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Los jóvenes que migran para conseguir un título

Aunque les resulta complejo adaptarse, muchos universitarios se quedan viviendo en Guayaquil.
Aunque les resulta complejo adaptarse, muchos universitarios se quedan viviendo en Guayaquil.
Cortesía: UCSG
27 de diciembre de 2015 - 00:00 - Cinthya Zambrano Vera. Estudiante de UCSG

Con el paso de los años Ecuador ha cambiado su sistema educativo. Se han hecho reformas en  la educación superior para tener universidades de altos estándares de calidad en todas las ciudades, incrementando así  nuevas oportunidades para los jóvenes bachilleres de todo el país.  

Pero esto para miles de jóvenes no es suficiente, y siguen aún optando por migrar a Guayaquil, Quito o Cuenca en busca de prestigiosos centros de enseñanza superior  que puedan cumplir con sus expectativas académicas.  

Aunque lo ideal sería que cada ciudad con un número considerable de habitantes tuviera una institución de nivel superior de jerarquía. Un ejemplo de la migración lo vivió la zarumeña Nadia Romero, de 24 años, quien hace seis años migró a Guayaquil para estudiar comunicación social en la UCSG.

La decisión de venir al puerto principal no dependió de ella sino de sus padres; su ilusión siempre fue ir a estudiar a Cuenca, lo que resultó complicado porque su hermana, Mayra, de 26 años, ya estaba en Guayaquil estudiando ingeniería en telecomunicaciones, lo cual significó tener que venir a vivir junto a ella.   

A Nadia adaptarse a esta ciudad le costó mucho. “Guayaquil es una ciudad de caos, durante los primeros meses fue muy complicado vivir aquí, lo recuerdo tanto porque vivía en un pensionado, y a mi mamá le tocó quedarse a vivir conmigo durante todo el preuniversitario para así no sentir tanto la ausencia de mi lugar natal”, cita.   

Durante su estadía en Guayaquil, por motivos de estudios, no podía viajar constantemente a Zaruma debido a las diversas responsabilidades que tenía que cumplir en la universidad, pero afirma que sus padres venían muy seguido a  visitarla, cosa que la llenó de motivación para seguir luchando y triunfar en su camino para convertirse en profesional.

La joven estudiante está por culminar su carrera y lograr el objetivo por el que vino a Guayaquil, ser una profesional, y su plan es quedarse en la ciudad donde haya trabajo. “No puedo decir que volveré a Zaruma, aunque si fuera por mí lo haría ahora mismo; eso se lo dejo al futuro, muchas veces uno planea tantas cosas y termina haciendo otras o no termina ejecutando ninguna”, cuenta.

Cada ser es una historia

Rossy Bravo, de 27 años, también tiene su historia. Para ella, ir a vivir de Machala a Cuenca fue un desafío personal. “Siempre quise estudiar Ingeniería en Comercio y Marketing, y en mi ciudad no había esta carrera, es por eso que junto con mis padres decidimos que mi carrera universitaria la haría en Cuenca, en una de las universidades más prestigiosas del país, desde mi punto de vista”.   

Para ella ajustarse a esa ciudad y su cultura fue lo más complicado. “La adaptación, por ser una persona de la Costa, fue difícil; hasta hoy puedo decir que no me acostumbro en su totalidad debido a que el clima es muy variable, además de que siempre va a jugar un papel importante el regionalismo, pero no puedo quejarme porque también he conocido y aprendido mucho de esta ciudad”, asegura.

Actualmente Rossy lleva 7 años viviendo en esta ciudad. Desde que se graduó empezó a trabajar en un canal de televisión de Cuenca, “UnsiónTv”, y por el momento piensa seguir radicada ahí.

Ella vive con una amiga y cuenta que cada quince días viaja a visitar a su familia, que vive en Machala. Lorena Bazán, de 23 años, en cambio, arribó a Guayaquil desde Quevedo hace 5 años. Vino a estudiar Comercio Exterior en la Universidad de Guayaquil.

Cuenta que al principio no se adaptaba, no solo por el clima sino también por lo acelerado que es el ritmo de vida en la ciudad. “En Quevedo las personas caminan muy suave, se toman su tiempo para realizar las actividades diarias, pero en Guayaquil todo es acelerado. Uno tiene que caminar rápido porque corres el riesgo de que alguien te tumbe. Además, durante muchos días el calor se torna insostenible”.

Bazán cuenta que luego de terminar sus estudios universitarios seguirá trabajando en la empresa en donde labora desde hace 2 años. “Lo que hace atractivo a Guayaquil no es solo el nivel de las instituciones académicas sino también las ofertas de trabajo. En Guayaquil existe la posibilidad de quedarse trabajando. Conozco a muchos compañeros que vinieron a la ciudad y no regresaron a Quevedo. En la universidad uno puede notar que un alto porcentaje de estudiantes viene de otros lugares”, manifiesta.

Como estos ejemplos a escala nacional, el 27,3% de los 3,8 millones de hogares tiene algún miembro que se traslada a otra ciudad, en busca de un título o un empleo.
Las cifras corresponden al Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). (I)         

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