Olvera examina opciones para su carrera
Si bien extraña al fútbol, hoy no es una prioridad para ella. Echa de menos estar en un campo de fútbol, pero más aún compartir con su familia.
Ese razonamiento provocó que Mayra Olvera aborde el primer vuelo humanitario que pudo para regresar al país. Ahora está en Quito, cumpliendo el aislamiento preventivo y todavía le quedan nueve días de los 14.
Su contrato con el Sporting de Gijón vencía a finales de este mes, pero habló para terminarlo con un mes de anticipación. Además, la Real Federación Española de Fútbol decidió que todas las competiciones femeninas terminarían en donde se detuvieron.
Eso no fue del agrado de las futbolistas, pues el torneo masculino sí fue autorizado a terminar. “En los planes estaba concluir el torneo, porque quedaban pocas fechas. Nos hubiera encantado, tal como lo harán los hombres. No era lo justo, pero nos tocó acatar esas disposiciones”, dijo.
Antes de volver, finiquitó todo con el club. El director deportivo del equipo femenino la trasladó hasta la estación de tren para viajar a Madrid.
En ese trayecto le agradeció por su compromiso con el equipo. La pandemia complicó la situación económica de los clubes, por lo que debían hacer ahorros significativos.
La futbolista de 27 años está hospedada en un hotel de la capital. Hay una opción para volver más rápido a casa y es que puede realizarse la prueba PCR al séptimo día; si sale negativa, puede cumplir el resto del aislamiento en Manta, donde reside.
Caso contrario deberá permanecer en la capital y luego circular libremente. Su idea es estar con su familia en Quevedo; esa es su prioridad.
En la parte futbolística, Olvera no sabe lo que le deparará el futuro. Tiene propuestas por analizar, entre las que se cuentan las opciones de volver a España en un futuro cercano.
También la han tentado para jugar en la Superliga Femenina, que empezaría en agosto, pero no hay nada definido. “No descarto ir a España o a otro país, o incluso quedarme aquí. Lo tengo que hablar con mi representante (Édgar Merino)”, aseguró.
Ahora pasa sus horas sin moverse de su habitación. Después del primer día, el dueño del hotel donde se hospeda le facilitó un mini departamento, sin un recargo adicional.
Así no se siente tan encerrada como si se tratara de una habitación regular. En el día habla con su familia, ve televisión, está al tanto de la situación del covid-19 y se distrae con la lectura y el ejercicio diario.
No puede salir y todas las comidas las recibe en su habitación. No deja ningún detalle al azar para cumplir ordenadamente el aislamiento y así poder ver a su familia con seguridad. Pronto regresará a estar en una cancha, pero primero necesita el abrazo de los suyos. (I)