Una hora. Es el tiempo que Galo Muñoz, de Bastión Popular, asegura haber esperado un alimentador de la Metrovía en la avenida Rodríguez Bonín, cerca de la Policía Judicial, en el oeste de la ciudad.

No es una situación que se dé  durante el día, admite, pero que se presenta recurrentemente en las horas de mayor movimiento vehicular. “Entiendo que esta es una zona transitada, pero debería existir más frecuencias de buses”.

La demora y aglomeraciones de las unidades articuladas es una situación detectada en aquellas que se integran con paradas de la troncal Metrobastión y Metroexpress.
Mientras que en los trayectos que corresponden a Metroquil, los usuarios solo presentan observaciones en la llegada de las unidades a la terminal Río Daule.

En las horas pico se forman largas filas para quienes abordan la ruta Alborada. “Desde aquí, uno  espera hasta media hora para poder salir”, afirmó Rubén Pacheco, quien desde su trabajo en el centro se traslada hasta su domicilio en la 13a. etapa de la Alborada.

En la ruta de Metroquil, solo dos estaciones (Pradera 2 y Cdla. 9 de Octubre) integran con rutas alimentadoras. En estos puntos la frecuencia de las unidades es de aproximadamente 20 minutos.

Según los usuarios consultados, no hay suficientes unidades de un vagón para abastecer la demanda que se presenta en puntos como San Eduardo, colegio Aguirre Abad y terminal Río Daule.

Los regulares atrasos fueron considerados por la Defensoría del Pueblo, entidad que recabó información en 2016 sobre el servicio de transporte municipal que opera desde 2006.

Entre las 12 observaciones entregadas a la Fundación Metrovía, en agosto de 2016, se incluyó el tema de los atrasos de las unidades articuladas y alimentadoras.

En primera instancia, la fundación afirmó que la frecuencia de la flota, al llegar a estaciones y paradas de alimentadores, máximo es 10 minutos. Sin embargo, aceptó que en ocasiones se registran atrasos, pero “por la competencia desleal  de unidades de transporte urbano y la invasión de carril”, afirmó Leopoldo Falquez, gerente general de la entidad.

Incluso, las unidades cuentan con un sistema de posicionamiento global (GPS, por sus siglas en inglés) que permite monitorear los recorridos y la velocidad.

La Defensoría y la Fundación Metrovía mantuvieron reuniones para intercambiar los procesos realizados con el objetivo de mejorar el servicio en las rutas.

Sobre los atrasos de los alimentadores, Zaida Rovira, coordinadora regional de la Defensoría, comentó que se sugirió la implementación de un plan operativo en las horas de mayor demanda.

En este sentido, una de las propuestas fue enviar más unidades en los momentos de mayor demanda. “Hay rutas que aún en hora pico no tienen tanta afluencia y sus carros  pueden ser, temporalmente, reasignados a otros puntos”.

La Fundación Metrovía, por su parte, informó que periódicamente revisan los trayectos con el objetivo de cambiar recorridos y asignar más vehículos en los casos pertinentes.

La semana pasada, la Defensoría del Pueblo anunció que hará una observación del servicio del sistema de transporte cada dos semanas. (I)