Brasil no pasó sustos y se verá con México
Brasil no entiende de sorpresas y, con un gol de Paulinho y otro de Thiago Silva, derrotó a Serbia para solventar como líder del grupo E su pase a los octavos de final, donde le aguarda México, en Samara, el próximo lunes.
Puede que Neymar no haya encontrado aún la chispa que necesita para ser determinante y que Tite tenga problemas con las lesiones de sus laterales -hoy se añadió Marcelo-, pero por el momento es el conjunto más sólido.
El único “grande” que sabe a lo que juega, que cuenta con suficiente magia para decantar el resultado de su lado, pero también con el equilibrio que le da Casemiro en el centro del campo y la solidez defensiva que echó en falta en otras épocas.
Espoleada por la eliminación de Alemania, su “bestia negra” cuatro años antes, pero con la precaución que impone un mundial que no sabe de jerarquías, Brasil supo salir en el Spartak Stadium del laberinto serbio para encontrar el resquicio por el que eludir el campo de minas que dispuso Mladen Krstajic.
Con pierna fuerte -a veces demasiado- y tres líneas muy juntas a 20 metros de su portero. Con Philippe Coutinho ahogado entre centrocampistas y Neymar encerrado en una banda, Serbia tuvo la sensación de controlar el partido durante gran parte de la primera mitad, sobre todo a raíz de que Gabriel Jesús fallase el primer mano a mano con Vladimir Stojkovic, a los cuatro minutos y Marcelo tuviese que retirarse lesionado poco después.
En su lugar entró Filipe Luis, pero aún no se sabe el alcance de la lesión de Marcelo y si estará disponible para el choque de octavos. Su rostro descompuesto por salir tan pronto hacía pensar que sería algo de gravedad.
En primera instancia se conoció que sería un espasmo en la espalda, algo que le impidió retirarse con normalidad del campo de juego. Todo ocurrió durante una carrera para tratar de quitarle el balón al serbio Nikola Milenkovic.
El ataque serbio no creó tampoco problemas a Alisson, porque su juego aéreo murió entre los centrales brasileños y Casemiro barrió cualquier rechace, pero el equipo de Krstajic vivió más de media hora tranquilo. A la espera de su momento.
Su idea dependía de su capacidad para evitar el juego a la espalda de sus defensas, de evitar que cualquiera de los artistas brasileños levantase la cabeza. Y eso es casi imposible si está sobre el campo Neymar, que a los 29’ habilitó a Gabriel Jesús -de nuevo sin éxito en el último regate- o Coutinho, conocedor de la habilidad de Paulinho para irrumpir desde la segunda línea. La conexión barcelonista fue la solución. Coutinho intuyó la carrera de Paulinho y le puso un balón tras la defensa rival que solo tuvo que levantar ante la salida de Stojkovic (36’).
Serbia reaccionó tras el descanso con una mayor ambición y, aunque ofreció a Brasil la posibilidad de un contragolpe, desaprovechado por Neymar en el minuto 57, creó las primeras dudas en la zaga canarinha.
Un apurado despeje de Joao Miranda, hoy capitán, un mal rechace de Alisson a un centro de Antonio Rukavina, que no aprovechó Aleksandr Mitrovic y otro remate de cabeza del delantero del Fulham puso en apuros a la meta brasileña.
Fueron poco más de cinco minutos de zozobra, hasta que Neymar forzó un córner y su saque de esquina lo cabeceó sin oposición Thiago Silva, en el minuto 68.
Recuperó Brasil el mando con el gol, fue creando ocasiones, la mayoría desperdiciadas por Neymar y terminó convencida de que, mientras las demás favoritas dudan o, como Alemania, emprenden el camino de regreso, su paso por Moscú no va a ser anecdótico.
El volante del Barcelona, Paulinho, fue elegido como el mejor jugador del encuentro por la FIFA, por su tanto y su aporte en ataque y defensa para el pentacampeón.
Brasil se encamina así a tratar de ganar su sexto título, un reto que quedó incompleto en 2014. (I)