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“Allí radica una revolución cultural en las familias”

“Allí radica una revolución cultural en las familias”
16 de enero de 2012 - 00:00

Como parte de la solución a los problemas de las invasiones en Guayaquil, el Gobierno presentó el programa Ciudad Victoria.

La iniciativa proveerá de casas a las personas que actualmente viven en estos asentamientos carentes de servicios básicos. El Banco Ecuatoriano de la Vivienda (BEV) financia parte del proyecto. El gerente de la institución, Rodrigo González, explica los avances y demoras en el plan considerado por el régimen como prioritario.

¿En qué etapa está el proyecto Ciudad Victoria?

Estamos en un proceso de maduración. Ha sido un proyecto complejo en su ejecución porque es novedoso, nuevo. No existía un programa de esta magnitud y para estos segmentos de la población. Hemos tenido en el camino que solucionar una serie de problemas  como el que se encontró en el terreno, una montaña de roca inmensa que había que demoler y que no estaba prevista originalmente, lo que retrasó la ejecución de los trabajos.

Tampoco existía una legislación municipal para aprobarse rápidamente los planos y hacer todos los estudios que requieren los cabildos para otorgar los permisos. Tenemos dificultades en poder escriturar o individualizar las propiedades horizontales para estos segmentos, ya que no existía una legislatura adecuada. Con eso podemos escriturar en favor de los beneficiarios y las entidades financieras que van a entregar los recursos.

¿Esos son los problemas que han encontrado?

Esos han sido los problemas. Toda programación es ideal. Nosotros aprobamos el proyecto, verificamos las condiciones técnicas, en 30 días estaban los permisos, en 60 otros, en 90 se cumplirán determinadas metas. Pero cuando se hace el análisis de riesgo de un proyecto es que se ve “si pasa esto” o “puede pasar esta otra cosa”.

Pero el BEV se encarga de que el proceso siga su marcha...

Claro. Esa es nuestra tarea. Trabajamos en determinadas ocasiones ciertas cosas que no estaban previstas ocurren. Lo que hacemos es aplicar un mecanismo de control de cambios. Se hace cambios adecuados, reprogramaciones para el cumplimiento de metas.

¿En diciembre debían entregar las primeras viviendas?

Sí. En diciembre estaba previsto que se entreguen 2.000 viviendas. No ha sido posible hacer eso. Están listas aproximadamente unas 420, pero en  el camino se encontraron problemas y dificultades enormes. Se han metido creo que alrededor de 20 veces los planos en el Municipio y ha habido que hacer cambios y ajustes pedidos por el Cabildo, porque han tenido que adaptarse las viviendas.

¿Cambios justificados o políticos?

Absolutamente justificados. Esto es una cosa normal en los proyectos. Si fuera un tema de carácter político estaría sumamente preocupado. Pero no le pasa eso a este proyecto en particular. Tenemos otros construyéndose aquí (Guayaquil), más de 10 y que también tienen problemas, que se han tardado y que tienen dificultades. Nuestra normativa  en varios municipios es compleja, difícil. Hace poco tuvimos problemas con los registradores de la propiedad, son cosas no previstas, como encontrar un cerro de roca azul. Además este proyecto estuvo concebido para otros niveles. El Presidente dijo “quiero que sea para tales segmentos” y hubo que rediseñar.

¿A qué segmento va dirigido el programa?

A las familias de bajos ingresos, a las familias que pueden pagar 60, 70, 80, 100, 120 dólares de cuota mensual. El producto está diseñado para ellos. Anteriormente era un producto con otros precios. Como se rediseñó el producto se adaptó. Nosotros en eso somos molestosos, como banco, porque solicitamos que se cumplan determinadas condiciones. No financiamos cualquier cosa.

¿Cree que las personas que viven en la zona podrán acceder a Ciudad Victoria?

Desde luego que sí. Lo que nosotros hicimos en febrero de 2011 fue un estudio socioeconómico en la zona para determinar la capacidad, los ingresos y los gastos que tenían los habitantes del sector. La gente gasta en agua, en gas, transporte, alimentación. Queríamos saber cuánto podían pagar. Los beneficiarios van a tener colegios públicos por lo que no gastarán en escuelas particulares ni transporte, van a tener agua y ya no requerirán tanqueros. Esos recursos los pueden destinar al pago de una cuota.

Allí radica una suerte de revolución cultural de las familias. Ellos disponen de 122 dólares al mes, con un mínimo de 80 y máximo de 160. Este rango es la cuota que las familias pueden pagar. Una familia puede obtener entre 7.000 u 8.000 dólares en crédito, más los 5.000 del bono. Son 13.000 dólares, como mínimo. El Gobierno ha pensado que 12.000 dólares es una cifra aceptable. Habrá viviendas de entre 12.000 y 20.000 dólares.

¿Cuántas soluciones habitacionales contempla el proyecto?

Alrededor de 7.000.

¿Cuándo vivirán  personas allí?

Las viviendas están listas y nosotros pensamos entregar 2.000 viviendas hasta fin de año. Hay una zona en la cual ya están terminadas. Pero no había una normativa para que desmembremos una parte del proyecto que está hipotecado en su totalidad al BEV para que la entidad financiera pueda hacer una hipoteca sobre ese terreno y entregar los recursos. Hubo que generar un mecanismo de derechos fiduciarios para que le entreguen un crédito al comprador de la vivienda. Todas estas normativas no existían.

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