Los fanáticos del fútbol están preocupados por los hechos vandálicos, que se registraron el domingo en el estadio Monumental de Guayaquil, entre propios hinchas del Barcelona.

Para Fernando Musso (comerciante), no está bien que se empañe la fiesta del fútbol. 20 años vivió en Guayaquil y señaló que esa violencia se vivía a diario. Por ejemplo, una vez su hija recibió un golpe de una botella. "El fútbol debe ser una fiesta de corazón, para ver y gritar el gol, no debe caber la violencia", dijo.

A su criterio, quienes protagonizan los incidentes no se pueden llamar hinchas.

Darwin Toscano (recepcionista) cree que en el Ecuador deben haber medidas drásticas como las que se implementaron en Inglaterra con la barra de los Hooligans, en donde con políticas de Estado, preparación de la policía y de los clubes se erradicó la violencia.

"Es necesario, una política drástica en nuestro país". Es hincha del Barcelona, pero teme que cuando asista con su esposa e hija se generen incidentes. "Debe haber sanciones drásticas como meter presos a los delincuentes, porque no son hinchas", sugiere.

A Édwin Berrones le parece un "hecho bochornoso, que trascendió a nivel internacional". Considera que esos hechos de violencia no deben pasar por alto. "Que las autoridades tomen cartas en el asunto, el fútbol es una fiesta". Propone que los dirigentes y las autoridades, así como los representantes de las barras, se reúnan para establecer una alternativa.

César Vizueta (comerciante) afirma que la violencia se genera en todos los estadios, en donde hay presuntos hinchas que ingresan con cuchillos y pistolas. Cuenta que las pugnas se realizan entre líderes de las barras.

Ricardo Ninacuri (comerciante) comparte el criterio. Fue exdirigente de una barra de un equipo capitalino y por ello cuenta que los pleitos se dan por "pugna de poderes". Enfatizó que se disputan por entradas y por dinero que se entregan a estos grupos. Contó que los estadios están divididos por grupos o bloques de barras, en donde "cuando no están satisfechos con la repartición de entradas se producen desmanes".

Piensa que la única alternativa es una reunión entre las autoridades y los dirigentes de las barras para delimitar algunas salidas. (I)