Cubanos vivieron una fiesta en el histórico partido del Cosmos
La fiesta en las graderías comenzó dos horas antes de que el árbitro Yadel Martínez pitara el inicio del histórico partido amistoso que el Cosmos de Nueva York ganó 4-1 a la selección cubana este martes, con el rey Pelé como invitado estelar.
No fue un partido tradicional, pues todos quedaron felices al término de los 90 minutos, incluso los jugadores e hinchas del equipo perdedor, pues a nadie le importaba el resultado, porque en la cancha no había puntos en juego, sino algo más valioso: la naciente amistad entre Estados Unidos y Cuba, tras medio siglo de hostilidad.
"A nosotros los cubanos nos cuesta tanto trabajo ver alguna figura de renombre cerca de nosotros, entonces eventos como éste no se pueden dejar pasar", dijo a la AFP Manuel Díaz, quien lucía una camiseta con la bandera estadounidense, y un pañuelo con el mismo emblema en su cabeza, y tocó ruidosamente una vuvuzela durante todo el partido disputado en el Estadio Pedro Marrero de La Habana.
Varios espectadores ondeaban banderas estadounidenses, algo que no se veía en Cuba desde la revolución de 1959, suceso que convirtió a estos dos países separados por 150 km de mar en adversarios de la Guerra Fría.
Al encuentro asistieron unos 20.000 espectadores, que no se amilanaron por la persistente llovizna que cayó durante todo el día sobre La Habana, lo que provocó que el encuentro se jugara bajo una temperatura inusualmente baja para esta época del año: apenas 23 grados Celsius.
Coro cubano cantó el himno de EE.UU.
Un momento particularmente emotivo se vivió antes del partido, cuando el Coro de la Academia Nacional de Canto de Cuba entonó los himnos nacionales de ambos países: primero "La Bayamesa", de Cuba, y luego "Star-spangled Banner" (la bandera estrellada), de Estados Unidos.
Una ovación recibió a Pelé cuando apareció en el balcón del edificio de la administración del Estadio, desde donde siguió el juego del equipo en el que terminó su carrera futbolística en los años 70, tras haber ganado tres Copas del Mundo, un récord que nadie más posee.
También fue recibido con una ovación el estelar del Cosmos, el galáctico Raúl, goleador histórico del Real Madrid, quien fue vitoreado indistintamente por los aficionados cubanos del equipo merengue y por los del Barcelona.
Era difícil distinguir qué colores dominaban en la gradería, pues aunque muchos aficionados cubanos lucían la camiseta blanca del Real Madrid, también había otros con camisetas azulgrana del Barcelona, así como con albicelestes de la selección argentina y rojas del seleccionado español.
En una isla donde el béisbol ha sido el deporte más popular, el fútbol ha ido ganando adeptos principalmente entre los más jóvenes. A falta de una liga local competitiva, muchos cubanos siguen el torneo español, así como la Champions League de Europa.
"De chiquito practico fútbol, hoy es una gran alegría que haya podido venir el equipo del Cosmos para jugar aquí contra nosotros. Estos topes nos vienen bien para mejorar la técnica", dijo a la AFP Leonel Hernández, quien ondeaba una bandera norteamericana y otra cubana en el mismo palo, y vestía la camiseta roja del Bayern de Múnich.
Guerrillera FARC: "quisimos ser partícipes"
El Cosmos fue el primer equipo de fútbol estadounidense que jugó en Cuba en casi cuatro décadas, desde que el Chicago Sting disputó un amistoso en La Habana en 1978, aunque los seleccionados de ambos países se volvieron a enfrentar en 2008 por las eliminatorias para el Mundial de Sudáfrica-2010.
En las graderías del estadio había también una docena de guerrilleros colombianos de las FARC, que participan en las negociaciones de paz que se desarrollan en La Habana desde noviembre de 2012.
"Nosotros vinimos porque esto es un evento histórico, que desde 1978 no se había dado, entonces nosotros queremos ser partícipes de este evento", dijo a la AFP la guerrillera holandesa Tanja Nijmeijer.
El Cosmos sentenció el partido en el primer tiempo, con los goles del zimbabuense Lucky Mkosana (minuto 8 y 41), del uruguayo Sebastián Guenzatti y de Hagop Chirishian (35). Pero eso no le quitó el ánimo a los espectadores.
El cuadro cubano mejoró considerablemente en el segundo tiempo, con un gol de Andy Baquero (50), pero no tuvo fortuna para culminar sus otras ofensivas con el balón en la red del visitante.
Cuando el árbitro Martínez pitó el final del encuentro, los jugadores de ambos equipos se abrazaron, conscientes de que habían hecho historia, sin importar quién había ganado. (I)