Bolaños heredó la pasión y el olfato goleador de su familia
Nayely Bolaños prefería que le regalaran balones en lugar de muñecas y las pocas Barbies que tenía las utilizaba como postes de arcos.
Fue así como la delantera de El Nacional afinó su puntería, en una infancia llena de fútbol gracias a la fascinación que tiene su familia por este deporte.
Esta letal artillera de 16 años es la goleadora, con 10 tantos en cinco cotejos, de la primera edición de la Superliga femenina.
Su carrera en el fútbol profesional empezó hace tres años en Ventanas, en la provincia de Los Ríos. Se formó en el equipo que fundó su mamá, Sandra Vera, quien junto a su tía, Amanda Vera, además de ser dirigentes también jugaban.
“Mi mamá y mi tía tenían un equipo femenino que jugaba en distintos torneos y me regalaban balones en lugar de muñecas”, comentó la jugadora fluminense, admiradora del artillero portugués Cristiano Ronaldo.
Los primeros peloteos en las canchas de tierra pronto cansaron a Nayely y con tan solo 12 años decidió incursionar en el ámbito profesional. Amanda la llevó a la capital de la provincia de Los Ríos, Babahoyo, donde probó suerte en el club Siete de Febrero, que por 2015 disputaba el campeonato nacional.
Como la mayoría de mujeres en sus inicios, Nayely enfrentó a niños, algunos de los cuales se mostraban reacios a que una mujer jugara con ellos, sin embargo aquello no la amilanó y en la cancha pudo demostrar las condiciones que tenía.
“Jamás me rendí ante esas cosas y apoyada por mi familia y los compañeros que no pensaban así continué con mi pasión”, aseguró Bolaños, quien cursa el último año en el colegio Gonzalo Ruales.
Otra de las formas que encontró para desquitarse de sus detractores fue que a uno de ellos le hizo una “galleta” (pasar la pelota entre las piernas del oponente) en un partido y lo dejó mal parado.
Bolaños se dio cuenta de que el fútbol era lo suyo cuando se vinculó a las “febrerinas”. Las condiciones de Bolaños le abrieron las puertas de un elenco que fue protagonista del certamen local en las cinco ediciones anteriores. En ese equipo peleó el título con escuadras como Unión Española, Rocafuerte, Espuce, Liga de Quito femenino o Ñañas.
Debutó oficialmente en 2016, con 13 años. Gracias a esa oportunidad, guarda un cariño especial por el club Siete de Febrero.
Pero la riosense tiene claro que ahora debe defender los colores del cuadro “militar”, pese a que toda su familia y ella misma son hinchas del Barcelona de Ecuador.
Para mejorar su técnica y definición, observa videos de Cristiano Ronaldo. Lo admira por su eficacia al momento de anotar, su potencia para encarar a los defensas rivales y su disciplina dentro y fuera del campo de juego.
En el ámbito local no tiene ningún ídolo masculino, pero le gusta mucho lo que ha venido haciendo la capitana de la selección nacional Ligia Moreira, quien actualmente juega en el San José de Brasil y fue su compañera en el Siete de Febrero.
“Cuando conversábamos ella me decía que siguiera adelante, que esto del fútbol femenino es muy duro, pero que toca ser fuerte para lograr los objetivos que nos planteamos”.
En ese crecimiento también tuvo su momento duro cuando en 2018, antes del Campeonato Sudamericano Sub-20, disputado en Ecuador, se rompió la tibia y el peroné, lesión que la apartó de las canchas por seis meses.
Cada uno de los 10 goles que ha marcado los celebró con un baile del género salsa choque, del cual es aficionada, aunque el reggaetón también le agrada.
La primera fecha de la Superliga femenina fue la única en la que Nayely no pudo marcar, mientras que en las restantes cuatro lo hizo por partida doble; y en una convirtió cuatro goles a Aucas por la cuarta fecha. (I)