Punto de vista
Rumbos, deseos y posibilidades
Las dudas se acentúan en un proceso cuando los resultados no aparecen y todos los esfuerzos son en vano. Pero existe una situación que aún es más difícil de asimilar y es cuando el rumbo que se pretende seguir es desconocido. El volcán en erupción que es el equipo más popular del país sumó a sus constantes vicisitudes un asunto muy complicado como lo es enfrentar un nuevo desafío con ideas muy dispares de las que sus jugadores pueden realizar.
Para poner claro esta reflexión tenemos que explicar primero lo que pretende en su discurso el nuevo entrenador, y para eso debo poner sobre la mesa que Almada es un técnico moderno y que en su paladar degusta un fútbol que nace desde el fondo donde sus centrales necesitan manejar buenos conceptos y capacidades técnicas porque de sus pies nace el juego del equipo, intentando que la transición ofensiva se realice en pocos toques para que de esta manera la defensa rival no tenga refugio en sus volantes. La idea es muy buena, siempre y cuando el plantel goce de estas características y necesidades, pero en este Barcelona las posibilidades de realizar una propuesta de esta magnitud están muy lejos de poder concretarse porque literalmente no cuenta con esas peculiaridades. Los resultados disfrazan muchas inquietudes que normalmente no se profundizan cuando las sonrisas invaden al común denominador, pero en las escasas semanas que tiene el entrenador uruguayo al frente del equipo, no se visualizan mejoras, más allá de las nuevas intenciones. El equipo sumó puntos importantes e ilusionó con poco, pero la realidad nos dice que el desarrollo de la mayoría de los encuentros es más con base en la lucha y al aliento de su gente, que a convencimiento y fluidez en sus intenciones.
Los esfuerzos aislados están por sobre lo grupal, siendo esto un indicativo muy especial y determinante que debe ser vital para hacer un pare y meditar por qué está sucediendo. Brahian Alemán pone todo su empeño en su intento por atravesar a los rivales con fuerza y no por la utilización de los espacios que él mismo debería generar para que sus armas más letales, que son el remate y habilitación, estén a la orden de un Ismael Blanco que pasa días de hambruna dentro del área grande donde es absorbido rápidamente y poco utilizado por su equipo.
En el último partido contra River Ecuador, que dicho sea de paso planteó un juego inteligente apoyado en el orden constante y en la colaboración de cada elemento con su compañero más cercano, pudimos constatar que Matías Oyola juega por la gente, por la camiseta que representa y aunque muchas veces equivoca los caminos y asume roles que no le competen, demuestra en cada balón la capacidad innata de contagiar con su entrega perenne y decorosa.
Un entrenador tiene que poseer la capacidad de innovar en sus pretensiones futboleras y me da la impresión de que Almada al menos debe considerar esta posibilidad, ya que sus mensajes originarios no están haciendo mella en los futbolistas, siendo un tema no menor para las apetencias de un club que se alimenta históricamente de victorias.
La coyuntura solicita mucha calma y paciencia para intentar dar vuelta la página buscando en el horizonte la comodidad futbolística que su adiestrador desea, apoyando día a día su trabajo en cambios que hoy no puede impregnar en un plantel que todavía -da la sensación- desconfía de los planteamientos a los que es sometido en esta nueva aventura. Más allá de que el tiempo no sea amigo de esta inestable y emocional institución, debemos comprender que queda mucho camino por recorrer y los correctivos determinarán si fueron adecuados o no, pero sí que requieren y gozan el carácter de urgente. El ‘Ídolo’ está perdido en un camino sinuoso con muchos nubarrones e incertidumbres, es por eso que su timonel tiene la obligación de encontrar en su GPS el destino deseado lo antes posible, para que todos vuelvan a confiar nuevamente. (O)