La salida a la crisis de Deportivo Quito se definirá el 12 de septiembre. Ese día se revelará si se logró un acuerdo con los acreedores, si aceptan el pedido de moratoria por un año, o si definitivamente el equipo entra en liquidación por la incapacidad de asumir sus deudas.

“De no recibir la aceptación formal de los requerimientos... esta directiva se verá forzada a pedir a un juez la cesación de pagos y convocar a una asamblea de socios para declarar oficialmente la quiebra de Deportivo Quito”, señala un comunicado del club y así también lo expresó a inicios de semana su presidente, Santiago Ribadeneira.

Sin embargo, no es posible declararse en quiebra de forma unilateral, alguien debe hacerlo, no el mismo club. El jurista deportivo Geovanny Cárdenas explicó que “en el caso de los clubes, no hay una figura clara al respecto. En la Ley del Deporte no se establece la figura de la quiebra de las entidades deportivas”, dijo el especialista.

Para Cárdenas, un juez de lo civil sería el encargado de establecer que el Deportivo Quito no tiene con qué pagar sus deudas y declarar la quiebra del club. Esto tomando en cuenta que la Federación Ecuatoriana de Fútbol y el Ministerio del Deporte, instituciones que conducen las actividades deportivas y el fútbol, no tienen la autoridad para emitir esa declaración.

En los estatutos del equipo ‘chulla’, en el Título VI, se habla sobre la ‘liquidación del club’, mas no sobre una eventual quiebra. “Llegado el caso de terminación del club, se procederá a la liquidación del mismo. La Asamblea General Extraordinaria dispondrá del destino del activo líquido del club conforme lo disponga la ley”, dice el artículo 66 del estatuto.

Mientras que en el artículo 67 se habla sobre ‘liquidación voluntaria’, en la que se necesita la concurrencia de al menos el 80% de los socios y deberá ser resuelta por unanimidad de los asistentes.

Tanto Cárdenas como el secretario de la actual directiva, Juan Pablo Ortiz, coincidieron en que deportivamente el club no podría continuar. “Si se inicia el proceso de liquidación, en realidad se deberían también suspender los derechos deportivos del club y este no podría seguir operando. Así como se constituyó Deportivo Quito, debería desaparecer. Para nosotros sería muy doloroso iniciar este proceso si llega a darse”, indicó Ortiz.

La directiva dio a conocer una lista con 44 acreedores (ver infografía), entre los que se cuentan jugadores actuales y antiguos del club, así como entrenadores y miembros de cuerpos técnicos pasados. Ellos están incluidos en el rubro más alto de la deuda actual.

Se enviaron cartas para que conozcan la situación actual del club y que se acojan a la moratoria, caso contrario podrían perder definitivamente el dinero que se les adeuda.

Ribadeneira comentó que existe buena voluntad para que eso suceda y se mostró seguro de que el delantero Iván Borghello -que jugó en Ecuador en 2009 y 2010- sería uno de los primeros en aceptar la moratoria “por el cariño que le tiene al equipo donde fue campeón”.

Sin embargo, Cárdenas consideró que la liquidación o desaparición del club no es una circunstancia inminente. “Es una estrategia de administración con las personas que tienen acreencias con el club. Va a pasar un buen tiempo para ver si se condona o no”, agregó.

Falta de documentación

Ribadeneira adujo que la tarea de investigación se complicó porque las computadoras del club fueron incautadas por la Fiscalía para investigar a un exdirectivo.

Eugenio Romero, expresidente del club, también señaló que en su mandato detectó que no existía la documentación completa. “Encontramos una serie de inconsistencias en el déficit y no se tenía claro el estatus económico de los acreedores. Me parece que esta situación no tiene salida. No hay una fórmula para tratar de sacar al equipo de donde está, salvo que llegue una persona millonaria para sanear las deudas”, dijo Romero.

Datos

La directiva solicitó a exdirigentes, que pudieron haber recurrido a ingresos generados por auspiciantes o venta de jugadores, que reembolsen esos valores.

La dirigencia ‘chulla’ ha solicitado a la Universidad SEK, a la que se le otorgó el poder para que administrara el club en 2010, que cancele las deudas que adquirió durante su gestión.

Ribadeneira aseguró que tienen un acuerdo con el Municipio de Quito, propietario del complejo, para el desarrollo inmobiliario del lugar y que sirva de fuente para el pago de acreencias.

También solicitará a la FEF para que avale al club para que pueda obtener financiamiento que asegure su operación, hasta que se recuperen los recursos económicos.