Kaká intentó pasar desapercibido ayer en el aeropuerto José Joaquín de Olmedo de Guayaquil. La exestrella del Real Madrid y campeón del mundo con Brasil en Japón-Corea 2002, salió de la zona de arribo internacional con una gorra negra para transitar inadvertido entre los hinchas de Barcelona y otros curiosos que lo esperaban para saludarlo. Pero no lo logró.

Apenas salió de esa área una avalancha de personas lo rodeó tratando de conseguir una foto o un autógrafo del exfutbolista, de 35 años.   

Kaká, invitado por Barcelona para la tradicional Noche Amarilla, sonrió ante las muestras de aprecio y se tomó un instante para firmar una camiseta y saludar a los fanáticos que lo recibieron.

Rápidamente fue escoltado a un vehículo que lo esperaba en un costado de la zona de arribo internacional. En el trayecto (150 metros) no tuvo reparos para dejarse tomar fotos de los hinchas.

Una persona que llegó con él le pedía que no se quedara y que caminara sin detenerse hasta salir del lugar, pero Kaká caminó despacio junto a los seguidores.

“En el hotel conversamos”, dijo Kaká a periodistas que lo recibieron. Minutos después se trasladó a ese sitio para descansar y prepararse para un evento con la dirigencia.

La primera actividad que el brasileño tuvo con el ‘Ídolo’ fue su presentación como invitado a la Noche Amarilla.

Según la planificación del club, ese acto se debía realizar anoche, a las 19:00, en el hotel Oro Verde. En el mismo evento se tenía que exhibir la indumentaria que usará el equipo en los dos certámenes que tendrá este año: torneo ecuatoriano y la Copa Sudamericana.

Hoy, a 09:00, Kaká participará en una clínica de fútbol en beneficio de la Fundación Barcelona. La actividad será en el estadio Monumental.

Posteriormente, a las 18:00, entrenará con el equipo al mando de Guillermo Almada, quien definirá cómo alineará mañana ante Sport Boys. A las 20:00 estará en la Cena Amarilla junto a jugadores, directivos y socios. El último evento será mañana, en el partido amistoso de la Noche Amarilla. (I)