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Ecuador, 22 de Enero de 2025
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El Telégrafo

La victoria 3-2 no les sirvió a los alemanes. 5-3 fue el marcador global

El Barça puso el toque y el Bayern el orgullo

‘Pep’ Guardiola consuela al capitán Philipp Lahm después de la eliminación en el Allianz Arena. Foto: AFP
‘Pep’ Guardiola consuela al capitán Philipp Lahm después de la eliminación en el Allianz Arena. Foto: AFP
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El FC Barcelona jugará su cuarta final de Champions en los últimos 10 años después de congelar el infierno de Múnich en una primorosa primera mitad en la que entre el arquero Ter Stegen y el tridente mágico formado por Messi, Suárez y Neymar (MSN) convirtieron la misión imposible del Bayern en eso: una misión irrealizable.

Vestido de amarillo, el equipo catalán sigue sin ganarle al Bayern en Múnich, pero nunca más que ayer esa victoria se contemplaba secundaria en el objetivo definitivo de alcanzar la final de Berlín.

Y si en la ida disputada en el Camp Nou dio un paso de gigante, en la vuelta lo certificó con una prestancia que no dejó lugar a la duda en la primera mitad, por mucho que en la segunda el Bayern le demostró al mundo entero qué es caer sin entregar nunca el orgullo.

‘Pep’ Guardiola avisó en la previa  que el Barça se había convertido en el mejor equipo del mundo al contragolpe. Y el MSN se encargó de darle toda la razón. Los dos goles que anotó Neymar en los minutos 15 y 29 nacieron de contrataques letales, comenzados en ‘Leo’, asistidos por Suárez y sentenciados por un Neymar que ya se convirtió en el tercer mejor realizador brasileño de la historia en una temporada con el Barça, superando con sus 37 goles a Rivaldo y quedando solo por detrás de aquellos ‘monstruos’ llamados Ronaldo (47) y Romario (44).

Medhi Benatia (7’), Robert Lewandowski (59’) y Thomas Müller (74’) descontaron en el marcador para los alemanes.

Un dato más que explica la razón por la cual el equipo de Luis Enrique cabalga hacia la gloria en este fin de curso excepcional. En Europa perdió el segundo partido del curso (3-1 en París) y a partir de ahí se acostumbró a ganar, solventando con una contundencia fuera de norma, tanto los octavos ante el Manchester City como los cuartos frente al PSG, para vengar en las semifinales la afrenta de hace dos años ante un Bayern que nunca tuvo opción a aspirar al milagro.  

En realidad el equipo de Guardiola soñó con conseguirlo un cuarto de hora. El primero del partido. Después de un rechazo de Neuer al disparo cruzado de Rakitic, a la salida de un córner se despistó de mala manera la zaga catalana para permitir el remate franco de Benatia. Se cumplían 7 minutos y se ‘incendió’ el Allianz Arena con su equipo. Pero no contaban con que a Messi le bastaría con un toque de genio para enfriar los ánimos.

‘Leo’ vio la escapada de Suárez, le regaló el balón y el uruguayo, sin egoísmo, se lo regaló a la entrada supersónica de Neymar, que igualó el partido y poco menos que mató la eliminatoria al cuarto de hora, para dejarla sentenciada al cabo de 14 minutos, cuando el argentino peinó un balón con destreza para que otra vez Suárez le regalase el 1-2 a ‘Ney’.

A partir de ahí hubo fútbol, y del bueno. El Barça puso el toque y el Bayern el orgullo. Un orgullo que evitó que el equipo de Luis Enrique enlazara su décima victoria consecutiva en el torneo para igualar la marca que el equipo bávaro, a las órdenes de Heynckes, consiguió hace 2 temporadas y que le mantienen en lo alto junto al Real Madrid. Pero eso era una cuestión secundaria en la noche bávara.

Los de Guardiola demostraron que el fútbol alemán tiene un plus en su ADN que le hace especial. Se puede perder, pero nunca se bajan los brazos. Goleando o siendo goleado (como ocurrió hace un año ante el Real Madrid) el Bayern deja hasta la última gota de sudor en el terreno de juego. Y se lo demostró a un Barça que en la segunda mitad rebajó el nivel de su propia exigencia. (I)

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