Con juegos tradicionales y bailes populares se celebraron ayer los 476 años de fundación de Guayaquil.  Las calles de los sectores marginales se vieron colmadas de niños y adultos para rendir homenaje a la ciudad.

Los ciudadanos en sus respectivos barrios organizaron campeonatos de indorfútbol y concursos como el del huevo en la cuchara, los ensacados y el comelón, el cual fue  el de más acogida entre los niños.

“Desde hace más de 30 años se organizan actividades en el barrio con mucho entusiasmo para celebrar las fiestas de Guayaquil. Todos los vecinos nos unimos para limpiar el sector y organizar los juegos”, indicó Juan Méndez, coordinador de la cooperativa Mónica de Franco, ubicada en el  Guasmo sur.

En este populoso sector sus pobladores disfrutaron de muchos juegos donde participaron hombres y mujeres. También se dio un concierto donde se presentaron varios artistas nacionales.

Méndez manifestó que se siente orgulloso de ser guayaquileño y cada año organiza una fiesta en honor a la ciudad y también para unir  más al barrio. “La gente disfruta mucho aquí en cada fiesta de fundación. Nosotros mantenemos los juegos tradicionales de Guayaquil y siempre los hacemos, ya que aquí no se pierde la costumbre”, dijo el dirigente de la cooperativa.

Muchos guayaquileños que comenzaron a celebrar las fiestas desde el pasado viernes, hasta ayer todavía continuaban con los festejos. Fernando Zavala, con guitarra en mano, no dejaba de cantar junto con sus amigos canciones de la ciudad en la cooperativa Unión de Bananeros, al sur de la urbe.

Canciones como “Guayaquileña” y “Guayaquil de mis amores” fueron entonadas a todo pulmón por Zavala, quien con su guitarra y unas cuantas cervezas a su lado festejó los 476 años de fundación.

“Llevo a mi ciudad en mi corazón y cada fiesta siempre llamo a mis amigos para cantar y beber en el portal de mi casa. Espero que la ciudad siga creciendo, pero de manera equitativa”, enfatizó Zavala.

Los bailes populares no faltaron a la hora de homenajear a la “Perla del Pacífico”. Walter Figueroa, en compañía de una amiga, mostró sus dotes de bailarín salsero en una pista improvisada en una calle de la cooperativa Proletarios sin Tierra.

Figueroa señaló que no siente vergüenza a la hora de homenajear a Guayaquil y todos los años baila en las calles de su barrio. Además, con  sus vecinos organizan “comelonas” y bailes cada 25 de julio.

En la cooperativa Batalla de Tarqui, sur de la urbe, el evento que tuvo mayor acogida fue el del palo ensebado, juego típico y tradicional. Los niños que participaron hicieron su mejor esfuerzo para llegar a la cima de la caña guadua y llevarse los múltiples productos que los organizadores de la fiesta recolectaron de las tiendas del barrio.

Las fiestas julianas se celebraron ayer hasta altas horas de la noche. Los conciertos en sectores marginales tuvieron gran asistencia de público.