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Benito Parrales, el criador de cocodrilos de la isla Santay

Durante los recorridos, Parrales les cuenta a los turistas todo lo que posee en el lugar y cómo debe lidiar con los animales.
Durante los recorridos, Parrales les cuenta a los turistas todo lo que posee en el lugar y cómo debe lidiar con los animales.
Foto: cortesía / Juliana Vélez / UIDE
01 de junio de 2017 - 00:00 - Juliana Vélez M. Estudiante de la UIDE

Benito Antonio Parrales tiene 70 años y habita en la Isla Santay. A este sitio se puede llegar desde Guayaquil, a pie o en bicicleta, por el puente que inicia en la calle El Oro, al sur de la urbe.

Cuenta que desde pequeño fue trabajador y muy rudo, como él mismo se reconoce. Se crió en este lugar y su oficio de pescador artesanal  hasta ahora lo ejerce.

 Parrales además trabajaba de voluntario en el Parque Histórico, donde aprendió a criar pollos, pelar camarones y atrapar cangrejos.

Pero su verdadera vocación -asegura- es la crianza de cocodrilos. Un día a la Santay llegaron 11 cocodrilos bebés. “Esta especie está en peligro de extinción, ya que su piel es utilizada para hace zapatos, chaquetas o carteras. Me dediqué a cuidarlos, veía cómo les daban de comer, hasta que un día decidí hacerlo por mi cuenta”. Asegura que la actividad parecía fácil porque lanzaba la comida. El problema surgía porque ellos se golpeaban entre sí y se formaba un caos. “Un día me encargaron realizar la actividad. Al inicio estaba algo nervioso y me di cuenta de que necesitaba de mucha atención”. Todo transcurría bien hasta que un día uno de los cocodrilos se le tiró encima y le mordió la mano. Fue un gran susto.  El accidente lo hizo ser más cauteloso. “Eso me dio experiencia.  Me asusté mucho, pero eso me permitió aprender a convivir con estos animales”.

Todos los días Parrales se encarga de cuidarlos. En las mañanas les silba y en la tarde les da de comer.

“Al principio solo los alimentaba con pescado, pero eso hizo que se hicieran agresivos. Ahora les doy carne de pollo”.

Parrales tiene 13 años criando a 11 cocodrilos. Además se emplea como guía  turístico. Los recorridos que realiza duran cerca de 45 minutos. En ese lapso da información genérica sobre los animales.  En el sitio donde están los cocodrilos se puede apreciar a personas que los miran desde lejos. Algunos toman fotos. Además pueden ver cómo se alimentan, de qué forma devoran  la comida cuando Parrales les lanza algo de comer.  (I)

 

 

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