Nicolás Aires asume al fútbol como su medicina
Junto a su mejor amigo, como lo llama al balón, Nicolás Aires, hijo del reconocido exfutbolista uruguayo Washington “El Coco” Aires, cuenta su historia, la cual inició al amparo de su padre.
La meningitis avanzada lo alejó del fútbol profesional, pero jamás le quitó la alegría de seguir acariciando la pelota en todas las canchas y potreros que encontró.
Nico, quien prefiere que lo llamen así y no “Coquito”, nació en Montevideo (Uruguay) el 19 de abril de 1986 y su condición de extranjero le impidió que jugara partidos oficiales en las formativas de Deportivo Quito, por lo que empezó a entrenar en la escuela de la Asociación de Fútbol no Amateur de Pichincha (AFNA), hasta que a los 16 años adoptó la nacionalidad ecuatoriana.
“Mis primeros pasos los di en Uruguay, luego mi papá vino a Barcelona y nació mi hermana en Guayaquil; después él estuvo en Ambato, con Macará, donde en cambio nació mi otro hermano. En Quito, cuando mi papá jugaba en Liga y Deportivo Quito, tuve a mi otro ñaño y también sobrinos de todos lados”, cuenta Aires, quien hace cinco meses tuvo a su primogénito, Elián Nicolás.
Mientras acomoda la indumentaria de la selección ecuatoriana, que está participando en la Copa América para personas con parálisis cerebral, el volante zurdo relata acerca de la meningitis avanzada que afectó su motricidad y provocó convulsiones. “El virus carcomió el cráneo, afectó la parte del cerebro y me pusieron una prótesis”, señala el futbolista, uno de los líderes de la Tricolor, que debutó con derrota (1-7) ante Argentina. Los objetivos del equipo de la Mitad del Mundo en la Copa América son clasificar a los Juegos Parapanamericanos de Lima 2019 y al Mundial de España el próximo año.
“El fútbol es mi alegría, como digo mi medicina”, aseguró el jugador que antes del virus disputó la Segunda Categoría de Ecuador en varios equipos y estuvo cerca de fichar por Barcelona SC, pero la enfermedad lo dejó sin posibilidades de cumplir su sueño de convertirse en futbolista profesional.
Defender la camiseta tricolor en un torneo internacional lo impulsa a darlo todo.
“Me motiva ponerme la camisa nacional porque es el lugar en el que me crié y al que le debo todo”, sostuvo Nico.
Controlando la pelota se retira para iniciar el entrenamiento, no sin antes prometer protegerla y jamás abandonarla. (D)