Cadáveres tienen “larga vida” con uso de glicerina
Huesos. En cuadros o vitrinas; grandes o pequeños; conservados dentro de plástico, sobre la mesa, en fotos a vivo color o allí, dispuestos para el estudio.
Órganos, manos, cerebros humanos, corazones... en estantes, nadando dentro de envases plásticos con sustancias transparentes.
Este escenario podría parecer un poco tétrico a cualquiera, menos a los alumnos que forman parte del Taller de Preparaciones Anatómicas (TPA), quienes ven a las piezas cadavéricas como grandes atlas donde aprender y practicar las bases teóricas adquiridas en clases como Anatomía, Cirugía, entre otras asignaturas. Los cadáveres son sus aliados, y a los aliados no se les teme.
Esta unidad dentro del Departamento de Morfología de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Guayaquil trabaja en la aplicación de nuevas técnicas de conservación desde el 2006, cuando empezó sus labores.
Su director, Rafael Coello, es quien impulsa la utilización de una técnica innovadora que -según dice- permite a los estudiantes profundizar los conocimientos mediante la exploración.
Se trata de la utilización de una solución conservadora y fijadora a base de glicerina y otros componentes, en lugar del formol, tradicionalmente utilizado en la preservación cadavérica.
“Este cambio llegó como una necesidad de mejorar las condiciones formativas de los estudiantes y la calidad de los recursos para aprender”, explica el responsable de este taller.
Una de las principales ventajas de la utilización de la solución de glicerina en lugar del formol es que los cuerpos mantienen sus características naturales como la flexibilidad de las articulaciones del cadáver.
“Lo más importante es que se conserva la relación anatómica. Esto significa que cada órgano se mantiene en su sitio, en donde debe estar, para una mejor identificación por parte de los estudiantes”.
Coello indica que este era un problema recurrente en los alumnos de Medicina, que incidía en el rendimiento incluso de los mejores estudiantes.
“Al término del curso lectivo el cuerpo estaba deteriorado a causa de la manipulación; las piezas estaban desorganizadas y se les complicaba identificar los elementos”.
Explica que para que la técnica no falle, deben ser cuidadosos en la selección de los cadáveres, “algo que nunca antes se había hecho en la facultad”, asegura.
Además de la solución, indica, es importante que el cadáver llegue con pocos traumas, ninguna fractura ósea, sin patologías renales o hepáticas y que sea de reciente fallecimiento, para garantizar una correcta circulación hacia los vasos por medio del torrente, al que la sustancia llega luego de ser introducida al cuerpo por la arteria femoral, valiéndose de un aparato especial para esa parte del procedimiento.
Además de los huesos, la variedad de órganos conservados y de diferentes partes humanas, en el Taller de Preparaciones Anatómicas no pueden faltar los cadáveres.
Christian Ortiz y Carlos Plaza, estudiantes de diferentes ciclos en la Facultad de Ciencias Médicas, se colocan sus mandiles celestes, guantes y mascarillas y abren cuidadosamente la denominada “camilla conservadora”, donde se encuentran dos cuerpos, sumergidos en una solución que mezcla agua, fenol y glicerina. Toman al que emerge primero y lo colocan sobre una bandeja metálica.
Allí, retiran las capas de piel de su torso que se encuentran apenas superpuestas y revisan varios órganos internos que quedan a la vista, como los pulmones, el corazón, el estómago y los intestinos.
Coello sostiene que esta manipulación directa ha dejado de ser peligrosa, gracias al cambio de sustancia que se utiliza actualmente en lugar del formol, pues éste se trata de un producto tóxico.
“Es nocivo para las vías aéreas, irritativa para las mucosas y zonas respiratorias bajas. También se trata de un elemento pretumoral y cancerígeno, según la Organización Mundial de la Salud”, añade.
Según él, es una sustancia volátil que agrede a quien la utiliza y que ponía en riesgo a cerca de 3 mil estudiantes de la Facultad de Ciencias Médicas.
En un artículo científico de la Universidad de Guayaquil elaborado por Coello, se explica que “utilizar soluciones con formol ha provocado efectos adversos en la salud humana como cefáleas, somnolencias, sequedad de la piel e irritación de los ojos y faringe”.
No obstante, la utilización del formol aún es válida para fines funerarios, dice el médico.
Varios estudiantes y asistentes al TPA como Ignacio Puco, destacan las ventajas de la utilización de esta sustancia, pues permite un estudio más preciso del cuerpo humano y con menos riesgos.
“Anatomía es una de las materias base para toda nuestra carrera y es muy importante poder contar con estas herramientas para aplicarlas en nuestra vida profesional”, indica.
El Taller de Preparaciones Anatómicas posee hasta el momento más de 100 cadáveres y tiene en mente armar una exposición de todos los trabajos que realizan con esta técnica el próximo año, cuando superen las 500 piezas.