A Bucay los turistas llegan atraídos por sus siete cascadas
Lo primero que hace sospechar a un turista que está cerca de llegar a General Antonio Elizalde (Bucay) es el río La Elvira, que se ubica justamente a la entrada de este cantón guayacense. Las copas de los árboles enverdecidos por la lluvia del invierno dan cuenta de que la zona además de ser agrícola tiene encantos naturales.
Esta localidad busca posicionarse como uno de los referentes del turismo en el país. El principal impulso que ha recibido el pueblo, cuenta Jorge Luis Sucal, habitante del centro de Bucay, es el funcionamiento del ferrocarril. “Eso generó que pequeños inversionistas instalen hostales y pequeños negocios”.
Aunque a simple vista el poblado no posee atractivos, existen 2 sitios muy visitados: la estación del tren y el mirador de la Virgen del Carmen, Patrona de Bucay. A este último lugar llegan decena de personas a pedir milagros. Además es un emplazamiento desde donde se puede apreciar todo el cantón.
Mercy Bohórquez, de 34 años, quien tiene un puesto de venta de alas de pollo, asegura que el sitio es muy visitado durante los fines de semana y los feriados. Los sábados y domingos llegan más de 100 personas. Algunos son devotos de la Virgen, otros suben por turismo. “De aquí se ve todo Bucay”, afirma.
Las 7 cascadas
Tanto en Bucay como en los sitios cercanos existen cerca de 40 cascadas. Recorrer todas en un solo día es imposible.
Las más cercanas a la cabecera cantonal son las 7 caídas de agua del deseo. Para subir se utiliza un camino pedregoso en verano y lleno de lodo en invierno. Si quiere hacerlo con mayor seguridad requiere de un guía cuyos servicios se pueden contratar en la parte plana donde se ubica un pequeño restaurante.
Para llegar a la primera cascada se debe pasar por un puente de madera. El sendero es muy húmedo y resbaloso. En la primera parada que está ubicada a un kilómetro de distancia se encuentra doña Fanny, quien vende maduro con queso, colas y agua. El ruido que realizan los turistas no impide escuchar el trino de las aves ni la caída del agua de las cascadas más cercanas.
Otro de los atractivos que tiene el sector es un trapiche de madera que sirve para extraer el jugo de la caña de azúcar. El lugar se llena de los visitantes, quienes por $ 0,50 pueden deleitarse con un vaso de jugo. Para que el trapiche funcione, al menos 4 personas deben hacer girar una viga conectada a la molienda.
Para Martha Intriago, oriunda del cantón Naranjito, que Bucay se haya convertido en un destino turístico obedece no solo a la presencia de las cascadas, sino también de la estación del ferrocarril. “Muchos viajeros llegan para ver el tren. Creo que la obra marcó el desarrollo de este lugar. Veo que fines de semana arriban turistas tanto de la Sierra como de la Costa”. (I)
