La comunión entre 'Dinho' y 'Kitu' abonó al espectáculo en el Monumental
El ‘deber ser’ fue. Una sociedad armónica al servicio de Barcelona regalaron Ronaldinho Gaúcho y Damián Díaz durante los 77 minutos que permanecieron juntos en cancha. Dos ‘cracks’ de distintos recorridos y diferentes recibimientos, pero que a fin de cuentas lograron deslumbrar a los más de 60.000 hinchas que presenciaron el dueto.
Con el balón en los pies, Díaz y Ronaldinho pudieron asociarse desde el principio. Sin embargo, el primero lució más productivo y sus ejecutorias gozaron de mayor lucidez. El rosarino consiguió arreglárselas para abrir el marcador a los 4 minutos. Sorprendió al portero peruano mientras intentaba despejar cerca de su cabaña, le arrebató el instrumento y remató solo. El portoalegrense se sumó a la celebración con un abrazo.
Ni Díaz ni Blanco buscaron anclarse en sus posiciones naturales. El objetivo -como lo dijo el profesor Almada mucho antes del partido- era darle libertades al otrora campeón del mundo para que desplegara su reserva de fútbol a placer. El resultado de la propuesta llegó a los 31 minutos. ‘Ronnie’ ensambló dos toques recíprocos con Díaz por el carril central y le puso un último pase a profundidad para que anotara la segunda. Asistencia para el gaúcho, doblete para el 10.
El brasilero jugó muy cerca del último hombre y en ocasiones buscó cerrar el ángulo de pase rival para interceptar o tocar de primera intención a favor de los amarillos. Se mostró muy movedizo en el frente de ataque y por momentos se corría hacia las bandas.
En el rubro de recuperación, el astro logró sumar seis interceptaciones y cuatro quites. La magia no la dejó de lado. Seis regates, tres pases de pecho y uno de taco, y dos servicios a profundidad que pudieron terminar en gol, registró Ronaldinho para la generación de juego ofensivo de Barcelona. Por su cuenta conectó seis disparos al arco. Uno de ellos fue de tiro libre, el cual cobró con tal maestría que solo la mano emergente del portero consiguió desviar el esférico.
Un Díaz más participativo
En evidencia quedaron las diferencias de rendimiento a causa del factor físico. Díaz sin duda llevaba la delantera. Su despliegue en metros recorridos superó de largó a lo mostrado por el brasilero.
Desde la circunferencia central hacia el área rival, el rosarino trabajó con mayor énfasis en ser opción de descarga para sus compañeros y el conductor del juego por los pocos espacios que dejó el mecanizado conjunto de San Martín.
Al ‘Kitu’ no le pudo ir mejor. Además de marcar los dos goles para la apertura del tanteador, asistió a Ismael Blanco con el pase final para que vulnerara al frágil portero visitante a los 57’. El volante consiguió sumar 26 pases correctos, interceptó cuatro balones y quitó otros dos; además de lograr ocho regates con éxito. Su efectividad de disparos al arco fue del 50%, de cuatro tiros entraron dos.
Tras el minuto 77 la dupla ‘Dinho -Díaz’ vio su fin. El astro se despidió con una nueva reverencia al público, y se acercó a su socio temporal para darle un último abrazo. Luego estrechó las manos del resto de compañeros y el cuerpo técnico. La afición había quedado satisfecha, la gratitud se expresó con una última ovación apoteósica. (I)
El arquero de San Martín fue cómplice del triunfo amarillo
Steven Rivadeneyra cometió dos errores que fueron determinantes para el resultado del partido. Barcelona se impuso 4-3 y dos de sus goles llegaron por “regalos” del portero de Universidad San Martín de Porres que fueron aprovechados por Damián Díaz. En el primer gol, el ‘Kitu’ se encontró con el balón frente al arco después de un mal control de Rivadeneyra y empujó la pelota con una carretilla. Y en el tercer tanto, Díaz le arrebató el balón al arquero y se la cedió a Ismael Blanco que anotó el 3-2. Esas fallas que terminaron en goles fueron los mejores aportes para el equipo amarillo, que no había hecho mucho en el partido para estar adelante en el marcador. Barcelona echó de menos a un jugador que se encargara de generar juego desde el medio sector y fuese el distribuidor de balones para los elementos de ofensiva. Ante esa carencia y la escasa producción amarilla, Damián Díaz retrocedió para tomar las riendas del cuadro local, que tuvo en la zaga central su punto más bajo. Las incidencias del encuentro mostraron que el conjunto dirigido por José ‘Chemo’ del Solar mereció un mejor resultado, pero las acciones de su guardameta aseguraron que la fiesta amarilla sea total. Con un fútbol claro a base de toques a ras de piso y una presión alta, San Martín metió en problemas a los pupilos del uruguayo Guillermo Almada, que salieron a flote también por lo que practicaron Díaz y Ronaldinho con la pelota, juntos o por separado. Los peruanos llegaron al 1-1 a través de un tiro libre bien ejecutado por Álvaro Ampuero, que encontró en los defensas y el arquero canarios a sus cómplices ideales. Y llegaron a ponerse 2-1 cuando Marcos Rivadero anticipó a Gabriel Marques en el área y sorprendió a Máximo Banguera a la media hora del partido. La reacción de Barcelona generó la mejor acción de la Noche Amarilla. La combinación Díaz-Ronaldinho enloqueció a los hinchas amarillos por terminar en gol -el del 2-2- y por la concepción de la jugada. Y tras el 3-2 en los que fueron actores principales Díaz y Rivadeneyra, cayó el tanto que le terminó dando el triunfo a Barcelona. Faltaban solo 25 para el cierre del partido cuando el desborde de Pedro Pablo Velasco por la banda derecha llegó a los pies de Cristhian Penilla y posteriormente a las mallas. Gracias a esa acción el posterior gol de Junior Ponce, que aprovechó la falta de reacción de los defensas, no pasó de un susto y un descuento en el marcador (4-3). Las individualidades y los errores del rival le permitieron imponerse a un Barcelona que como conjunto mostró falencias, pero que cuenta con jugadores de alto nivel para encontrar un mejor rendimiento. Richard Calderón, Segundo Castillo y Mario Pineida destacaron ayer. (I)