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"El rugby me formó en valores"

"El rugby me formó en valores"
Foto: Miguel Jiménez / El Telégrafo
08 de julio de 2016 - 00:00 - Andrés Granizo

Eduardo Favaro vive en el complejo de El Nacional, en Tumbaco. A diferencia de otros estrategas, el uruguayo no pidió un departamento de lujo; la dirigencia le amobló una habitación en el edificio donde se concentra el equipo. Allí se siente cómodo.  

Su familia no pudo acompañarlo en esta travesía. Su esposa y sus seis hijos se quedaron en Montevideo. Pese a que está solo en el país, el ‘Lolo’, como lo llaman, ha forjado un equipo competitivo, que hoy está en pelea por ganar la primera etapa del campeonato nacional y que es protagonista con una plantilla joven, cuyo promedio de edad es 24 años, según el portal Transfermarkt.             

Favaro llegó al equipo ‘criollo’ en noviembre de 2015 con un contrato que contemplaba un salario por objetivos logrados, y en las últimas 5 fechas se jugó su continuidad.

Aceptó ese desafío para mostrar sus condiciones y, tras salvar la categoría, la nueva directiva, comandada por Tito Manjarrez decidió que siga en el equipo.

Bajo su dirección, el ‘Nacho’ es tercero en la tabla de posiciones con 32 puntos, a cuatro fechas para el final de la primera etapa del torneo ecuatoriano.          

¿En enero, cuando conformó la plantilla, creía que el equipo iba a pelear la etapa como lo está haciendo ahora?   

La única certeza que teníamos es que contábamos con un plantel competitivo, en el que todos los jugadores luchaban por ganarse el puesto. Pero partido a partido ganamos confianza y ambición, nos dimos cuenta de que podíamos lograr cosas importantes. Si llegamos a la final será fantástico, si no, nos servirá como experiencia.  

¿Fueron suficientes las 5 fechas que dirigió en 2015 para conocer a los jugadores de El Nacional?   

Esas semanas me sirvieron para conocer el plantel principal y las divisiones formativas. Nos dimos cuenta de que teníamos un proyecto en común con los directivos para potenciar a los jóvenes y con base en eso trajimos los jugadores de experiencia que son un ejemplo para los más chicos. El grupo se retroalimenta con esa conjunción.      

¿Es cierto que cuando lo ratificaron en el cargo al primero que llamó fue a Christian Lara?   

Así fue. Lo conocí el año pasado. Lara estaba angustiado por la situación deportiva y económica del club, pero cuando lo llamé no dudó en  acompañarnos en este nuevo proceso. Él entiende que es un buen ejemplo para los jóvenes. En los entrenamientos no para de correr, disfruta el juego como un adolescente.         

Usted hizo debutar a Carlos Sánchez en 2003 en Liverpool de Uruguay, ¿siempre le gustó trabajar con jóvenes?     

En Uruguay siempre fue así. La forma de subsistir de los equipos uruguayos y del resto del mundo es vendiendo jugadores, por lo que deben deben formar futbolistas, como lo hace El Nacional.          

¿Cuáles son las ventajas de trabajar con una plantilla cuyo promedio de edad es de 24 años?  

Los menores son esponjas que absorben todo lo que uno les dice y mejoran constantemente. Ellos tienen el poder crítico y la humildad para no creer que lo saben todo.

Es espectacular trabajar con ellos.

Usted dirigió en Uruguay a  Fénix, Liverpool y Racing de Montevideo, por lo que esta es su primera experiencia como DT fuera de su país. ¿Qué lo atrajo del fútbol ecuatoriano?   

Me entusiasmó el nivel parejo de los equipos. Cuando me llamaron  para venir empecé a estudiar y a ver al fútbol ecuatoriano y confirmé la imagen que me había dejado la selección en eliminatorias y mundiales. El fútbol ecuatoriano tiene  jugadores técnicos y muy físicos que facilitan el trabajo del DT.    

