Los restos de Ángel Martínez, el reconocido joven emelecista que falleció el pasado lunes, fueron enterrados ayer en el Cementerio General de Guayaquil.  Previamente se efectuó una misa de cuerpo presente en la Iglesia Sagrada Familia.   

En el acto litúrgico, familiares, amigos e hinchas despidieron al joven considerado el aficionado número 1 del ‘Bombillo’. Su presencia era fija en la tribuna de la General Gómez y pudo entablar amistad con varios de sus ídolos que vistieron la camiseta del actual bicampeón ecuatoriano.

Franklin Tobar, abuelo de Ángel, comentó que su nieto “fue uno de los mejores hinchas porque sentía mucho por el equipo”. Tobar recuerda con tristeza que la misma enfermedad que provocó la muerte de Ángel le arrebató en el pasado a dos de sus hijos.     

El idilio entre Ángel y Emelec surgió cuando él tenía 3 años y asistió a un partido contra Boca Juniors por Copa Libertadores. “Estaba lloviendo mucho ese día”, rememora Tobar, quien agrega que desde ese día el amor por los colores azul y plomo fueron parte del día a día del entonces infante.  

Regina Pinto, la abuela, aseguró que olvidarlo será imposible. “Él era la alegría de todos nosotros, nunca se daba por vencido y moría por su Emelec, esa era su pasión. Él decía que a Emelec lo quería mucho y será tricampeón. Siempre debemos recordarlo con la sonrisa en los labios, nos daba buena vibra, sentimiento, alegría, de todo”, dijo.

Doña Regina reveló que Pedro Quiñónez, uno de los capitanes del equipo, es su padrino. “‘Pedrito’ nos ayuda en todo, pero no hemos podido hablar con él porque está concentrado. ‘Pedrito’ siempre me dice: ‘mamita me llama por cualquier cosa’. Lo que estoy segura es que mi ‘Angelito’ les dará fuerzas a los muchachos para que salgan campeones”, sentenció. (I)    

Visita al estadio Capwell por última vez   

El féretro de Ángel Martínez partió de la Iglesia Sagrada Familia pasadas las 11:30 de ayer para recorrer la avenida Quito hasta llegar al estadio que tantas veces lo acogió en sus tribunas. Los familiares e hinchas que acompañaron los restos intentaron ingresar hasta el césped del Capwell, pero por motivos de seguridad -el estadio está siendo remodelado- no se pudo. Fue entonces cuando el féretro dio la vuelta a la manzana del Capwell, la última visita a su segundo hogar. (I)