Basura en el río“acentúa” el estigma sobre Balzar
Cerca de la orilla del río Daule, en Balzar, dos hombres con el agua hasta las caderas descargan arena de una canoa para usarla en diversas construcciones que desarrollan en sus hogares. El que está más cerca del atracadero, al percatarse de que es observado, saluda con un gesto.
Cuenta que en pocos minutos el cauce ha crecido notablemente: “Mucha palizada está arrastrando la marea". Dos horas antes, el río tenía dos metros menos de altura.
En ese tramo del Daule, que provee de agua a la ciudad de Guayaquil, flotan botellas de agua vacías o recipientes del agroquímico Glifopac. Ese panorama es acompañado por un olor fétido.
El otro hombre comenta: "Estamos casi con la altura que había en el invierno, cuando declararon la emergencia".
Jorge Castro, del área de Catastro del Municipio de Balzar, quien acompaña a este medio para constatar el estado de contaminación del caudal, con el rostro preocupado, realiza varias llamadas para averiguar por qué la corriente subió y cuál es la causa por la que trae consigo un olor a podrido. “Puede ser por la apertura de la represa, o las lluvias fuertes en sectores más al norte, a la altura de Manabí”, señala.
Acerca de las botellas en el agua, Castro justifica que en el último año han enseñado a la ciudadanía a depositar los envases en pozos para que no estén expuestos a la intemperie. “Encontrarlas en el agua significa que, por las lluvias, el río alcanzó las haciendas, incluyendo los fosos”. El funcionario no para de recalcar la labor actual del Cabildo para informar a la comunidad y hacer conciencia de la importancia del río.
Desde la terraza más saliente del mirador se observa el monótono movimiento del afluente, pero una extraña figura llama la atención. Entonces, un ciudadano que hace una pausa en su bicicleta advierte: "¡Miren ahí!": Es un chivo muerto.
“Con el invierno muchos animales murieron ahogados”, añade el empleado municipal designado para detallar lo que pasa en el sector.
Luego, uno de sus contactos le confirma telefónicamente que han abierto la represa Daule-Peripa, lo que, según él, explica la notoria presencia de basura, árboles caídos, ramas, y lechugines.
“El río no sólo se afecta por los pesticidas que usan en el campo, también están los deslizamientos de tierra que arrastran árboles a su paso”, comenta Castro, mientras el chivo se sacude por el vaivén de la corriente.
Once meses atrás, en una visita al mismo cantón, uno de los problemas principales que tenía el río era que los desechos del camal empeoraban la situación ambiental.
Al respecto, el funcionario asegura que, a raíz de las quejas de los moradores cercanos al matadero, decidieron construir una pequeña planta de tratamiento de aguas residuales para manejar de forma efectiva los cauces que salen de sus instalaciones.
Cerca del este del Daule existe un barranco en cuyo fondo hay árboles y un pilo de tusas de choclo a pocos centímetros de la orilla.
Un morador del sector, que transita diariamente por allí, denuncia: "Viene gente de otros lados a botar basura y luego nos echan la culpa, pero no somos nosotros".
No obstante, el cabildo reitera que ahora se educa a la población para que evite arrojar desperdicios al río y para que los saquen cuando los recolectores pasan por el lugar.
En el cantón se han colocado tachos para receptar celulares viejos, con el fin de que las baterías no vayan a dar al afluente.
Asimismo, el gobierno seccional manifiesta que está consiguiendo la licencia ambiental, que otorga la Prefectura Provincial del Guayas, para empezar la construcción y ampliación del sistema de alcantarillado y tratamiento de aguas.
Esta obra tiene como fin disminuir la cantidad de basura que la gente del área urbana arroja al agua.
Pero aquello no resuelve la deficiencia de la zona rural, pues no todos tienen el servicio de agua potable o alcantarillado.
Según moradores de los recintos Guarumal y Chicompe, que el fin de semana viajaron hora y media para recibir provisiones por parte de la Secretaria Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR), allí prefieren consumir agua de los pozos porque la del río la ven “sucia” y sólo la usan para lavar ropa o bañarse en verano.
En el sector de Puerto Grande, por donde también pasa el Daule, se constata la presencia de maleza, además de que algunas familias arrojan sus desperdicios en los márgenes del afluente.
A un par de metros de uno de esos basureros “improvisados”, aún hay grupos de jóvenes que pescan en esas aguas para alimentarse.
Uno de ellos, expresa un poco apenado que sus coterráneos más jóvenes (como los que pescan), ignoran lo grave que es arrojar desperdicios al río que ellos mismos utilizan, aunque no consumen sus aguas.
Admite que aún falta trabajo de las autoridades para quitar el estigma de que Balzar es la “culpable” de la basura que llega a otros cantones. “La Municipalidad trata de hacer lo necesario para progresar y convertirse en un destino agroturístico que respeta el medio ambiente”.
Asegura, en ese sentido, no perder la esperanza de que poco a poco los ciudadanos sean conscientes de la importancia de cuidar el líquido vital. Esto lo dice mientras, desde la parte más alta del puente, observa el poblado. Los pescadores ríen inocentemente y hacen de la mano a los visitantes.