70% de proyectos estudiantiles lo financia la banca
María Fernanda Plaza, estudiante de la Universidad Casa Grande, acabó de presentar su tesis en la carrera de Administración y Marketing Estratégico y tras 4 años de estudio está por incorporarse de ingeniera en este ámbito.
Su tesis titulada “comercialización de yogur helado” se enfocó en un estudio sobre las posibilidades de mercado para este producto, desde las microempresas hasta las grandes franquicias que existen en el país.
“Es una iniciativa que si se aspira a una expansión demanda esfuerzo y paciencia en los primeros años, razón por la que la mayoría prefiere mantenerse en negocios pequeños”, comenta Plaza.
Es muy común, dice la estudiante, ver en las calles letreros donde ofrecen al paso productos congelados como gelatina, jugos, frutas y yogur, por lo que la idea resulta competitiva y con posibilidades de crecimiento. Pero implementar un negocio de yogur helado es algo que a Plaza actualmente no le atrae.
“No es que no crea en mi propio proyecto, pero el tiempo para realizar los trámites de un crédito y estar pendiente de su aprobación es algo de lo que no dispongo”.
Hasta que pueda disponer de ese tiempo, Plaza afirma que dedicará sus esfuerzos a la empresa familiar, inspiración que le sirvió para estudiar Administración.
Según estudiantes consultados en cuatro universidades con carreras empresariales (Universidad Católica de Guayaquil -UCSG-, Universidad Politécnica Salesiana -UPS-, Universidad Casa Grande y Escuela Superior Politécnica del Litoral -Espol-) existen dificultades para transformar sus tesis y proyectos microempresariales en realidades.
Los requisitos para créditos, trabas burocráticas, falta de tiempo y dinero son, entre otras, las razones por las que los jóvenes emprendedores pierden el ánimo para materializar sus ideas.
Sentando bases de propuestas
En la UPS los estudiantes de la carrera de Administración de Empresas tienen la oportunidad de incubar y desarrollar esas ideas en el aula, dentro de la asignatura de Gestión Empresarial
En horarios diurnos y nocturnos (07:00 a 13:00, y 07:00 a 23:00) los jóvenes comparten los conceptos que pueden resultar atractivos dentro de un mercado -según señalaron- globalizado y digitalizado.
“Con Internet y las redes sociales las posibilidades son ilimitadas para la mayoría de las propuestas, si no para todas”, asevera Xavier Manosalvas, quien cursa el segundo nivel de la carrera.
En una hora de clase, la mayoría de propuestas estudiantiles se inclina por publicidad y ecología. Crear alternativas de difusión de bienes y servicios, así como productos y tecnologías amigables con el medio ambiente, resultaron más populares que alimentos, bebidas y deportes.
Susana Lam, directora de la carrera en Guayaquil, comenta que en la primera fase -la de la creatividad de las propuestas- los jóvenes son bastante entusiastas.
“Ideas es lo que más tenemos y nuestra labor, mientras esté al alcance de la universidad, es guiar y asesorar esa predisposición por innovar y crear bienes y servicios”, explica Sánchez.
La docente reconoció que en los primeros niveles de estudio (no al término de la carrera) es cuando los jóvenes muestran más entusiasmo por emprender una microempresa.
En 2010 apenas el treinta por ciento de los egresados de Administración de Empresas en la UPS invirtió en una idea. El Estado suele tomar las propuestas más innovadoras en programas estatales.
El destino de las ideas forjadas en los salones de clase no es una situación que preocupe demasiado a los estudiantes. “Más allá de los beneficios y réditos que pudiésemos obtener, lo importante es hacer la diferencia”, comenta Raúl Vásconez, estudiante de la UPS.
En cuanto a su idea -una línea de artículos informáticos elaborados a partir del reciclaje-, Vásconez estudia la posibilidad de plantearla a una empresa digital, para lo cual empieza a asesorarse sobre créditos. Los estudiantes de los primeros niveles también se preparan para desarrollar proyectos que presentarán en una próxima convocatoria del Estado.
Financiamiento y créditos
Las ferias y casas abiertas que realizan las universidades constituyen una ventana para los jóvenes que aspiran a que sus proyectos cuenten con respaldo económico.
