Hasta Guillermo Almada se ha convencido de que a veces “Barcelona gana a lo Barcelona”, frase creada por algún comentarista de fútbol acostumbrado a ver los triunfos agonizantes del equipo. Y al DT uruguayo le ha tocado vivir ese sufrimiento en carne propia. Tras el partido ante Guayaquil City, el rival más molestoso para el “Ídolo” en esta temporada, el entrenador amarillo ha manifestado que por historia su oncena ha superado a los adversarios poniendo algo más que fútbol. “Si no sufrimos, no somos Barcelona”.

En un partido, el de la tarde del sábado en el estadio Christian Benítez Betancourt, el 15 veces campeón generó sensaciones negativas y positivas en sus hinchas como en toda la segunda etapa. El 2-1 en contra hizo apagar televisores y provocó rabietas e insultos en hinchas que señalaban que el año estaba perdido, el 2-2 los dejó en silencio, el 3-2 les cambió el semblante aunque sin confiarse, el 3-3 les dio la razón y con el 4-3 prefirieron festejar y no analizar tanto altibajo.

El “Ídolo” se metió otra vez en la pelea, pero no termina de convencer.

Delfín, en cambio, confirmó que no es un mero espectador en el pelotón principal, sino que está dispuesto a repetir su campaña del año pasado. El golazo del uruguayo Bruno Piñatares hace soñar a los aficionados mantenses con otra final.

Los que no quieren disputar el título en enfrentamientos ida y vuelta son los seguidores de Liga (Q), que con su triunfo ante Deportivo Cuenca se esperanzan en arrebatarle la corona a Emelec si ganan la etapa. El gol de Jefferson Intriago tapó las deficiencias de los “blancos” que parecían entregados a empatar con los “colorados”.

Y si hubo un equipo que ganó con holgura entre los candidatos a terminar primeros en esta fase fue la Universidad Católica, que se impuso 3-1 a El Nacional, que solo apuesta a no descender.

Si algo no le falta a este torneo son emociones. (I)