En Dortmund nadie duda de que Jürgen Klopp es el técnico ideal, aunque el equipo pase por una crisis futbolística desde que perdiera, en 2013, la final de la Champions League ante el Bayern de Múnich.

Desde el último año de Heynckes en el banquillo bávaro, y alimentado por la llegada de ‘Pep’ Guardiola, el Bayern ha ampliado distancias con el conjunto que ganó 2 Bundesligas consecutivas y que se plantó en la final de la Liga de Campeones siendo, a la par con el Bayern, el mejor equipo de Alemania.

El Borussia ya no es, el equipo invencible y temible que le podía meter 4 goles al Real Madrid sin despeinarse y que ganaba ligas a base de un juego eléctrico y equilibrado.
Klopp ha tenido que adaptarse, a las ventas obligadas que ha efectuado su club, teniéndose que desprender por la necesidad de ingresar una gran cantidad de dinero de sus mejores hombres. 

Desde que ganara la Bundesliga 2010-11, vendieron hasta 4 jugadores imprescindibles. Nuri Sahin abandonaba el Signal-Iduna Park siendo el mejor futbolista de la Bundesliga para enfundarse la camiseta del Real Madrid, mientras que Shinji Kagawa hacía lo propio  para viajar a Old Trafford.

Sin conquistar la liga en 2 años, pero siendo competitivos en la liga y en la Champions, Mario Götze y Robert Lewandowski también terminaron su etapa y firmaron por el eterno rival, el Bayern de Múnich.
Aunque parezca que el equipo no se ha reforzado correctamente ha logrado, a lo largo de estos años, sustitutos de primer nivel. Primero fue Gündogan y luego Marco Reus; después Henrikh Mhkitaryan, Pierre-Emerick Aubameyang, Adrián Ramos y Ciro Immobile, 6 enormes futbolistas. El problema, entonces, ¿cuál es? El Dortmund está pagando ahora el esfuerzo de 3 años colocándose, insólitamente, entre los mejores equipos del planeta.

Las 2 ligas alemanas logradas mostrando un fútbol imparable, con un contraataque letal, una defensa sólida y una efectividad digna de los equipos con mejor delantera del mundo, fueron suficientes en su día para centrarse en la búsqueda del título más importante del continente. La Champions League era la perla que faltaba en las vitrinas.

Se centró en la tan ansiada ‘Orejuda’ y perdió la vista en la competición local, quedando a 25 puntos del campeón, algo que no significó ninguna catástrofe. El gran esfuerzo de ese año en Europa, sin embargo, pasó factura. El equipo sufrió la temporada pasada en los 2 torneos, no levanta cabeza en Alemania, ha perdido 7 partidos en 12 jornadas y está coqueteando con el descenso. Recibió 19 goles y sólo marcó 15.

El equipo tiene un juego tan marcadamente directo que necesita un atacante rápido no sólo físicamente, sino también en lo mental, algo que Klopp ha corregido -y mejorado- con el extremo Aubameyang como hombre más adelantado.

Nuri Sahin y Kagawa volvieron al Signal-Iduna para reforzar un centro del campo mermado tras las bajas de Götze y Gündogan, pero ninguno de los 2 muestra el mismo nivel de antes. 

En el torneo de la Champions, el Dortmund no está tan mal. Ha ganado 4 de los 5 partidos disputados y está matemáticamente clasificado para octavos de final. Pero pese a su mal momento, nadie duda de Klopp. El técnico es la base de este equipo y su filosofía de juego ganador no se entendería sin su líder, un entrenador con un crédito prácticamente ilimitado.