"Cuando le marqué el gol a Uruguay, lo único que quería era abrazar al 'Bolillo"
“El 7 de noviembre de 2001 fue el día que esperé durante 5 años, cuando en Santo Domingo de los Tsáchilas me dijeron unos amigos que no iba a jugar fútbol.
Ese día sentí mucha tranquilidad. Recuerdo que cuando metí el gol, lo único que quería hacer era abrazar al ‘Bolillo’ (Hernán Darío Gómez). Él siempre confió en mí y me dejó en la cancha, aunque había fallado un par de goles. Cuando corrí para celebrar, muchos querían festejar, así que me tocó ‘driblarlos’ hasta que llegué con él. En ese momento sentí algo indescriptible.
El gol ya estaba escrito. Si te esfuerzas en el fútbol, que es en conjunto, y todos los demás reman al mismo lado y también se une la prensa, se unen todos, cuando el universo conspira, ya está, tiene que suceder. Claro que después de la euforia del gol sacaron los uruguayos y nos tocó rezar para que no metan otro tanto; pero de ahí el partido se manejó de otra manera.
La gente recuerda siempre el gol, las atajadas que hizo Pancho (José F. Cevallos), la defensa que era muy sólida, a Edwin Tenorio que fue a quien más admiraba en la cancha y como persona. Pero quien manejó el balón fue Alfonso Obregón. Él fue quien se quedó con la pelota durante los últimos 10 minutos; él pedía el balón, lo mandaba para atrás, para el centro; él iba y venía.
Cuando salí del partido, la camiseta se la di al ‘Capi’ Luna. Es una persona que aprecio mucho, que respeto, que admiro, muy indiferente de otra cosa. Él fue un guía dentro de una selección en la que yo era el más joven. Y siempre tuve el respaldo incondicional de él.
El encuentro cambió cuando Uruguay nos metió el gol. Después tuvimos algunas opciones, yo mismo tuve como dos; dicen que me las comí, yo digo que el arquero me las tapó. Después entró de la manera en que menos yo pensaba: de cabeza. El que cabeceaba era el ‘Tin’ (Agustín Delgado) yo nunca lo practiqué, yo entrené chilenas.
El 7 de noviembre tenía una camiseta (por debajo de la amarilla) con una frase. A mí siempre me han gustado las frases porque cuando era pequeño no tenía televisor.
La frase en la espalda decía: ‘Si eres pequeño sueña, si eres grande no dejes de hacer... aún no lo crees’. Cuando se me venía a la mente una frase, llamaba a mi casa o a algún amigo, y les pedía que me hagan una camiseta con una frase.
El ‘Bolillo’ se me acercó luego del partido y me dijo: ‘No sabes lo que has hecho’. Yo le dije que sí, que clasificamos al Mundial, que metí el gol. Y él me seguía diciendo: ‘No sabes lo que has hecho; entre más pase el tiempo van a valorar más este gol, pasaste a la historia’.
Luego del partido me regresé a Guayaquil como a las 22:00. Allá vivía mi abuelita en la ciudadela la Kennedy. No había taxis, la gente estaba en otra cosa en la ciudad.
Entonces me fui caminando desde el aeropuerto hasta donde vivía. Junto a otros compañeros nos fuimos en un avión privado; primero pensé en quedarme en Quito, pero después decidí celebrar con alguien especial, porque el día previo lo compartí con mi abuelito.
Álex Aguinaga es un punto aparte en todo el proceso. Es quien más merecía que clasifiquemos a un Mundial. Él sí vivió el tema de que los ecuatorianos no confiaban en los ecuatorianos, que les rompían los vidrios a los buses de la Selección, que los escupan e insulten y muchas cosas que él nos contaba. Esta clasificación se la dedico a Álex, porque fue un ejemplo dentro y fuera de la cancha; muy amable, correcto y un verdadero líder”.
Tiene el arco en su poder
“Íbamos para Quito con mi amigo Heckel Vega, y yo había escuchado la noticia de Palermo (Martín) que se llevó uno de los arcos del estadio la Bombonera.
