Las mujeres iraníes logran una victoria al margen de su selección
Las mujeres iraníes disfrutaron la semana pasada de una pequeña victoria particular: la entrada en el principal estadio de Teherán para ver el partido contra España, un acceso que tienen normalmente vetado.
Y hasta el último momento pareció que su sueño no se iba a hacer realidad. Las miles de personas que acudieron al estadio vieron cómo la policía mantenía las entradas cerradas e informaba de la cancelación de la retransmisión del partido ante La Roja en el estadio Azadi, como ya ocurrió con el Marruecos-Irán unos días antes.
Finalmente, una hora antes del inicio del duelo con España, uno de los organizadores confirmó que habían solucionado los problemas con los permisos y que las puertas se abrían al público, dando paso a un jolgorio generalizado.
Con banderas iraníes y el rostro pintado con los colores nacionales, las mujeres entraron ilusionadas al estadio Azadi, con la esperanza de poder ver en un futuro los partidos en vivo, y no solo a través de una pantalla como en esta ocasión.
“Es la primera vez que vengo al estadio Azadi y estoy muy contenta, siento que hay libertad”, dijo entusiasmada desde la grada Shirin Karamí, una estudiante de 29 años.
Karimí afirmó que no se estaba registrando “ningún problema” y que las mujeres se sentían “muy cómodas” en el estadio, refutando algunas de las razones que los conservadores iraníes alegaban para prohibir su acceso a los estadios.
El supuesto ambiente violento y el lenguaje soez empleado por algunos hinchas no es considerado apropiado para las mujeres, según las autoridades iraníes, que con este planteamiento se oponen a su presencia en los estadios desde el triunfo de la Revolución Islámica de 1979.
Es habitual, no obstante, que las mujeres intenten colarse disfrazadas de hombres con gorras, pelucas e incluso barbas postizas, pese al riesgo de ser descubiertas y detenidas por la policía.
“Me gustaría que esto continúe y podamos ver aquí los partidos en vivo”, sentenció la estudiante, acompañada de su novio y otra pareja de amigos, que no pararon de animar a la selección iraní durante todo el encuentro.
Aficionadas iraníes han acudido también a Rusia a apoyar a su selección, pero la televisión iraní ha censurado en general su imagen en las retransmisiones al no ir vestidas acorde a la normativa islámica.
Organismos como Human Rights Watch han instado en numerosas ocasiones a las autoridades persas a abolir esta prohibición y acabar con la discriminación a las mujeres en los estadios, y son habituales las campañas en la misma línea de iraníes que viven en el extranjero durante competiciones deportivas.
Desde hace un par de años se ha permitido en algunos partidos en Irán una presencia reducida de mujeres, pero siempre muy figurativa y por invitación, en medio del tira y afloja entre los sectores reformistas y conservadores de la República Islámica.
En opinión de Shirin Rezaí, una administrativa que acudió al estadio Azadi con su marido y su hijo pequeño, esta oportunidad “dio una autoconfianza especial a las mujeres”. (I)