La Copa de las Confederaciones pone a prueba a Rusia a un año del Mundial
Con dudas en el aspecto deportivo y las incertidumbres sobre la capacidad para organizar un gran torneo, la Copa de las Confederaciones, que comienza este sábado, pondrá a prueba a Rusia a solo un año de que el país albergue el Mundial.
Tras años de decepciones futbolísticas, las autoridades federativas nombraron como seleccionador a Stanislas Cherchesov, con el fin de renovar un equipo que no daba para más (eliminado en la pasada Eurocopa con un punto en tres partidos) y hacerlo competitivo para enfrentarse de tú a tú a sus rivales.
La Copa de las Confederaciones, torneo en el que Rusia se enfrentará en el grupo A a Portugal, México y Nueva Zelanda, con el que disputará el partido inaugural este sábado a las 15h00 GMT en San Petersburgo, será la primera prueba de fuego para la 'Sbornaya' (equipo nacional) de cara al Mundial.
En el grupo B están encuadradas Chile, Alemania, Australia y Camerún.
"Evidentemente, queremos hacerlo mejor de lo que lo hemos hecho estos últimos años", admitió el viernes Cherchesov, que se marcó como objetivo mínimo "pasar la fase de grupos".
'Amenazados' por Putin
De la selección rusa estará pendiente todo el país, incluido el presidente Vladimir Putin, que esta semana dijo por televisión que espera que el equipo "esté a la altura".
"El presidente ha hablado del equipo nacional en este evento tan importante y eso no nos deja indiferentes", respondió Cherchesov.
"Dijo que hemos progresado y eso quiere decir que sigue a la selección... pero si es posible hablemos de fútbol", añadió el técnico ante la prensa visiblemente contrariado.
Pero el éxito deportivo no es la primera preocupación de un país que se enfrenta a numerosos desafíos en este torneo en vistas a lo que será el Mundial del próximo año.
"Rusia está completamente preparada. Las infraestructuras, los estadios, los hoteles y los transportes están listos. Y hemos tomado todas las medidas necesarias para garantizar la seguridad", insistió el viernes el viceprimer ministro ruso y responsable de Deportes, Vitali Mutko.
La cuestión de la violencia de los hooligans rusos, que protagonizaron violentos enfrentamientos con los hinchas ingleses en Marsella en la Eurocopa de hace un año, no debería ser relevante durante la Confederaciones, habida cuenta del escaso número de seguidores extranjeros que se desplazarán para ver en directo este torneo.
'Lista negra' de hinchas
No obstante, los responsables rusos aseguran tomarse el asunto en serio, con la aprobación de diferentes leyes que endurecen las medidas de seguridad, sobre todo con la introducción de una lista de hinchas locales y extranjeros que no podrán acceder a los estadios.
Y a medida que se ha acercado la fecha del torneo se han incrementado las medidas de seguridad para evitar atentados, otra de las preocupaciones de la organización.
Para acceder al metro de Moscú, por ejemplo, los usuarios deben pasar por arcos detectores de metales y hay una fuerte presencia del ejército y de agentes de seguridad privada. Lo mismo ocurre para acceder a lugares de gran afluencia, como los centros comerciales, en los que se controla incluso los bajos y maleteros de los coches que acceden al parquin.
En lo que respecta a las infraestructuras y pese a que Mutko dice que todos los estadios están "acabados", las máquinas continúan trabajando en el recinto de San Petersburgo, escenario del partido inaugural, que permitirá evaluar un campo con capacidad para 68.000 espectadores y que ha tardado una década en construirse y cuyo presupuesto se disparó a más de 650 millones de euros.
Los otros tres escenarios de esta copa (Kazán, Sochi y el Otkrytie de Moscú) no han tenido estos problemas.
Escaparate ante el mundo
Miles de voluntarios desplegados, señalización en inglés en los transportes y las calles... las cuatro sedes de la Confederaciones se han puesto en modo 'Mundial' para demostrarle al mundo que Rusia está capacitada para organizar un gran acontecimiento deportivo.
Todo con el fin de atraer a millones de aficionados el próximo año, que pueden ser reticentes a viajar por las difíciles relaciones entre Moscú y Occidente por la crisis ucraniana y la guerra de Siria.
De momento, para la Confederaciones, la FIFA admitió el viernes que se han vendido hasta el momento el 65% de las entradas, pero se confía en que los rusos adquieran el resto de boletos con el torneo comenzado.
En lo puramente futbolístico, la gran estrella del torneo Cristiano Ronaldo tratará de completar un año de ensueño liderando a Portugal al título, para el que la selección lusa es la máxima favorita.
Habrá que ver si una rejuvenecida Alemania, sin sus estrellas de hoy pero con algunas de las que pueden ser del mañana, podrá acabar con el sueño de los lusos.
Sin olvidar a las dos selecciones latinas, Chile y México, que persiguen en Rusia su primer gran título internacional de su historia. (D)