Recuerdo que en el Atahualpa siempre hubo problemas con los arcos cuando programaban conciertos. Los cortaban, incluso aún están las señas de cuando los soldaban para volverlos a poner. Pero hace algún tiempo instalaron esos modernos que se ponen y sacan con facilidad, y entonces fuimos a preguntar por los arcos viejos.
Le dije a Heckel que llamemos a la Federación Ecuatoriana de Fútbol y él me dijo que no, que es con la Concentración Deportiva de Pichincha. Pero primero hablamos con el canchero (quien vive en el estadio). Al llegar, le preguntamos por los arcos y me dijo que estaban guardados, cortados, que los iban a donar. Luego conversamos con los dirigentes y ellos nos dieron las facilidades para llevarlos.
Pedimos que nos hagan un certificado, que finalmente lo terminamos haciendo nosotros, porque la secretaria no estaba. Lo hicimos, lo firmaron y nos trajimos los arcos a la escuela de fútbol.
Es que en mi país, no les damos a los íconos el valor que se merecen, lo que nos da nuestra identidad. Prueba de ello son los jugadores que le han dado todo al país y no se han retirado de una manera digna”.
Historias antes del 7 de noviembre
“Sería bueno que entrevisten a José Francisco Cevallos y que les cuente la historia de lo que me dijo en la concentración, el primer partido de las eliminatorias con Venezuela en Quito. Pancho fue mi compañero de cuarto, siempre, en la Selección y en los equipos que jugamos.
Yo le dije a Pancho que íbamos a clasificar al Mundial y él me dijo que se venía de Chile caminando si eso pasaba. Algún día nos vamos a regresar, yo lo haré junto a él.
Un día le dije al ‘Bolillo’ que por qué no me ponía a jugar, ya que íbamos cinco fechas y él me respondió: ‘Iván, cuando estamos 0-0 en el partido, yo miro la banca, te veo y pienso que puedes resolver y me quedo tranquilo’. Entonces le dije, sí, pero igual no me mete, y me respondió: ‘Es que si no lo haces (resolver), me vas a decepcionar, así que quédate ahí nomás’.
Pero un día, me llamó y me dijo: ‘Mira Iván, solo te diré una cosa, tú arrancas como titular ante Venezuela en los partidos de vuelta. De ahí tú te ganas el puesto y no sales’.
Bueno así sucedió, el ‘Bolillo’ me puso ante Venezuela en el inicio de la vuelta. Ese día marqué mi primer gol en las eliminatorias y jugué todos los partidos restantes.
El ‘Bolillo’ tenía una visión increíble. Ya había dirigido un Mundial, ya sabía lo que era manejar un grupo. Es el entrenador que más recuerdo y que me dejó más enseñanzas que la mayoría, y tuve muchos.
Específicamente ese 2001 no fue solo una selección, no fue solo un grupo de jugadores que cambiaron la historia. Los que cambiaron la historia fueron la prensa, la gente, los hinchas, quienes estaban afuera y eran migrantes. El 7 de noviembre es una fecha que marca al fútbol ecuatoriano con un antes y un después. Todo empezó.
Muchas personas no pudieron presenciar ese 7 de noviembre. Yo tuve amigos que partieron antes de tiempo y no pudieron disfrutar la clasificación. Lo merecían, tuvieron muchas ilusiones, pero no pudieron ver a Ecuador en un Mundial.
Otros tuvieron la oportunidad de verla y luego se fueron, como Efraín Machado y Petronio Salazar. Yo hablaba mucho con Machado en las concentraciones. Cuando viajábamos él siempre estaba con la banderita de Ecuador. Él se reía porque me veía alegre y me preguntaba por qué no tenía un walkman ya que a mí siempre me gustó leer.
Yo pasaba con todos y solo. El ‘Bolillo’ decía que había tres grupos en la selección: el Chota, Esmeraldas y yo. Decía que a veces yo comía porotos y encocado, y cuando no quería, no hablaba con nadie”. (I)