¿Les gusta de verdad el deporte a los ecuatorianos?
El dial de la radio se estacionaba en una emisora, la información que flotaba desde esta la relataba un periodista cargado de frenesí, su trabajo lo tenía instalado en los detalles del fútbol colombiano; posiciones, goleadores, próxima fecha, figuras, resultados. Absolutamente todo lo relacionado con el fútbol del vecino país.
Emprendí camino hacia el norte del dial y llegué a otra dirección, ahí se repetía la rutina, pero con el fútbol chileno, aprovechando la tecnología disponible, esta vez se utilizaba la programación de radios araucanas que llegan por Internet para fusionarlas con señales locales, se transmitían en tiempo real los partidos del campeonato de ese país.
La misma estación radial repite esa práctica con el fútbol argentino. Hasta se interrumpe la programación para dar paso a un gol del torneo de ese país.
Me preguntaba: ¿En Chile, Colombia y Argentina le darán espacio y tiempo en sus programaciones radiales al fútbol ecuatoriano? Además, ¿narrarán con el mismo ímpetu todo lo que ocurre acá?
Realicé este detallado reporte un fin de semana común en Ecuador, un fin de semana que como antesala previa había tenido al deportista ecuatoriano Jonathan Martinetti como el nuevo protagonista de un torneo internacional de vela. En clase lightning, Martinetti junto con Eduardo Viteri y Pedro Vélez ganaron el XVI Campeonato Mundial Juvenil.
Para Martinetti no es novedad coronarse campeón, durante el 2010 terminó en lo más alto del podio en torneos mundiales desarrollados en Turquía, Estados Unidos, Brasil e Italia. Sobre su labor, poco o nada se decía, peor aún se la analizó.
Ese mismo fin de semana terminó el abrupto regreso de Ecuador al básquet internacional, la selección fue octava en un Sudamericano, en el que participaron ocho países.
Años de constantes disputas dirigenciales, impedimento de jugar en estas lides continentales, torneos locales de solo cinco semanas de duración, poca competencia, desarrollo limitado; todo atentó para el resultado final de este equipo nacional de baloncesto. Han sido 12 años sin jugar sudamericanos de este deporte.
Durante el fin de semana no hubo mayor balance o información del tema, por ahí una que otra información vía Internet, que más fue leída para burlarse, que para hacer periodismo.
Recuerdo que aquel fin de semana, Cuenca fue escenario del inicio de los Juegos Nacionales Juveniles que organizó el Ministerio del Deporte. La verdad, sentí que hubo más interés del periodista local por lo que ocurría en la liga de fútbol de Chile, Colombia y Argentina, que por los deportistas nacionales.
El surgimiento de información exhaustiva del fútbol de 3ª ha sido soberbio en los últimos meses, no contentos con informar lo que ocurre en casi cada campeonato de Latinoamérica, ahora la 1ª, 1ª “B” (2ª) y 2ª provinciales (3ª) tienen un seguimiento envidiable.
Coberturas con las que soñaría cualquier nadador local, que solo con la mitad de atención sentiría que existe para los periodistas.
Hoy es muy común encontrarnos con el repetido detalle de los árbitros, quienes pitarán una nueva fecha del campeonato nacional. Como si fuera una noticia de impacto nacional, la programación es interrumpida para dar paso a la “gran noticia” de la designación de los réferis de una nueva jornada.
No existe el más mínimo equilibrio básico con los otros deportes. ¿Se dará por irrespeto, desconocimiento del tema o simple comodidad limitada...? Yo lo llamaría facilismo.
Es tan poderosa la imagen que se ha vendido en los últimos años -una imagen de que solo el fútbol sirve y solo el fútbol debe difundirse- que hasta las cadenas de TV nacionales han recortado sus espacios deportivos. Si no hay fútbol, no hay razón para tener estos programas.
Pero, ¿existen en el país otros deportes de nivel o noticias deportivas (no de fútbol) que ameriten ser emitidas por canales de TV, radios o diarios con alta exigencia de contenido? ¿O será que al ecuatoriano no le gustan los otros deportes?
Debe ser por eso -por lo menos en Guayaquil, la ciudad más populosa de la nación y de las más importantes del Ecuador- que los estadios pasan vacíos.
A eso súmenle que el coliseo cubierto Voltaire Paladines Polo, uno de los escenarios deportivos de mayor tradición de la ciudad, tiene más actividad comercial y artística que para el fin que fue construido en un principio.
Pareciera que hay más cultura deportiva en otras ciudades, o por lo menos hay más inclinación hacia determinadas disciplinas.
¿Es un problema de Guayaquil, de Ecuador o de los medios el exponer tanto fútbol y vender la idea de que solo eso vale?
El balompié, como deporte, no tiene la culpa, es la actividad más popular del mundo, se ha ganado su espacio, es un deporte fenomenal, cargado de pasión, elegante, digno de ver y seguir. Nadie le quita su posición en el gusto mundial. Es la dosificación de quienes lo difunden lo que ha fallado.
Hay muchas otras disciplinas deportivas, muchas otras historias también a nuestro alrededor.
Entonces, ¿les gusta de verdad el deporte a los ecuatorianos o no? Me atrevo a decir que no.
Es tan repetida y artesanal esta frase: “Pero si eso es lo que le gusta a la gente”. Si es así, entonces tenemos un país lleno de fanáticos de fútbol y no fanáticos por los deportes.