta la prótesis, la cual se saca por cansancio.          

05-02-12-guayaquil-metropolitanos2Entonces uno de los dos metropolitanos que provocaron su caída y que se fijó en la herida que se hizo en la rodilla le dijo al otro: “¡Cuidado con ella que es una persona discapacitada!”, pero el otro, quien se metió a las casas en busca de los que les lanzaron piedras, le respondió antes de lanzar gas lacrimógeno: “No me importa, estoy haciendo mi trabajo”.  

Al escuchar aquello, Maritza, con más coraje que con dolor, se puso la prótesis, alcanzó el utensilio de cocina, y desorientada dio varios pasos con el objeto en sus manos. “No perseguía a nadie, no podía ver al que me agredió; simplemente salí con un cuchillo para defenderme, no lo hice por loca, no soy una persona violenta”. 

En el barrio Cuba, al ver llegar a los periodistas, varios de los cinco mil  vecinos del sector rápidamente se aglomeraron alrededor de ellos para, al igual que Maritza, explicar el antecedente de su presencia en la turba y sus heridas.     

Por ejemplo, Luis Reyes, quien en una toma de TV es sujetado por una mujer para que no pelee, es un estibador de la Caraguay, ajeno a la venta informal de carne de res, pero  camino a su casa se vio acorralado por la pelea y, sin más ni más, fue agredido por los metropolitanos en la cabeza con toletes. “Tuvieron que llevarme a una clínica para cogerme 40 puntos”, explica este padre de familia de tres hijos, el cual no podrá trabajar por varias semanas debido a la herida. “No voy a demandar porque tengo todas las de perder contra gente poderosa como la del Municipio”.  

Roberto Medina, una de las personas a las que les propinaron patadas varios uniformados del Cabildo, fue víctima  de un pedrada por parte de los guardias municipales porque salió a recoger a un familiar mal herido.  

La niña que es llevada en brazos por asfixia, Andrea Pineda, quien es discapacitada, sufrió los estragos de los gases lacrimógenos, debido a que la guardia de choque lanzó una bomba debajo de la puerta de su vivienda, ya que pensaron que allí estaban escondidos los manifestantes.

Todos los vecinos del sector quieren aclarar por qué aparecieron en las imágenes de los enfrentamientos el viernes, un hecho que, según los residentes, no tiene precedente.

Allí, asegura Vicente Torres, presidente de vendedores minoristas, siempre han comerciado carne, por lo que le sorprende el operativo de desalojo.

“Creo que están enojados porque ofrecemos el producto a menor precio. Mientras en el mercado municipal la libra de pulpa vale $2,70 acá está en $2; mientras el cerdo cuesta allá $2,50, acá vale $1,80. Ese puede ser el origen del problema”.

En el barrio sureño la presencia de los metropolitanos ayer fue nula. La calma del sábado y las pocas piedras y  rastros de vidrios no evidencian que el viernes allí hubo una batalla campal. 

Pero el criterio común de los residentes es que si el lunes van nuevamente los policías municipales a insultarlos y agredirlos, ellos ya van a estar preparados,  incluso, con armas caseras.  

Maritza, quien esperará hasta fin de mes por un nuevo bono para reinstalar el negocio, adelanta que no se involucrará en los enfrentamientos, pero que estará unida a su vecindario para defenderlo.

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