¿Es verdad que Pablo Repetto, técnico de Independiente del Valle, lo recomendó?     

Efectivamente. Diego Herrera le preguntó a Pablo por un entrenador uruguayo y le dio mi nombre. Eso fue hace un año, pero en ese momento no se pudo dar, porque El Nacional había tenido varios entrenadores. Después vine para los últimos 5 partidos de la temporada y salvamos la categoría.   

¿Su contrato era por objetivos logrados?

Así es. No es cierto que llegué a dirigir gratis. Fue un contrato por logros, porque se trataba de un mes de trabajo. La idea era clasificar a la Copa   Sudamericana, pero perdimos un punto por falta de pago y eso bajó el ánimo de la plantilla. Otro objetivo era salvar la categoría, y lo logramos.   

Entonces también se trató de una apuesta suya...

Lo era y salió bien. Confío mucho en mi potencial como entrenador y quería que aquello me sirviera como trampolín para conseguir los resultados que ahora se ven.  

¿Cómo fueron sus primeros días en Quito?

De mucho trabajo y charlas con funcionarios y directivos. Fueron días muy intensos para forjar los valores y la forma de trabajar. Cuanto mejor se planteen las normas de convivencia y cómo debe ser el profesional del fútbol, mejores resultados se consiguen. Noté rápidamente la cordialidad de los ecuatorianos, de la gente en la calle y en el complejo. Somos muy parecidos los sudamericanos en el trato y en la amabilidad. A veces somos más amables con los extranjeros que con los propios.

Varios jugadores que dirige en El Nacional se han formado en el club, ¿cómo articula su trabajo con el de Octavio Zambrano, que está a cargo de las formativas?

El plantel tiene 10 o 12 jugadores formados en la institución, lo que quiere decir que el trabajo en las bases es bueno. Con Octavio y las formativas hay un vínculo constante, porque vivo en el complejo y suelo pasar a ver cómo se entrenan las formativas. A veces me piden asesoría, pero Zambrano lo hace bien, tiene  experiencia, dirigió en el club y lo conoce bien.

Éver Hugo Almeida, extécnico de El Nacional, dijo en algún momento que el club sin extranjeros no podría sobresalir a escala internacional, ¿comparte ese criterio?

No voy a comentar opiniones de mis colegas. Además, él fue un gran campeón en el club y conoce mucho más el medio que yo. Lo que sí puedo decir es que, pese a que el trabajo es bueno, El Nacional tiene que fortalecer sus formativas, porque está en desventaja con otros equipos que sí pueden contratar extranjeros. Pero sucede que cuando se quiere contratar a un jugador nacional su cotización se alza porque saben que no podemos traer foráneos. Que el club no pueda contar con jugadores de otros países es algo que está establecido en los estatutos y por eso el equipo siempre debe apuntar a la formación. Luego, si logra cosas importantes, eso se verá si el proyecto es sustentable y sostenible en el tiempo y todo el mundo está enfocado en hacer su función.  

¿Por qué decidió vivir en el complejo de Tumbaco?

Yo estoy solo acá, mi familia está en Uruguay. Tengo mi señora y 6 hijos que ya son grandes y no me pudieron acompañar. Me visitan regularmente y ahí vamos a un departamento que nos consigue un directivo. Acá (en el complejo) estoy compenetrado en lo que es la institución, comparto con otros jugadores que viven acá, como Michael Estrada y Janner Corozo, más todos los juveniles. Me parece cómodo y estoy muy a gusto. Tengo todo y, además, la señora cocina muy bien. Me gusta mucho el pescado y los mariscos; acá puedo aprovechar.

Usted siempre quiso ser jugador, pero antes de llegar al fútbol practicó rugby, ¿qué tal le fue?

