El colegio Mejía venció por 3-1 a su similar del Fernández Madrid, en la gran final del campeonato intercolegial sub-18 de Quito. Los alumnos jugaron en la cancha del estadio Olímpico Atahualpa y la ceremonia previa al partido fue tal como la de uno profesional.

Ambas plantillas salieron al campo de juego desde el túnel y todos trataban de estar concentrados antes de llegar a la bomba central. En medio de ellos, estuvo el juez FIFA Roddy Zambrano, que pitará próximamente en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro y también en la Copa América Centenario de Estados Unidos.

El árbitro asumió el partido con toda la seriedad del caso y siempre apeló al diálogo con los estudiantes. Los futbolistas mantuvieron la calma ante sus indicaciones y él estuvo muy activo en cada jugada.

Todos los goles del partido llegaron en la primera parte del encuentro, que tuvo en las gradas a unas 8.000 personas entre alumnos de ambos planteles, egresados de los mismos y padres de familia.

La hinchada del Mejía copó toda la general sur y se hicieron presentes con banderas de los colores del colegio: azul y amarillo, mientras que los aficionados de su rival se distinguieron con el azul en la general noroccidental.

En el inicio del partido, el Fernández Madrid se mostró con más entusiasmo que su rival. Controló el balón y trató de siempre entregárselo al ‘10’, a César Lagos. El creativo trató de conectar con los delanteros Leonardo Cando y Dennis López para conseguir el primer gol.

Entre los 2 atacantes llegó el tanto de apertura, a los 10’ de la primera parte. Cando sacó un remate desde afuera del área que pegó en el horizontal y el rebote fue tomado por López, que de cabeza pudo vencer al golero Jean Montalvo.

La emoción en el festejo fue tal que uno de los alternantes no dudó en entrar a la cancha y correr hasta el otro extremo donde el equipo festejaba. Sin embargo, su mala decisión le costó una tarjeta amarilla de Zambrano cuando retornó al banquillo de suplentes.

El partido parecía controlado por el equipo dirigido por Andrés Vergara, que no se cansaba de dar indicaciones desde la banda para que sus jugadores mantengan el orden en defensa.

A pesar de los esfuerzos del DT, el empate llegó pronto para el Mejía. Un centro largo al área encontró la cabeza de Johan Rea, que se elevó entre los centrales para definir por encima del portero Carlos Condo. Él no se esperaba que la trayectoria del remate se colara por encima y solo lamentó no haber intentado despejar el remate (14’).

La imagen inicial del Fernández Madrid se desdibujó pronto con el pasar de los minutos y la defensa cometió errores en la marcación. Muchas veces se quedaban reclamando posibles fueras de juego y aquello les costó un par de mano a mano, que Rea y Cárdenas no supieron resolver.

A pesar de las ocasiones fallidas, las oportunidades no faltaron y a los 21’ remontaron el marcador. Cárdenas lanzó un centro desde la izquierda, que fue rechazado a medias por la zaga y apareció Rea para anotar su doblete.

El goleador del Mejía pudo haber completado un ‘hat-trick’, cuando por velocidad le ganó a los centrales Kevin Astudillo y Jerick Vaca, pero el arquero le ganó el mano a mano. La reacción del Fernández Madrid fue nula y prácticamente no hubo peligro en el área contraria.

Sobre el final de la primera mitad llegó el tanto que sentenció el partido, por la mala coordinación defensiva del Fernández Madrid. Un centro desde la izquierda fue apenas desviado por Vaca, pero el balón le quedó servido para Cárdenas, otra de las figuras del equipo, que aprovechó para marcar sin ningún impedimento.

La ventaja no reflejó lo que sucedió en el campo de juego, pues el Mejía desperdició varias ocasiones para ganar por un marcador abultado. En la segunda mitad, el cansancio y el fuerte sol golpearon a ambos planteles, porque los ataques fueron menos insistentes y el trámite del partido se tornó lento.

El Fernández Madrid trató de disminuir la desventaja para luego intentar empatar, pero los esfuerzos fueron en vano. El Mejía, que tampoco tuvo fuerzas, se dedicó a cuidar el balón y no permitir que el rival se acerque con peligro.

Al final, las lágrimas de felicidad fueron notorias en los rostros de algunos jugadores del Mejía. Del otro bando, las de tristeza por caer en la final y no poder llevarse el título. Los cánticos inundaron el Atahualpa, en donde retumbó el grito de guerra del Mejía. (I)