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Ecuador, 28 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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El club oriental enfrentará este domingo (13:00) a liga de portoviejo. Necesita un punto para sellar su ascenso

Aucas cuenta con seguidores que no perdieron la fidelidad ni la esperanza

Durante 8 años en la segunda categoría y en la serie B, hubo fanáticos que no dejaron de respaldarlo nunca. Está a pocos días de recibir su premio: el anhelado ascenso a la serie A.

Rosario San Román   

“El equipo juega por amor al deporte y eso lo vuelve ídolo”

Álvaro Pérez / El Telégrafo

Domingo 22 de octubre de 2006. Aucas derrota 1-0 a Deportivo Cuenca en su estadio, pero el empate sin goles entre Deportivo Azogues y El Nacional, condena al ‘Ídolo del Pueblo’ al descenso a la serie B.  

En los graderíos del escenario del barrio de Chillogallo, al sur de Quito, se encuentra la peruana Rosario San Román, hincha del cuadro ‘Indio’ desde hace 14 años. Ella llora desconsoladamente en las primeras filas de la general. La abraza William, otro hincha. “No llores Charito”, le dice el hombre mientras también suelta unas lágrimas. “Sentí una impotencia enorme y unas ganas de destruir todo lo que estaba al frente mío. Lloré durísimo”, recuerda San Román. Esa imagen se convirtió en el símbolo de la decepción auquista. Ese momento fue capturado por los reporteros gráficos que cubrían el partido y la foto fue publicada al día siguiente en las principales secciones deportivas del país.  

Pero su calvario no paró ahí. Esa noche le esperaba un agotador viaje en bus de 36 horas desde Quito hasta Lima, para visitar a su familia. Al despedirse de su hijo Ricardo, de 21 años, este se encontraba destrozado en su cama, envuelto en la bandera del ‘Papá’.   

En el trayecto, las lágrimas y el dolor continuaron. En la televisión del bus se mostraron nuevamente tomas del descenso y su llanto junto a las mallas. “Todos en el bus me voltearon a ver y en ese momento solo quería que me tragara la tierra. Estuve al borde de un colapso nervioso”, recordó la también aficionada del Universitario en Perú.   

El infortunio de Aucas ya se lo conocía en su país natal. Cuando finalmente acabó el peor viaje de su vida, su madre, Margarita de San Román, la esperaba en la terminal de buses de Lima. No intercambiaron palabras. Se abrazaron y continuaron llorando.   

Hinchada apasionada

Ese día, luego del pitazo final del árbitro Carlos Vera, las historias de tristeza se reprodujeron en cada rincón del estadio capitalino.

Cerca de Rosario, un niño de 12 años golpeaba con fuerza el pecho de su padre mientras lloraba devastado. “Papá, tú tienes la culpa, para qué me hiciste auquista, solo para sufrir y llorar. Ya no quiero ser de Aucas”, relató San Román, quien se dio cuenta de la magnitud a la que llega la pasión por el club.

Ir todos los fines de semana al estadio la desestresa. Ser auquista para ella significa compartir con la familia y sentir la unión de gente de distintas clases sociales con un mismo objetivo: ver al equipo nuevamente en la serie A, jugando contra los grandes del fútbol ecuatoriano. “Aucas no es un club antipático y no cae mal a nadie.  Jugamos por amor al deporte, por eso es ídolo del pueblo”.

Desde hace 15 años vive en Quito y le tomó apenas uno enamorarse del cuadro expetrolero. Su esposo, Eduardo Velásquez, era un empedernido aficionado auquista, pero ella tuvo que ir al estadio para convencerse. En 2001 asistió a un cotejo en el que El Nacional los goleó 6-0.Pero al ver desconsolados a jugadores como Oswaldo Minda, Robin Pico, al argentino Juan Bermegui... se decidió. “Cuando un hombre llora es porque realmente le duele y tiene orgullo deportivo, y eso me gustó”, afirmó Rosario.

En la familia Velásquez - San Román todos apoyan al ‘Ídolo del Pueblo’. Los padres, Eduardo y Rosario y los hijos Ricardo, María del Carmen y Christian. “Hasta mis mascotas son de Aucas”, bromea la limeña.

