Punto de vista
Una realidad que necesita otro rumbo
El balón se convirtió en una necesidad primaria en este mundo tan globalizado, a tal punto que el Mundial se vio invadido por el reinicio de torneos como el nuestro, aún sin que supiéramos cuál sería el nuevo monarca.
Las necesidades económicas de los clubes y los calendarios apretados no dejaron que el público tenga una sobremesa mundialista y digiriera en un tiempo prudencial todo lo bueno, futbolísticamente hablando, que nos brindó Brasil 2014. Pero la historia se sigue escribiendo y por tal motivo me tengo que zambullir en el torneo doméstico, destacando que evolucionó mucho en la parte física y técnica con la implementación de nuevas metodologías de trabajo en la última década, pero después de ver el abanico de partidos este último fin de semana llegué a la conclusión de que es fundamental que el aspecto interpretativo del futbolista comience a tomar un papel más determinante en su desempeño.
Es alarmante la cantidad de errores en tomas de decisiones que tiene el campeonato de primera división. A la buena combinación del biotipo y velocidades que vemos hoy en los deportistas, es imprescindible generarles nuevos mecanismos de trabajo que lo hagan tener una mejor lectura del juego y de esta manera el nivel de los encuentros tendrá condimentos más atractivos para el público.
El nivel de los partidos refleja las urgencias que tienen todos los actores de este show, siendo tácito que lo importante es ganar sin importar cómo. Esta premisa nos lleva a que se deje de lado el buen gusto y la búsqueda constante de ideas en un deporte que históricamente está aliado al espectáculo y a la adrenalina.
Emelec, puntero del torneo, no pudo vulnerar a Deportivo Cuenca, dejando como mensaje que con la idea inicial de correr y complicar al rival se puede sumar y salir de una situación preocupante. Los otros equipos llamados a jugar bien de a poco van encontrando un norte y avizoran mejores días, pero debemos aclarar que sus rendimientos están muy lejos aún de lo que se espera de 2 instituciones tan grandes como Barcelona y Liga de Quito. Normalmente se dice que ganando se trabaja mejor en los déficits y virtudes que tenga cada equipo, y con seguridad eso lo saben 2 expertos en la materia, como lo son Israel y Zubeldía, autocríticos por naturaleza que debatirán en el seno de sus cuerpos técnicos nuevas ideas para ir acrecentando el funcionamiento de sus dirigidos. Que esté sucediendo esto en equipos tan significativos es de vital importancia para un torneo desacreditado por un público sediento de buenas exhibiciones que tiene también una responsabilidad mayúscula en el futuro del deporte más masivo del Ecuador. Hoy los estadios están vacíos, fríos y carentes de almas que apoyen y también impulsen y motiven a este momento de cambios que necesita el fútbol ecuatoriano. Entre todos tenemos la obligación de caminar y formar juntos un futuro promisorio, pero para eso debemos conocer y aceptar el compromiso de cada sector, llámese hinchas, dirigentes, técnicos o jugadores; si no nos damos cuenta de eso a tiempo, de a poco iremos matando una pasión tan linda como el fútbol, que tiene la magia de latir y vivir en multitudes.