Fui jugador de rugby de la selección uruguaya. Jugué entre los 19 y los 22 años; el fútbol surgió después, cuando me vieron en un partido amateur. Ahí me invitaron a jugar en Nacional. Mi sueño de niño era ser futbolista, pero las circunstancias de la vida me llevaron a otro lado. El sueño se cumplió y tuve la chance de jugar 12 años en primera en Uruguay y Argentina. Pero el rugby me formó con sus valores, porque es un deporte colectivo y en aquello se parece al fútbol. Tengo una muy buena relación con los sobrevivientes de la tragedia de los Andes, del Old Christians Club, donde yo jugué.

Uno de los sobrevivientes, Gustavo Zerbino, vino a dar una charla a los jugadores, ¿cómo tomaron esa experiencia?

Fue una charla motivacional sobre la vida y el deporte, pero sobre todo de lo bienaventurados que somos de ganarnos la vida haciendo lo que nos gusta. Sirvió para concienciar al grupo. Fue impresionante, porque es una experiencia de vida increíble. Al jugador de fútbol es raro tenerlo atento y concentrado durante mucho tiempo.

Gustavo me dijo que iba a charlar una hora y media, pero terminó conversando con ellos 3 horas y media. Los futbolistas estaban encantados y de lo más agradecidos. No solo les sirvió para el deporte, que es lo que más pretendemos, sino para su vida en sí y ver las cosas importantes.

En 2012, mientras dirigía Fénix, el jugador de Peñarol Antonio Pacheco sufrió una fractura de tibia y peroné. Usted entró a la cancha para que detuvieran el partido y lo atendieran, ¿cómo recuerda ese episodio?   

Hace poco estuve con ‘Tony’ en un curso de gerencia deportiva y nos acordábamos de ello. A él lo quiebra un jugador panameño en un lance infortunado; era un partido muy disputado. Él queda en el piso tirado y me grita: “‘Lolo’, pará el partido que me quebré”. Yo entré a la cancha para parar el partido, porque la jugada continuó en otro lado. Después, ‘Tony’ regresó y salió campeón con Peñarol, quedó como una buena anécdota. El árbitro no me expulsó de la cancha porque vio la gravedad del asunto. (I)

'Criollos' viajan  a Manta para medir a Delfín

La plantilla de El Nacional viajará esta noche rumbo a Manta, para jugar mañana, a las 12:30, contra Delfín en el estadio Reales Tamarindos de Portoviejo.

El entrenador Eduardo Favaro podrá contar con la plantilla completa para enfrentar a los mantenses, que se ubican en el noveno lugar de la tabla de posiciones con 19 puntos.  

Dentro de los convocados para el partido está el volante Cristian Cordero (foto), que destacó la valía de la plantilla para pelear la primera etapa con Barcelona, Emelec, Deportivo Cuenca e Independiente del Valle.

“No somos un equipo de muchos nombres, pero todos somos muy trabajadores. El presupuesto es uno de los más bajos, pero todos sabíamos que teníamos grandes jugadores que dejan todo por el club”, dijo el futbolista cuencano.

El ‘Corcho’ también respaldó la gestión de Favaro, a quien calificó como un pilar fundamental para llevar al equipo al lugar en el que están.

El local, dirigido por Diego Alarcón, no podrá contar con el volante Marcos Cangá, que fue expulsado en el partido contra Independiente del Valle y fue suspendido por un partido.

Alarcón aún no ha anunciado a su reemplazante, pues el conjunto está mermado luego de que la dirigencia decidió separar a 8 futbolistas del primer plantel.

Aún no se han oficializado los posibles refuerzos por parte de la directiva, pero como rumor surgió la intención de contar con el delantero Roberto Ordóñez, que actualmente juega en Cimarrones del ascenso mexicano.

Otro futbolista en carpeta es el uruguayo Ribair Rodríguez, que se desempeña como volante y en esta temporada juega para el club Tampico Madera, también de México.

Delfín deberá esperar hasta la segunda etapa para habilitar a los refuerzos que pretende y salir de los últimos lugares de la tabla. (I)

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