Punto de vista
Tres estilos, un objetivo
Ocho meses tuvieron que pasar para que Barcelona nuevamente mire a todos desde lo más alto. En esta situación hay varios puntos que fueron importantes para que todo desemboque y lleve al lugar donde el mundo canario pedía estar a gritos. Almada llegó a Guayaquil sin muchas palabras, pero sí con un manual lleno de consignas para nada novedosas que incomodaron la disciplina que vivía el plantel hasta esa etapa. Estos cambios, como también las ideas futbolísticas que van desde intentar siempre poner el balón al ras del piso, dar mucha amplitud al campo de juego y de entender que apelar a los pelotazos es mala palabra, de a poco hacen efecto en el coeficiente de un equipo que estaba acostumbrado a otro paladar.
Está claro que todavía falta mucho para enriquecer el andamiaje ideal que desea el entrenador charrúa, pero la conjugación de resultados sumado al entendimiento dentro del campo de juego ponen al eterno favorito ahora nuevamente como candidato a una etapa que será peleada desde el inicio hasta el final. Barcelona no conoce días serenos, pero con seguridad la atmósfera que se respirará esta semana dará ese plus de tranquilidad que necesita todo entrenador para afianzar sus ideas y trabajar en ellas. Por eso los triunfos como el de este último fin de semana se festejan tanto, ya que ayudan muchísimo. El otro animador de esta tertulia es Liga de Quito, que ya cumplió con el primer gran objetivo pero que entiende que puede batallar para no dormirse en los laureles y pelear por ser el gran ganador sin jugar la final. Zubeldía encontró resultados pero no un juego que deje satisfechos a los hinchas albos y mucho menos a la opinión de todos. En la primera etapa le marcaron pocos goles, pero en este inicio de la segunda parte no goza de esa virtud ya que en pocos encuentros lo vulneraron fácilmente, poniendo en duda su zona más madura y destacada. Todo equipo que aspira al título requiere un nivel colectivo alto y que en determinadas ocasiones busque apoyo en las individualidades; si esto es al revés, con certeza algo no está bien. Hoy sin remarcarlo como algo rotundo, le puede estar sucediendo esto al cuadro liguista, que intenta tapar falencias colectivas pero que tampoco las encuentra en lo individual.
Meto un cambio de frente en el abanico de situaciones para detallar y analizar a Emelec, donde recurro en repetir y decir que es navegar en un cúmulo de virtudes que por momentos simplemente tienen desconcentraciones naturales de un juego que necesita, por sobre todas las cosas, motivación. De Felippe ya entendió que sus jugadores explotan a la perfección las sociedades futbolísticas en el aspecto ofensivo y que el equilibrio que estos requieren deben ser los que realicen el trabajo sucio tan pocas veces destacado. De local tiene ya el rótulo bien ganado de invencible, detalle que entrará en consideración una vez que por las conocidas remodelaciones salga de su reducto. La gran interrogante es: ¿Tienen estos jugadores los niveles individuales como para repetir lo pasado? En este deporte tan rico en circunstancia existe una palabra clave que es muy difícil de encontrar y de aplicar en los momentos indicados. Emelec necesita reinventarse para poder pelear contra los otros dos llamados hasta este momento a bregar por el cetro de fin de año, cosa que hasta el momento lo hace a cuentagotas bien y le alcanza, pero no estoy seguro de que pueda ser suficiente en un torneo tan parejo y que solicita regularidad. Los tres equipos que dan señales positivas intentan llegar con gustos e ideas diferentes compartiendo la historia de sus camisetas y de individualidades que prometen mucho pero hasta ahora no han abierto todo su caudal. Barcelona, Liga y Emelec abrieron con convicciones profundas un debate futbolero que nos avizora meses de polémicas y alegrías, pero, por sobre todo, de mucha adrenalina. (O)