Raúl Chávez, docente de la carrera de Administración de Empresas de la Universidad Nacional de Loja, afirma que estos eventos sirven para crear una cultura empresarial que anima tanto a estudiantes como al mercado (personas e instituciones) interesado en algo nuevo.
Según el académico, las empresas pueden surgir con un mínimo de capital. “Si se aspira a algo medianamente competitivo, apenas se requeriría de cinco mil dólares”, asegura Chávez.
Para Julissa Soriano, egresada de la carrera de Comercio y Finanzas en la UCSG, es en esta parte de la historia de un proyecto donde la mayoría de las aspiraciones quedan estancadas. Incluso, admite, muchas de las tesis y propuestas de los estudiantes no están debidamente elaboradas.
“Este trabajo requiere de una amplia búsqueda de información en Internet y bibliotecas y, en la mayor parte de las ocasiones, no se sabe leer y enlazar lo que se investiga”, reconoce Soriano, quien revisa tesis en el área de Coordinación Académica.
En cuanto al financiamiento, asegura, se prefiere buscar a entidades financieras estatales como la Corporación Financiera Nacional (CFN) y elBanco Nacional de Fomento (BNF).
El programa Producepyme, del Ministerio de la Producción, por ejemplo, facilita préstamos de 50.000 mil dólares para emprendedores individuales; y de 100.000 dólares para asociaciones.
“Por lo general, el 70% de las microempresas gestionadas por estudiantes son cubiertas por las entidades bancarias, públicas y privadas”, acota Soriano.
Los estudiantes, en este punto, prefieren no arriesgarse con préstamos a mediano plazo. Mientras que aquellos que se aventuran con un proyecto tienen dificultades para reunir los requisitos y, especialmente, el garante.
“Incluso entidades que han facilitado el proceso de crédito, como la CFN, deben primero calificar un proyecto, para lo cual la propuesta debe estar debidamente elaborada”. Para Maritza Coello, estudiante de Comercio y Finanzas de la UCSG, las entidades financieras deben aprender a confiar más en los universitarios. “Muchas veces nos vemos obligados a formar alianzas y buscar garantes en nuestras familias, y ninguna de las dos tareas es sencilla”.
Tiempo para desarrollar ideas
Los jóvenes que finalmente se arriesgan por desarrollar una microempresa requieren de bastante tiempo para ver los resultados de lo que nació, en la mayoría de los casos, como una tesis universitaria.
En la UEES tres estudiantes egresadas de carreras empresariales y vinculadas con la publicidad concibieron la idea de implementar un espacio en el que personas emprendedoras oferten sus productos y servicios: El Mercadito Sambo Night Bazar.
El espacio, que abrió por primera vez sus puertas en septiembre de 2010 en la vía Puntilla-Samborondón, convocó inicialmente a treinta y dos microempresas. Para el próximo mes, con motivo de las fiestas navideñas, asistirán ciento cuarenta entidades, entre emprendedores locales y franquicias nacionales.
Pierina Álvarez, una de las socias fundadoras de El Mercadito, comenta que la idea surgió cuando, junto con sus compañeras, se percató de que no existen muchas alternativas para vender cuando no se tiene un local comercial.
“La innovación cuenta para generar interés y esa es la carta de triunfo para cualquier iniciativa”, afirma Álvarez, quien recibió ayuda de su padre para desarrollar su idea.
La joven egresada de la carrera de Gestión Empresarial no descarta la posibilidad de ampliar su propuesta a otras provincias como Azuay y Pichincha; pero para ello “requeriría mayor tiempo disponible”.
Actualmente Álvarez piensa en hacer un masterado en Marketing y Finanzas, lo que, con su puesto de trabajo en una empresa familiar, limita la atención para El Mercadito.
Hasta que llegue el momento de sostener la propuesta a nivel nacional hace votos porque otros jóvenes emprendedores se animen. “La necesidad de salir adelante llega cuando la gente se decide a hacer algo y no tiene cómo hacerlo”.
Tanto estudiantes como egresados de carreras empresariales coinciden en que Ecuador tiene suficiente espacio para desarrollar ideas, pero que faltan quienes se interesen.