Punto de vista
Momentos cruciales
El escenario para una supuesta final en el torneo local nos presenta un abanico de posibilidades que nos llevará por diferentes caminos, que solo tienen un lugar en común y es que se asemejan en los puntos obtenidos dentro de un certamen que seguramente quedará en la historia, y no por su alto nivel competitivo o bien jugado, sino por la crisis financiera de los clubes. Pero ese tema tan engorroso merece otro análisis; hoy debemos comprender el porqué de los semblantes y momentos de los candidatos a ganar el máximo galardón que será dentro de un par de semanas.
Cuando entramos en este análisis es digno decir que Universidad Católica goza de esa tranquilidad, no solo por convivir con un modelo prolijo de gestión que no tiene presión de la historia y mucho menos de sus adeptos, pero sí que encontró en su actual cuerpo técnico un convencimiento en sus ideales que, a pesar de soportar tormentas durante el recorrido, se afianzó en un lugar privilegiado con muy buen gusto y respeto por el juego, donde podemos ver que siempre el balón circula por el piso, que las triangulaciones y transiciones son siempre equilibradas siendo parte fundamental del concepto general que no se traiciona por nada del mundo, demostrando -una vez más- que proponer en todos los campos de juego y perseguir una idea no depende de solo presupuestos altos.
Realidad similar en determinados aspectos vive Liga de Quito, que después de obtener la primera etapa con solvencia, pero sin brillar ni ser un equipo temible, ingresó en un pozo ciego plagado de dudas e incertidumbres incomprensibles. Zubeldía impregnó desde el inicio del año su carácter y métodos a sus dirigidos, pero después de la eliminación de la Copa Sudamericana simultáneamente ambos fueron perdiendo el rumbo y, algo mucho más grave: seguridad y confianza. La única motivación que se vislumbra desde afuera para el equipo ‘albo’ es que el plantel recupere la memoria para los dos partidos finales que ya se aseguró con la obtención antes nombrada, más allá de que matemáticamente tiene posibilidades de consagrarse como el absoluto ganador en este último tramo.
El otro candidato natural para llegar a la cita más deseada es Emelec; al actual monarca le tocó un 2015 plagado de lesiones, viajes, y la enorme particularidad de no poder jugar en su reducto, donde históricamente se hace fuerte, por lo que deberá ratificar si aún le queda ese plus extra que se necesita de manera obligatoria cuando se pretende quedar en la historia grande. De Felippe, con su manejo de grupo y experiencia, pudo superar la difícil etapa del post-éxito que dejó Gustavo Quinteros y llegar al pensamiento de sus dirigidos de tal manera que no pierdan el hambre de gloria, situación complicada de asimilar después de los honores recibidos los últimos años.
La certeza dentro del campo de juego en la actualidad la tiene el conjunto ‘camarata’ porque despliega un fútbol vistoso y contundente, comparación distante a la de los otros dos grandes que titubean y parecen abatidos, pero que por la capacidad de sus entrenadores y el enorme caudal de sus planteles apelarán a revivir el fuego sagrado que también puede ser categórico cuando los momentos cruciales comienzan a llegar. (I)