Los equipos tratan de cuidar lo máximo a los futbolistas jóvenes y otros con mayor experiencia para no exponerlos a posibles casos de doping. Las charlas, las capacitaciones, la información detallada y el diálogo personal son algunas de las formas de prevenir el uso de sustancias prohibidas en el deporte.

Lo esfuerzos se basan en la prevención, porque no pueden estar al tanto de sus actividades las 24 horas del día. Por esa razón apelan al profesionalismo de los jugadores y a que tengan presente que la carrera en el fútbol es relativamente corta; si quieren tener éxito, deben cuidarse en todo aspecto.

La selección sub-17, dirigida por el entrenador Gonzalo Alcocer, realiza controles antidopaje cada vez que se reúnen y ponen especial énfasis cuando deben afrontar un torneo internacional, como un Sudamericano. “Hay que puntualizar que en selecciones anteriores se han presentado casos, pero se manejó el tema con mucho sigilo, porque se trata de menores de edad. Intentamos estar al tanto de todos los detalles que involucran al jugador y las condiciones en las que llegan”.

Alcocer también es psicólogo de profesión e indicó que hay que saber abordar estos temas con los más jóvenes. “Muchos chicos vienen de zonas marginales, de barrios donde es dificil la vida. Uno conoce y con ellos es necesaria la prevencion. Hay que tener mucho tino en ese aspecto; informamos sobre las sustancias prohibidas y los problemas que les pueden traer”.

Para el DT, una suspensión por doping, cualquiera que sea el tiempo sin actuar, conlleva un impacto emocional muy fuerte en el deportista. El apoyo y la orientación deberán ser constantes y en ese tiempo se observará la fuerza mental del futbolista, opina.

En El Nacional los futbolistas están advertidos de que no se puede ingerir ni siquiera una aspirina, si no es con la aprobación del cuerpo médico. Al igual que en las selecciones juveniles, en el club ‘criollo’ se realizan charlas de conocimiento y concienciación sobre sustancias ilegales en las que no solo participan los futbolistas, sino también sus familiares más cercanos.

“La mayoría de ecuatorianos nos automedicamos y eso tratamos de que no ocurra con nuestros jugadores. Por eso ellos saben que un jarabe para la tos puede contener un compuesto que puede dar positivo en un control y todo debe ser aprobado por los galenos del club”, señaló el coordinador del equipo quiteño, Patricio Cevallos.

El entrenador de Universidad Católica, el argentino Jorge Célico, también apunta al aspecto social, en relación al consumo de drogas que desencadenan en un doping positivo y una posterior sanción.

El estratega fue duro sobre el ambiente que rodea a los futbolistas. “A veces los jugadores reciben elogios rápidamente y se creen invencibles. Tienen un entorno horrible, gente que solo se les acerca por la fama, personas vagas que no trabajan. Después, si alguno cometió una falta, estoy totalmente convencido de que hay que ayudarlo, pero considero que las sanciones extremadamente largas no ayudan a la rehabilitación de un deportista”.

Dentro del club que él dirige, la doctora Lorena Guayasamín controla que los futbolistas del primer plantel y de las formativas no ingieran nada prohibido. “Hay que trabajar en la parte preventiva a fondo, porque es la mejor manera de evitar. Ellos tienen que comprender que un error les puede truncar su carrera o detener su crecimiento personal y futbolístico”, dijo la única médica del fútbol nacional.

El aspecto mental

El psiquiatra Rommel Artieda señaló que existen dos escenarios en relación a un futbolista que ha usado drogas. El primero es que si el deportista es un consumidor asiduo, las consecuencias pasan a segundo plano. El segundo, si por curiosidad o por experimentar probó una sustancia prohibida de forma aislada, se generará un sentimiento de culpa y arrepentimiento.

“Si solamente ha sido algo ocasional, tiene que ser ayudado por un terapeuta para pasar el trauma de las consecuencias de sus actos; aceptar que cometió un error.

Como un futbolista es una figura pública es más difícil, porque afecta a su imagen y deberá primero reivindicarse consigo mismo, para luego hacerlo ante los demás. Es un proceso”, dijo el profesional. (I)