Una figura del Niño Dios permanece en la sala de su hogar al norte de Quito. En su mano izquierda sostiene un banderín de Aucas. A falta de un punto para el ascenso, Rosario continúa pidiéndole que los ayude. 


César Costa

“La hinchada es el patrimonio del club y lo apoya siempre”

Fernando Sandoval / El Telégrafo

En las 15 temporadas consecutivas que se mantuvo Aucas en la serie A -entre 1992 y 2006-, observar los clásicos capitalinos contra Liga de Quito o los duelos entre ‘ídolos’ (ante Barcelona) fue parte de la rutina de César Acosta y su hijo Diego.

En 2004, con jugadores de la trayectoria del arquero colombiano René Higuita, el exdelantero Agustín Delgado o el volante paraguayo Enrique Vera, el club casi alcanza su primer campeonato, con Luis Fernando Suárez como DT.

Pero desde ese momento empezó su debacle futbolística y económica, que derivó en el descenso hace 8 años.

“Para mí fue un golpe muy duro porque siempre había visto al Aucas peleando en la máxima categoría. Fue muy trágico y no lo pude asimilar rápido”, confiesa Diego, mientras sostiene a su hijo Daniel de un año.

Aunque el descenso a la segunda categoría en 2009 fue un golpe duro, César no se resignó. Se dio cuenta de que su club en ese momento lo necesitaba más que nunca y se propuso junto a su hijo viajar a todos los estadios en los que se presentara el ‘Ídolo del Pueblo’ durante la próxima campaña.

Tres años más tarde, todavía en el calvario de la segunda categoría, el destino llevó a los Acosta hasta la localidad de la Joya de los Sachas en Orellana, para observar el partido contra el Anaconda. Salieron en caravana la noche anterior, con la ilusión de apoyar a su club pero sus buenas intenciones por poco se frustran. “Se había caído un puente en la Amazonía y nadie nos informó. Nos tocó regresar e ir por otro camino en mal estado. Luego de 16 horas, con pocas horas de sueño, llegamos justo a las 14:00 para el juego. Fue una experiencia inolvidable”, relata.

Cuando llegaron, César se dio cuenta del impacto que tenía Aucas en la segunda categoría. Los dirigentes alababan a jugadores e hinchas porque gracias a la presencia del cuadro quiteño, el estadio se llenó y los dirigentes del Anaconda pudieron financiar parte de su campaña con ese dinero.

“Sabíamos de los problemas monetarios que tenía pero el principal patrimonio del plantel es su hinchada y no lo podíamos abandonar”, comenta César.

Otro golpe duro que soportó César se evidenció el 2 de octubre de 2010, en un partido de definición contra el Valle del Chota en el estadio Olímpico de Ibarra. Con el empate, Aucas accedía al hexagonal de ascenso a la serie B, pero el equipo del exídolo auquista, Agustín ‘Tin’ Delgado, los derrotó y tuvieron que continuar un año más en la segunda categoría. Una decepción más.

De todos los malos resultados y los dos descensos se han recuperado con confianza, aguantando frío, lluvia, calor y viajes extenuantes. “Muchos somos los llamados y pocos los elegidos. Y en esta temporada (2014) este grupo de futbolistas ha demostrado cariño por la camiseta y estamos a un punto de la esperada clasificación a la A”, reveló César, quien también transmitió el amor por Aucas a sus dos sobrinos.

Sebastián y Daniel Acosta, de 8 y un 1 año respectivamente, siempre están pendientes del ‘Ídolo del Pueblo’. “Yo amo a mi papi Aucas” se leía en una camiseta amarilla que vestía el menor de los hijos de Diego, que la heredó de su hermano mayor.

Ahora que el ascenso está a la vuelta de la esquina, los pensamientos de César Acosta lo devuelven a épocas mejores. “Añoro ese equipo del 2004. Con un gran plantel, teníamos todo para ser campeones, pero no se dio. Este es el deseo de toda la hinchada, alcanzar el primer campeonato en nuestra historia”, concluye mientras sostiene a Daniel.

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