Un apagón dejó a usuarios de la Metrovía sin acceso a estaciones
Fue un lunes, aproximadamente a las 17:30. Nicolás Barros, comerciante, había tomado el articulado de la troncal Metrobastión en la Universidad de Guayaquil con el objetivo de llegar hasta el hospital del Niño y, para ello, planeó hacer un trasbordo.
Se bajó en la parada Plaza Victoria (Sucre y Quito) para dirigirse hacia la estación Iglesia de la Victoria (10 de Agosto y Pedro Moncayo) donde pretendía usar su tarjeta para ingresar. Sin embargo no pudo hacerlo pues los lectores electromagnéticos estaban temporalmente inhabilitados por un apagón.
Barros había desestimado la inusual presencia de personas casi a mitad del carril exclusivo. Eran pasajeros que guardaban la esperanza de abordar en algún momento. “Algún día tenía que pasar, no fue buena idea retirar las taquillas”, dijo Barros.
El sistema de tarjetas está disponible en la Metrovía desde que inició operaciones en 2006 pero recién desde hace cuatro años que se utiliza como único objeto indispensable para ingresar a las estaciones y terminales.
A partir de la disposición se incrementaron las observaciones: Malfuncionamiento de los dispositivos de recarga y saldos que ‘desaparecen’ son las mayores quejas.
El apagón del 19 de marzo anterior resultó una experiencia amarga para los usuarios de esta modalidad de transporte que querían ingresar a las estaciones y, en algunos casos, debieron esperar hasta dos horas para conseguirlo.
Solo en la calle Pedro Moncayo hay siete paradas y desde la calle 10 de Agosto se podía observar que el problema se repetía. En lo que respecta a la estación Iglesia de la Victoria fue necesaria la intervención de la policía por el desorden que se generó.
Jairo Cárdenas, del sector Valdivia, tuvo la oportunidad de llegar hasta los torniquetes de ingreso y escuchó cómo un guardia privado comentaba que hubo gente que, desesperada por entrar, sorteó por encima los lectores electromagnéticos en donde se pasa las tarjetas
Cárdenas sugirió implementar una alternativa no electrónica. “He visto torniquetes en las películas a los que solo les echan una moneda para entrar”.
Mientras, en la calle Pedro Moncayo, un gendarme detuvo la marcha de un articulado con el propósito de que permitiera el abordaje de pasajeros a lo que el chofer se negó. Cristian León, estudiante universitario, mostró su frustración por no tener más alternativa que esperar a que vuelva la energía.
“Habemos personas que salimos con lo justo para la movilización. No es posible que no tuvieran ni para un triste generador que evitara esto”, lamentó León.
La fundación Metrovía ha defendido el uso de tarjetas como una modalidad para el ingreso rápido de los usuarios. Incluso amplió los puntos de recarga a 190 hace aproximadamente un año.
Este diario buscó a Leopoldo Falquez, gerente de la Fundación Metrovía, para consultar sobre contingentes para garantizar el ingreso mediante el uso del dispositivo electromagnético. Hasta el cierre de esta edición, no respondió las llamadas.
La distribución de las tarjetas está a cargo del consorcio Transvía que, además, administra el cobro de los pasajes de $ 0,30. La entidad, por realizar su trabajo, cobra el 8,9% de cada pasaje cancelado ($ 0,02) y la recaudación es colocada en una cuenta de fideicomiso. (I)
Proyecciones
Siete troncales en proceso
La fundación Metrovía proyecta completar siete rutas troncales (funcionan tres) con la finalidad de movilizar a 1’200.000 usuarios. Para ello se requeriría completar una flota de aproximadamente 1.000 unidades (hoy existen 405).
2 dólares cuesta adquirir una tarjeta de la Metrovía en los dispensadores de las estaciones.
$ 128 millones en obras
Entre 2006 y 2014, el Municipio de Guayaquil asignó $ 128 millones para la infraestructura de la Metrovía.