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Ecuador, 27 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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La Policía Nacional acompañó en todo momento a los seguidores de Barcelona

La fiesta amarilla se inició con la despedida de los jugadores del estadio Monumental

Los hinchas que llegaron desde las 10:00 de ayer al estadio Monumental esperaron cerca de cuatro horas para despedir a sus jugadores con un ‘banderazo’.
Los hinchas que llegaron desde las 10:00 de ayer al estadio Monumental esperaron cerca de cuatro horas para despedir a sus jugadores con un ‘banderazo’.
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La hinchada de Barcelona disfrutó la victoria de su equipo de una forma distinta. Ante la negativa de la dirigencia de Emelec de venderles entradas, las diferentes barras se reunieron en la parte exterior del estadio Monumental para despedir a sus jugadores y dirigentes.

Luego -escoltados por la Policía- marcharon hasta la Universidad de Guayaquil donde tenían instalada una pantalla gigante para observar el partido. Durante la caminata, los hinchas -en su mayoría de la barra Sur Oscura- entonaban cánticos y mostraron pancartas y banderas.

Liderados por Stalling Noriega (vocero de la agrupación), los cerca de 1.000 fanáticos se concentraron en la esquina de las calles Emilio Estrada Icaza y Quisquís, hasta la hora del partido.

El calor y el sol, que a esa hora (15:45) castigaban a la ciudad, no fueron problema para los fanáticos toreros que se refrescaron con diferentes tipos de bebidas: desde cerveza hasta gaseosa, o whisky.

Una vez iniciado el encuentro, un grupo se refugió en las sombras de los pocos árboles de la zona y otros decidieron quedarse cerca de la pantalla gigante para ver las incidencias del partido. Cuando apenas se estaban acomodando llegó el único tanto del juego, anotado por Damián Díaz. Aunque no todos lograron ver el tanto del ‘Kitu’, lo festejaron con gritos. Los músicos de la barra tocaron los bombos y se inició así la fiesta amarilla.

El ‘Brujo’, con un cigarrillo en la mano y sin camisa, le pedía a los miembros de su columna que saltaran y gritaran. Carlos V., miembro de la columna Abismo, de la Sur Oscura, lamentó no haber entrado al estadio Capwell pero está seguro de que el próximo año la dirigencia de Emelec los dejará ingresar.

“Para el otro campeonato de ley vamos a entrar para alentar al equipo. Por ahora nos toca apoyar desde aquí y luego del juego vamos a resguardar a nuestro equipo hasta que llegue a la concentración”. Aunque el marcador les daba la victoria parcial, se limitaron a observar el partido con cautela. En la segunda mitad un desperfecto en la señal de la pantalla gigante provocó que varios grupos decidieran retirarse.    

En las cercanías de la universidad varios hinchas se apostaron en las tiendas y bares para ver el partido, ante los problemas técnicos se presentaron durante la mayor parte del segundo tiempo. Los últimos 10 minutos fueron de angustia para los hinchas, que ya no alentaban sino que solo observaban. La señal de televisión que iba y venía era ya un problema mayor, entonces decidieron poner la narración de la radio por los autoparlantes.

La fiesta se encendió nuevamente cuando el árbitro del cotejo, Omar Ponce, decretó la finalización del Clásico del Astillero. Apenas terminó, los hinchas iniciaron la caminata hacia el Monumental. (I)

La mayoría de fanáticos amarillos se trasladó desde el estadio a la Universidad de Guayaquil, en donde se agruparon para ver el partido en pantalla gigante. Foto: Karly Torres/El Telégrafo

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Hinchas con boleto no ingresaron

El cotejo también se disfrutó afuera del Capwell

Un grupo de 35 hinchas de Emelec, que por diferentes razones no ingresó al estadio George Capwell, decidió observar el Clásico del Astillero desde uno de los asaderos ubicados en los alrededores del escenario deportivo.

José Vera lamentó no haber podido completar para la entrada y se instaló en la parte externa del local para ver el partido “hasta que abran las puertas (con el conocido ‘portazo’) e ingresar” .

El tanto de Damián Díaz, a los dos minutos del primer tiempo, silenció a los fanáticos azules. Una pareja se levantó, pagó lo que había consumido y se fue del lugar, visiblemente molesta.

Mientras eso sucedía en el interior del local de comida, afuera un par de revendedoras intentaban negociar dos boletos a general ($ 3), pero el partido ya tenía 10 minutos de iniciado.

Varios hinchas, ubicados en la parte externa del estadio Capwell, denunciaron que a pesar de tener boletos comprados no pudieron ubicarse dentro del escenario ya que todo estaba copado.

Cada vez que los jugadores de Emelec se acercaban al área de Barcelona, los hinchas se paraban de sus asientos, pero ante la mala definición se sentaban. Esa acción coincidía con los gritos que se escuchaban desde el estadio Capwell, ubicado a unos 150 metros.

Al finalizar la primera mitad, el grupo de 35 hinchas se redujo a 15, ya que el resto decidió ingresar al estadio, a pesar de que adentro estaba totalmente lleno. (I)  

Un grupo de 35 personas se reunió en los alrededores del estadio George Capwell para observar el cotejo, ya que no lograron conseguir boletos para ingresar. Foto: Karly Torres / El Telégrafo

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