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Bomberos usan el juego como técnica para adiestrar a los perros de su Unidad Canina

Cuando el can halla la persona, el guía (que conforma un binomio con el animal) le entrega la pelota. Así el perro asocia a la víctima con el juguete. Así el can asocia a la víctima con el juguete.Foto: Eduardo Escobar
Cuando el can halla la persona, el guía (que conforma un binomio con el animal) le entrega la pelota. Así el perro asocia a la víctima con el juguete. Así el can asocia a la víctima con el juguete.Foto: Eduardo Escobar
02 de enero de 2016 - 00:00 - Redacción Actualidad

Mientras Álvaro Luis Rodríguez Flores y Carlos Eduardo Pinargote trabajaban en una construcción en la ciudadela Los Rosales, norte de Guayaquil, fueron sepultados por un muro de tierra que se derrumbó.

Era el miércoles 9 de diciembre  de 2015 cuando más de 4 metros de roca y tierra cubrieron a las víctimas. El personal de la División de Rescate del Cuerpo de Bomberos que acudió no sabía con certeza dónde buscar. Por eso llevó a Owen, quien minutos después indicó dónde estaban los cuerpos.

Owen recorrió la montaña de tierra y marcó el sitio exacto donde, con una retroexcavadora, debían buscar. Así fue posible encontrar los cadáveres, gracias al can adiestrado en la búsqueda de personas atrapadas en derrumbes.

El perro es parte de la Unidad Canina perteneciente a la División de Rescate del Benemérito Cuerpo de Bomberos de Guayaquil (BCBG). La Unidad tiene 2 años de creada y cuenta con perros adiestrados en la búsqueda de personas en diferentes terrenos. Los hay para ubicar humanos vivos, muertos, en el agua, en escombros, en tierra o hay perros para búsquedas en áreas grandes.

No es el mismo animal que se utiliza en todas partes, aclara el bombero voluntario Larry Rodríguez, encargado de esta Unidad. El proceso de adiestramiento es el mismo en cada caso, solo varían pequeños detalles que se conocen como ‘elementos predictivos’ y que son el terreno en el que van a trabajar. Si es en escombros de edificios, el elemento predictivo serán las piedras; si es un deslave, el elemento es la tierra, como el caso con Owen en la ciudadela Los Rosales.

Compañeros y amigos

El trabajo se realiza en binomios. Todo perro tiene un guía humano que está a su lado durante el proceso de adiestramiento y en un escenario real. Ambos son compañeros, amigos, y precisamente de esa confianza que se crea con la convivencia diaria depende el trabajo del can, cuyo entrenamiento se hace basado en el juego.

La División de Rescate del BCBG  cuenta con la Unidad Canina y la Unidad de Rescate Acuático.  El mayor Jorge Montanero, jefe de la División, destaca la labor de los perros, pues “nos dan más certezas que una cámara térmica. Cuando buscan, lo hacen tratando de hallar un premio, ese es su estímulo”.

El adiestramiento del perro se hace con un juguete. Ese es su estímulo. Por ello se buscan animales con capacidad de fijación, que se esfuercen por encontrar su juguete. Si son animales tranquilos, que no les importa buscarlo, no sirven.

“Necesitamos que el ejemplar sea constante, que no se aburra y se vaya, que no se disipe. Tiene que estar enfocado siempre”, comenta el bombero Larry Rodríguez. “La disciplina es para que el perro obedezca órdenes, que siga comandos a distancia: que se siente, que vaya a la derecha o a la izquierda, porque uno está afuera y puede ver qué pasa. El perro solo va y busca”.

Rodríguez instruye a los animales en la Unidad Canina. El proceso se basa en el juego, pues el can lo que busca es su juguete. Inicialmente se le pone el juguete (una pelota) para que se acostumbre a él. Se le llama ‘instinto de presa’, que vaya por la pelota. “De ahí se le enseña que ladre por el juguete, eso nos sirve para el marcaje”, señala el bombero.

Una vez que el animal tiene consolidado el ladrido, entra a una etapa básica en la que se le hacen los ejercicios en un hueco bajo tierra. Es el nivel 1. Se entierra en un tanque a la persona y cuando el perro la encuentra, se le da el juguete. Así el can sabrá que donde está el humano, está su pelota. Así empieza a percibir a una persona enterrada. “El tanque va bajando hasta que está completamente cubierto de tierra. Cuando uno suelta al perro y este halla a la persona, está listo para la etapa 2”, cuenta Rodríguez.

En esta etapa los canes empiezan a usar su nariz. Ellos inicialmente saben ir al lugar donde está la persona, de manera visual. Pero en la etapa 2 empiezan a utilizar el olfato.

Cuando está consolidado este paso, llega al 3, en el que se le agregan niveles de dificultad: mayor distancia, se pone el guía a otro lado y se suelta al animal en diferentes puntos. Y en el nivel 4 se combinan los ejercicios con la obediencia del perro, que busque el juguete sin perder el interés y siguiendo las instrucciones de su guía. (I)

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